Crítica: Predestinación (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorAustralia, 2014: Ethan Hawke (cantinero), Sarah Snook (John Doe), Noah Taylor (Mister Robertson), Tyler Coppin (Dr Heinlein)

Director: The Spierig Brothers, Guión: The Spierig Brothers, basados en el cuento All You Zombies de Robert Heinlein

Trama: Nueva York, 1970. Un muchacho entra a un bar y le pide un trago al cantinero. Al cabo de un rato – y después de mucha charla y varias copas -, el cantinero desafía al muchacho a que cuente la historia de su vida. Pero el joven se despacha con una historia extremadamente bizarra e increible, contándole de que nació mujer, que creció en un orfanato y que, durante su adultez, terminó enamorándose de un extraño, el cual la embarazó luego de una noche de pasión. Al dar a luz, los médicos descubrieron que la chica poseía los órganos de los dos sexos; y, como único medio de mantenerla con vida – debido a lo traumático del parto – debieron extirparle los organos femeninos, razón por la cual el cambio de sexo se volvió tan indispensable como obligatorio. Al terminar su relato, el cantinero sorprende al muchacho diciéndole que él es un agente del gobierno, el cual posee una máquina del tiempo, y que puede llevarlo al momento en que se enamoró del extraño y se embarazó, pudiendo vengarse y cambiar su vida. Creyéndolo un loco, el muchacho acepta la propuesta y viaja a su propio pasado… sólo para terminar descubriendo un suceso tan bizarro como aterrador, y el cual puede afectar el futuro de toda la humanidad.

Predestinacion (2014) A estas alturas uno debe aceptar que la cultura anglosajona nos ha invadido, con lo cual los terminos en inglés han comenzado a prosperar en el idioma castellano y cada vez son mas frecuentes. Ya es muy raro que se usen los títulos en español que le ponen a los filmes, ni que hablar de que nuestro idioma se asemeja a un chapurreo tipo espanglish. Ciertamente hay que reconocer que, dentro de lo corto y limitado que es el idioma inglés, su característica sobresaliente es que utiliza términos breves y concisos, algo así como un lenguaje caracterizado por abreviaturas.

Es por ello que, el mejor modo de calificar a Predestinación, sería el de una película “fuck your mind”: esos filmes en donde una historia comienza de manera standard, de pronto pega un sorpresivo – y retorcido – giro de tuerca, y el espectador queda patas para arriba intentando descifrar qué es lo que acaba de ver. No hablo de contenidos crípticos imposibles de entender, sino de saltos a otro nivel de comprensión – lo cual suele implicar una segunda visión de la película para poder entender el alcance -. La historia está plagada de filmes de este estilo, sea 2001, Odisea del Espacio, Pi, Sexto Sentido, La Fuente de la Vida o Primer, cintas en donde en determinados momentos uno desearía poner la pausa e irse al patio a tomar aire durante media hora, intentando elucubrar qué diantres es lo que acaba de pasar en la última escena, lo cual obliga a revisar – y replantear – todos los términos de la trama.

Predestinación viene de la mano de los hermanos Spierig, los mismos que hicieron una brillante reinterpretación de la mitología vampírica en Daybreakers, y la convirtieron en una trama de ciencia ficción. Acá tomaron la premisa de un cuento de Robert Heinlein – maestro de la ciencia ficción, autor de Starship Troopers, Extraño en una Tierra Extraña, y una tonelada de novelas y cuentos que hicieron historia en el género -, la diseccionaron, la redujeron a su matriz básica, y la expandieron a niveles inconmesurables aplicando el mismo esquema de lógica utilizado por Heinlein para cocinar su historia. El resultado es realmente formidable.

