Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 1986: Kurt Russell (Jack Burton), Kim Cattrall (Gracie Law), Dennis Dun (Wang Chi), Victor Wong (Egg Shen), James Hong (David Lo Pan)
Director: John Carpenter, Guión: Gary Goldman, W.D. Richter & David Z. Weinstein
Trama: San Francisco. Jack Burton y Wang Chi son amigos desde hace tiempo, y ahora Jack ha decidido acompañarlo a recoger su novia – recién llegada de China – en el aeropuerto local. Pero al llegar descubren que la chica ha sido raptada y que se encuentra en posesión de David Lo Pan, el jefe mafioso local. Decididos a rescatarla, Burton y Chi aunarán fuerzas con la abogada liberal Gracie Law, una periodista, y varios amigos del joven chino. Pero al penetrar las instalaciones de Lo Pan, descubrirán que el mafioso no es mas que la reencarnación de un antiguo mago – sobre el cual pesa una maldición desde hace 2.000 años, y que le impide detener la decrepitud de su cuerpo -. Y la única manera de quebrar la maldición es sacrificando a una joven china de ojos verdes como los de un dragón, caracteristicas que cumple la novia de Chi. Es por ello que Burton, Chi y sus aliados deberán redoblar esfuerzos antes que Lo Pan ejecute a la chica y desate un infierno en el barrio chino, el cual puede terminar afectando el destino de toda la humanidad.
Seré sincero: creo que John Carpenter es un gran director de cine de terror pero, cuando se trata de cine de acción, crujo los dientes la mayoría de las veces. Ha acertado en grande – Asalto al Precinto 13, Escape de Nueva York – y la ha pifiado en grande – Ellos Viven, Fantasmas de Marte -. Era cuestión de ver de qué lado de la moneda caía Big Trouble in Little China; durante muchísimo tiempo la consideré una idiotez descerebrada, pero también es cierto que nunca la vi completa. Y ahora, 30 años después de su estreno, el veredicto sigue siendo el mismo… con el agregado de que me pareció tremendamente entretenida.
Explicar el por qué Rescate en el Barrio Chino resultó en un tremendo fracaso hace 3 décadas, implica entender cómo cambiaron los gustos de las masas a lo largo del tiempo. Hasta los años 80, el grueso de la cinematografía mundial estaba conformada por titulos norteamericanos y, en menor medida, europeos, la mayoría de los cuales estaban basados en novelas y/u obras de teatro pre-existentes. Se trataban de películas serias y, las que se consideraban experimentales o demasiado disparatadas, quedaban relegadas a la desprestigiada serie B y al cine independiente. Star Wars (1977) pateó el tablero de una manera totalmente inesperada – era cine serie B glorificado – y determinó un giro histórico de los acontecimientos. Hollywood comenzó a volverse efectista y pasatista, en donde las estoicas aventuras de Stewart Granger en Africa fueron reemplazadas por Indiana Jones y una horda de descarnados fantasmas digitales, y los desvencijados cohetes espaciales que vomitaban chispas en los años 50 dejaron su lugar a los Halcones Milenarios y a planetas volando en millones de pedazos. 10 años mas tarde sobrevendría Batman (1989), con lo cual el comic saldría del ghetto y terminaría por masificar algo que antes sólo estaba reservado a los nerds. Y cuando Internet se popularizó – una década mas tarde -, esa hambre por el disparate y la fantasía terminaría por eclosionar, al descubrir la gente que ahora podía acceder a filmografías tan vastas como desconocidas, algunas de las cuales tenían una nutrida cantidad de títulos fantásticos – fuera la china, la hongkonesa, la japonesa, la india, etc -. El tiempo ha nerdificado al público y lo ha hecho adicto a títulos y géneros que, en la época de nuestra infancia, eran considerados basura.
Pero en 1986 no existía Internet; y los filmes orientales de acción estaban reservados a los sórdidos circuitos Grindhouse. Es por ello que Rescate en el Barrio Chino es una extravaganza demasiado bizarra para los años 80, y ajena al público mayoritario de aquel entonces. Mientras que hoy conocemos los filmes de Jackie Chan y Stephen Chow,y nos hemos acostumbrado a las comedias recargadas de efectos especiales, 30 años atrás esta cinta les habrá parecido una estupidez acalambrante. Lo que hace Carpenter es simplemente recrear los delirios del Wu Xia chino – con magos inmortales, guerreros superpoderosos, intoxicantes coreografías con acrobacias, cables y espadas -, sumándole la sátira a los clichés del cine de acción norteamericano. Jack Burton es un burro bueno para nada, pero no deja de ser un voluntarioso mas enérgico que capaz, un tipo que se pone en la primera línea de fuego sin comprobar antes si su pistola tiene balas. Masticando latiguillos a lo John Wayne, yéndose a enfrentar (de manera totalmente inconsciente) un enemigo al cual no puede derrotar, y siempre al lado de su mejor amigo por una cuestión de honor. Es un torpe que desborda nobleza, y he allí el motivo por el cual nos despierta simpatía. Y si las cosas avanzan, es más por las habilidades de su compañero – el verdadero héroe, el joven chino que le debe una deuda de juego – que por su atropellado accionar para encararse el peligro él solito. En el fondo Rescate en el Barrio Chino no deja de ser una versión hipercafeinada de un serial de los años 40, en donde la gente pelea mucho, habla mucho, y pasan cosas todo el tiempo en pantalla, lo cual es suficientemente distractivo como para que uno no piense seriamente en el tremendo bolazo en que consiste la trama.
Como el filme no se toma en serio a sí mismo, puede darse el lujo de meter Deus Ex Machina a lo loco y contar con la complicidad del espectador para tolerarlos. La mecánica es simple: ir del punto A al B, pelearse mucho, hacer algunos chistes, e irse al punto C para repetir la rutina. Como es tanta la energía, uno nunca se aburre ni tampoco tiene tiempo para pensar en los agujeros de la historia. El elenco es de lujo – Russell, con su carisma a full (y disparando latiguillos de manera mucho mas efectiva que otros héroes carpenterianos como, por ejemplo, Roddy Piper); la siempre deliciosa Kim Cattrall; un hiperkinético Denis Dun y, por lejos el mejor de todos, James Hong, el cual se roba todas las escenas en las que participa – y resulta mas importante verlos trabajar en pantalla que de lo que trata la historia.
Quizás el final no es todo lo redondo que debiera – ¿pensado para resolver en una secuela? -, y a veces las cosas se ponen demasiado bobas; pero la energía y la diversión es tanta que uno se olvida (mayoritariamente) de los defectos de una trama tan delirante. Es por ello que Rescate en el Barrio Chino sólo se puede definir como una gozada, la cual sólo puede ser disfrutada por espectadores de nuestro tiempo.