Crítica: La Profecía (The Prophecy) (1995)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1995: Christopher Walken (Gabriel), Elias Koteas (Thomas Dagget), Virginia Madsen (Katherine Henley), Eric Stoltz (Simon), Viggo Mortensen (Lucifer), Moriah Shining Dove Snyder (Mary), Adam Goldberg (Jerry), Amanda Plummer (Rachael)

Director: Gregory Widen, Guión: Gregory Widen

Trama: El policía y ex sacerdote Thomas Dagget recibe la misión de investigar un caso de homicidio. Pero el cuerpo de la víctima tiene particularidades completamente inusuales – es ciego de nacimiento, tiene la misma composición orgánica que un feto, y es hermafrodita -. Dagget encuentra en la escena del crimen un libro que él escribiera durante sus años de seminario y que trataba sobre la historia de los ángeles bíblicos. Las pistas lo llevan al pueblo de Chimney Rock, hacia donde aparentemente se dirige el homicida. Pero Dagget termina por descubrir que todo se trata de una guerra entre ángeles, quienes se encuentran en la Tierra en la búsqueda del alma oscura de un fallecido general demente de la Guerra de Corea, y la que planean utilizar para ganar la batalla en el cielo contra el mismo Dios.

La Profecia (The Prophecy) La Profecía (que no debe confundirse con The Omen de 1976, aquella con Damián y el Anticristo) es un título que pasó desapercibido en las taquillas en 1995 hasta que obtuvo un lento pero creciente suceso en su salida en video, lo que la catapultó al status de culto instantáneo. Es una de esas películas que salen de la nada, vienen con un tema completamente original y lo desarrollan de manera inteligente. Eso no quita de que La Profecía no sea una película perfecta – en sí, la trama no tiene mucha lógica -, pero el 90% del desarrollo resulta fascinante.

He aquí una idea brillante: explorar el aspecto mitológico de los ángeles. Usualmente en el cine los ángeles hacen las veces de hadas madrinas, aconsejando o protegiendo a las personas en los momentos más inesperados. Pero su rol en la Biblia es mucho más radical, haciendo las veces de ejército divino e imponiendo los castigos más brutales. La Profecía se encarga de explorar este último camino, y hay un trabajo de investigación literaria que le otorga cierta densidad a la vez que resulta fascinante. No es una película escrita en dos días, lo cual parece un standard en estos tiempos que corren. En sí, si uno atiende la investigación policial la historia es algo simple – los sospechosos dejan pistas por todos lados -, e incluso algunos detalles de la historia son bastante borrosos – ¿cómo es que los ángeles mueren de manera tan simple? -, pero lo sabroso es lo que figura en el medio.

Lo que nunca termina por quedar claro es el propósito de la segunda guerra en el cielo; si Gabriel quiere destronar a Dios, simplemente ganarse su favor o arrasar con la raza humana, ya que son los nuevos favoritos del creador. Tampoco el climax tiene mucho sentido, con la aparición imprevista de Lucifer como la caballería a último momento. Lo que es particularmente interesante es el desarrollo de la mitología, y la visión despectiva de Gabriel sobre la raza humana. En realidad Christopher Walken no hace nada demasiado nuevo – Gabriel se comporta como otro de esos mafiosos neoyorkinos que Walken suelen interpretar en los filmes de Abel Ferrara -, pero es carismático y fascinante. El desprecio por los “monos parlantes” (los hombres), el reclutamiento forzado de enfermos terminales y suicidas como sus secuaces, e incluso el humor negro sobre aspectos de la mitología – la escena con los niños probando su trompeta (como la de Jericó) es un alarde de genialidad – es notable. Pero uno imagina que hay aspectos de la historia que podrían haberse mejorado: como que los ángeles podrían matarse los unos a los otros con espadas celestiales (a la Highlander) en vez de simplemente arrancarse el corazón; una explicación más clara de por qué Gabriel busca al alma de ese coronel diabólico y canibal para vencer en su guerra en el cielo; e incluso un final más coherente. Eso no quita que los cinco minutos de pantalla de Viggo Mortensen como Lucifer sean buenos, pero no deja de ser un Deus Ex Machina a último momento, como un invento de poner un adversario a la altura de Gabriel para finiquitar de algún modo la historia.

La Profecía es un título más que interesante. Generaría dos secuelas oficiales más con Christopher Walken, y en el 2005 se rodarían dos capítulos más, todos directos a video. Para la trivia figuran Virginia Madsen y Elias Koteas, quien se reunirían en la recientemente revisada The Haunting in Connecticut.

THE PROPHECY

La saga original de La Profecía se compone de: The Prophecy (1995), The Prophecy II (1998) y The Prophecy 3: The Ascent (2000). Posteriormente se editarían en video dos títulos más, sin la participación de Christopher Walken: The Prophecy: Uprising (2005) y The Prophecy: Forsaken (2005)