Mientras que el cuento de Heinlein trata sobre la identidad, las paradojas temporales y los viajes en el tiempo, los Spierig le han agregado un trasfondo futurista en donde el personaje principal es un agente del gobierno decidido a corregir (y evitar) desastres que han ocurrido a lo largo de la historia. La trama se inicia con Ethan Hawke intentando detener a un peligroso terrorista cuyas bombas han causado desastres a lo largo de los años en diferentes ciudades del planeta. Como pronto queda visto, el poder de la historia es mas fuerte que la tecnología, y cada intento de evitar una explosión / atrapar al culpable culmina en facaso. Es por ello que uno se sorprende cuando Hawke toma un camino alternativo, realmente diferente y mucho mas pasivo, al viajar a 1970 y ubicarse como cantinero en un oscuro bar de Nueva York. Allí entra un muchacho con el cual entabla una conversación casual, y las cosas se salen de madre cuando el joven le cuenta que nació como mujer hace veintipico de años (wtf!). Allí abandonamos el relato principal y nos centramos en la historia de Sarah Snook, abandonada en un orfanato, dotada de cualidades brillantes y poseedora de un secreto sorprendente: su cuerpo alberga los dos sexos y, cuando en una circunstancia increíble del destino, ella queda embarazada y da a luz, es necesario – para preservar su vida – cercenar sus partes femeninas y convertirla en un hombre. Ese es el único momento de la historia en donde uno frunce el ceño – ¿los doctores no se tomaron demasiados atributos sin consultar al paciente si quería hacer semejante cambio? -, pero lo que sigue es tan fascinante como perturbador. La hija que da a luz desaparece, Snook se vuelve hombre, e intenta enrolarse en una agencia de investigación del espacio en una versión retro futurista de los años 60. Y todo vuela por los aires cuando, después de un montón de desventuras, termina en ese bar, contándole esta triste historia a Hawke y éste prometiéndole que puede llevarla al pasado para corregir todas las injusticias que se han cometido con su vida.

(alerta spoilers). La esencia del cuento de Heinlein era que, básicamente, un viajero en el tiempo terminaba encontrándose con copias de sí mismo – debido a viajes anteriores y alteraciones cometidas en la historia -, con lo cual prácticamente todas las personas que conocía eran variaciones de él mismo (por eso el cuento se llamaba “todos ustedes son zombies”, ya que el protagonista clamaba que la únicas personas que existían sobre el planeta eran sus clones temporales, y el resto era gente que no entraba en lo que él consideraba humanidad). Cuando Predestinación comienza con sus vueltas y contramarchas, se mete en un bucle de ocurrencias WTF que dejan al espectador en off side. Todo lo que uno imaginaba – que Hawke se habia apiadado del relato del muchacho, y se habia apartado de su misión, prometiéndole un salto al pasado para resolver su situacion personal; que esto no sería mas que una venganza a través del tiempo – se da vuelta como una media, y terminamos topándonos con el origen de una persona inusual e increíble (el dichoso cuento del huevo y la gallina, siendo la chica la procreadora de sí misma, y un individuo formidable dotado de ambos sexos y una capacidad intelectual prodigiosa), la cual se sigue, se corrige y se persigue a sí misma a lo largo del tiempo. Y tal como pasaba con los intentos fracasados de Hawke para detener al terrorista, la moraleja está en que la historia no se puede cambiar, ya que siempre encuentra un camino para que los acontecimientos predestinados – de allí el titulo – vuelvan a ocurrir, de una manera u otra. En el fondo este ser increible es una rareza del destino, engendrada para servir de excusa a la invención de la maquina del tiempo y de la agencia gubernamental destinada a corregir crimenes pasados y futuros (a lo Timecop), y la expansión que los Spierig hacen sobre el texto de Heinlein es tan elegante como brillante (fin spoilers)

Predestinación es un filme brillante, inteligente pleno de lógicas y sorpresas. Quizás Christopher Nolan debería aprender un par de cosas de los hermanos Spierig, ya que ellos han escrito este texto con una implacable precisión matemática, y es una historia que carece de fisuras a la vez que revoluciona y sorprende. Recomendadísima y, desde ya, el nombre de estos hermanos (y de la talentosa Sarah Snook) figura en la lista de artistas cuya carrera hay que seguir de cerca.