Crítica: La Noche de la Expiación (The Purge) (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2013: Ethan Hawke (James Sandin), Lena Headey (Mary Sandin), Max Burkholder (Charlie Sandin), Adelaide Kane (Zoey Sandin), Rhys Wakefield (jefe de los acosadores)

Director: James DeMonaco, Guión: James DeMonaco

Trama: Estados Unidos, año 2022. La sociedad norteamericana ha pasado por una crisis terminal, la cual ha sobrevivido a costa de implementar cambios radicales. Es por ello que el gobierno ha decretado el Día de la Purga, el cual comienza el 21 de marzo a las 19 hs y se extiende por el plazo de 12 horas. En ese interín todo tipo de actos violentos – robo, violación, asesinato – es permitido de manera impune; se suspenden los servicios policiales, sanitarios y de emergencia, y los ciudadanos son librados a 12 horas de caos y brutalidad para satisfacer sus deseos mas salvajes. James Sandin es un vendedor de sistemas de seguridad de alta tecnología – disponible para clases acomodadas y las cuales convierten a las mansiones de los ricos en fortalezas inexpugnables – y ha decidido enclaustrarse con su familia al inicio de la celebración; pero su hijo Charlie tiene una crisis de conciencia al ver a un vagabundo suplicando por su vida en las puertas de su casa, y decide anular las barreras para dejarlo entrar. El problema es que hay una turba de violentos que quiere linchar al vagabundo, y ahora le han puesto un ultimatum a los Sandin – entregar al pordiosero o someterse la incursión forzada a su domicilio, masacrando a todos los moradores -. Entre lo correcto y lo desesperado, Sandin decide proteger a su familia a toda costa… dando lugar a una noche larga y violenta en donde no todos los Sandin llegarán a ver la luz del alba.

no son los libretistas del filme sino una horda de sicópatas adolescentes que acosan a Ethan Hawke y su familia en esta olvidable escena de The Purge (2013) no son los libretistas del filme sino una horda de sicópatas adolescentes que acosan a Ethan Hawke y su familia en esta olvidable escena de The Purge (2013)

La Noche de la Expiacion (The Purge) Odio las utopías estúpidas. Esas en donde la moneda de uso común son días de vida, la sociedad se clasifica en convergentes, divergentes y detergentes, o tus chances de éxito en la vida están restringidas por tu ADN. No hay manera lógica de imaginar alguna evolución posible de la sociedad humana para llegar a un escenario tan arbitrario. Lo que nadie entiende es que, para que una idea idiota resulte creíble, hay que vender como los dioses la noción alternativa de “alegoría” y hacer que el público se la trague. Vale decir, esta sociedad futurista es una gansada pero, como es una “alegoría”, está construida así para demostrar un punto, un concepto, una idea. Es un ensayo de laboratorio en condiciones no realistas para probar, por absurdo, la validez de lo contrario a lo planteado en la situación inicial.

Son pocas las alegorías que han funcionado en el cine; y cuando han logrado su objetivo, es porque estaba detrás un tipo inspirado como el cineasta de turno – caso de Fahrenheit 451 o La Décima Victima -. Acá James DeMonaco no se acerca ni a las suelas de Truffaut – tampoco le interesa, porque no apunta a un análisis intelectual mínimo de la situación sino que es una excusa para mantener en movimiento una aventura recargada de violencia por 90 minutos – y se escuda en que la idea no es nueva – los espartanos de la antigua Grecia tenían un día de descontrol permitido para violentar a los esclavos, e incluso un concepto parecido fue explorado por Star Trek en el capítulo El Retorno de los Arcontes en 1967 -, pero se precisa una gran muñeca para que el concepto no se vuelva idiota. El tema es que, una vez que tiran la explicación en los cinco minutos iniciales del filme, no hay manera en que uno se lo saque de la cabeza y no deje de pensar que se trata de una premisa imbécil. Peor aún cuando los acontecimientos posteriores no sirven para redimirla.

El por qué una película estúpida como ésta se convirtió en la mas taquillera en el fin de semana de su estreno en los Estados Unidos, es algo que escapa a mi intelecto. El público norteamericano tiene esos momentos de chifladura inexplicable – en donde devoran lo que les parece mas llamativo de la cartelera, sea Pitch Perfect, las comedias de Tyler Perry o algunos bodrios sobreproducidos para adolescentes -, y terminan poniendo en el mapa una tirada de títulos intragables para sorpresa de propios y extraños. Nadie la vió, nadie la votó, todo el mundo la detestó… pero ahí está, encumbrado como imparable rey del box office.

La idea es ésta: hace tiempo la sociedad cayó en el caos y el Congreso decidió aprobar una velada especial anual – la Noche de la Purga – en donde todo está permitido por el lapso de 12 horas. Como la sociedad prácticamente carece de desempleo y los marcadores sociales son una maravilla, al parecer la idea es que la sociedad desate su ira reprimida, se sanitice mentalmente y, sobre todo, masacre a los menos aptos – desde enfermos hasta indigentes – para depurar su cuerpo social. Como se puede ver, es un concepto lobotomizado por donde se lo mire – si mato a la mujer de mi vecino, al otro día ¿podré almorzar tranquilamente con el resto de su familia como si nada hubiera pasado?; después de una noche de locura, ¿nadie clama venganza contra los perpetradores que han masacrado familias enteras?; y, lo peor de todo es… si pude matar, robar y violar con total impunidad, ¿cómo voy a volver a ser civilizado después de 12 horas de semejante descontrol? -, pero peor es la ejecución: hay un nene idiota que abre las puertas cuando no debe (para proteger un vagabundo que van a linchar, un detalle que terminará pagando demasiado caro su familia), una adolescente calentorra que aprovecha la Noche de la Purga para meter a su novio en su casa (el cual tiene la estúpida misión de querer matar a su suegro; en serio, ¿¿vos pensás que la minita que te querés transar se va a olvidar de que le mataste a su viejo, así como si nada??), y un pendex estirado que se cree el nuevo Heath Ledger y es menos amenazante que una cucaracha. Desde ya, todo termina en un juego mortal del gato y el ratón dentro de la casa, el cual es mucho mas breve que lo esperado, y, aunque tiene sus sorpresas, no deja de ser insatisfactorio. En especial viendo cómo la gente da demasiadas vueltas para masacrar a alguien (atarlo, maldecirlo, rezar antes… en vez de perforarle directamente el cerebro con una bala).

Hay que decirlo: Lena Headey y Ethan Hawke son soldados que van mas allá de su salario y llevan adelante esta gansada con una gran dosis de dignidad. Es gracias a ellos que el filme resulta mínimamente mirable. Pero no deja de ser una bobada sobreinflada, que carece de terror, la accion es demasiado lineal, y en donde las torpezas abundan en demasía. Un desperdicio de tiempo tanto para los actores como para el público que esperaba otra cosas o, al menos, algo más de substancia.