Crítica: El Regreso de la Mosca (1959)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1959: Vincent Price (Francoise Delambre), David Frankham (Alan Hinds), Brett Halsey (Philippe Delambre), Danielle De Metz (Cecile Bonnard), John Sutton (Inspector Beauchamp), Dan Seymour (Max Berthold)

Director: Edward L. Bernds, Guión: Edward L. Bernds

Trama: En el funeral de su madre, el joven Philippe Delambre se entera de los terribles sucesos que rodearon a la muerte de su padre mientras experimentaba con la teletransportación. Pero Philippe, un científico con prestigio propio, está decidido a seguir adelante con dichas pruebas a pesar de la renuencia de su tío Francoise. Lo que no sabe el joven es que su ayudante, Alan Hinds, es un estafador que está decidido a robar sus investigaciones para venderlas al mejor postor. Philippe descubre a Hinds con las manos en la masa, pero éste lo deja inconsciente y lo encierra en la cabina del teletransportador; y, como un detalle sádico, lo encierra junto con una mosca, sabiendo de la fobia del joven hacia dichos insectos. Pero ahora Philippe se ha rematerializado en la forma de dos engendros: un hombre mitad mosca, y un insecto con cabeza humana. Y su tío Francois parece ser el único capaz de revertir el proceso antes que todo degenere en una nueva tragedia familiar.

El Regreso de la Mosca La Mosca (1958) es un formidable clásico de la década del 50, de visión obligada para todos los fans del terror y la ciencia ficción. Muchas de sus escenas aún resultan impresionantes, y el tono trágico del filme era notable. Era lógico que se impusiera una rápida secuela, en orden de seguir capitalizando el suceso del original. Acá todo es mucho más barato y la historia no deja de ser un reciclado, pero no por eso deja de ser un filme serie B efectivo. Y aunque carece del impacto del original, El Regreso de la Mosca es un entretenimiento válido.

En sí, el filme repite prácticamente los mismos pasos que La Mosca. Científico obsesionado con su experimento, algo que sale mal, un par de engendros que salen por el otro lado del teletransportador y que aterrorizan a medio mundo. Las razones que lo impulsan son diferentes, y eso es lo que diluye el shock dramático. En la original David Hedison era un tipo adorable al que le salían las cosas muy mal por accidente, y uno terminaba sufriendo por la suerte terrible que debía padecer el protagonista. Acá, en cambio, todo se reduce a dinero y fama. El hijo quiere patentes industriales, el ladrón de su socio quiere birlárselas para venderlas a las grandes corporaciones. Ni siquiera hay una historia romántica – en cierto sentido, es de agradecer que así suceda -. Hay una noviecita por ahí, cuya unica función es la de gritar como un marrano cuando aparece el protagonista con una cabeza de mosca de dos metros de altura.

Ni siquiera los engendros, en sí, son efectivos. Como el nuevo teletransportador tiene un defecto, los seres vivos que salen por el otro lado padecen gigantismo. Así es como llegamos a este Delambre 2.0 con una cabeza tamaño XXL; pero en vez de ser más impresionante, se ve ridícula, como un cabezudo de los carnavales montevideanos. Al menos la mosca con cabeza humana sigue siendo efectiva, con su gritito de “ayúdame, ayúdame” . Posiblemente lo mejor del filme pase por un experimento fallido con un hombre y un hamster, en donde el libreto se arriesga a hacer algo original. Aunque es fugaz, la escena en que el villano intenta aplastar con su pie al hamster que tiene manos humanas resulta impresionante.

El gran problema con El Regreso de la Mosca es la falta de originalidad. Si uno vió la primera película, sabe lo que va a pasar, cómo se va a ver el bicho, y hacia donde va el filme. Tampoco ayuda el happy ending que el libreto mete con calzador, como si se sintiera obligado a balancear el tono trágico del original. Todo esto diluye su efectividad y transforma al filme en un entretenimiento ok, eficiente aunque no memorable.

THE FLY

La saga de la Mosca se compone de: La Mosca de Cabeza Blanca (1958), El Regreso de la Mosca (1959) y La Maldición de la Mosca (1965). Años más tarde vendría la remake de David Cronenberg La Mosca (1986) y su secuela, La Mosca II (1989).