Crítica: El Regreso del Dr. Phibes (Dr. Phibes Rises Again) (1972)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 1972: Vincent Price (Dr. Anton Phibes), Robert Quarry (Darius Biederbeck), Peter Jeffrey (Inspector Trout), Fiona Lewis (Diana Trobridge), Hugh Griffith (Harry Ambrose), John Cater (Sir Wayne Waverley)

Director: Robert Fuest, Guión: Robert Blees & Robert Fuest, Musica – John Gale

Trama: Una insólita conjunción de planetas sirve para revivir al Dr. Phibes. Han pasado tres años desde que fuera acosado por la policía, y ahora su mansión está en ruinas. Un preciado papiro egipcio, que contenía la ubicación secreta del Rio de la Vida – y cuyas aguas pueden revivir a su difunta esposa – ha desaparecido, y Phibes sospecha del Dr. Darius Biederbeck. Siguiendo la pista del cientifico, ambos llegan a Egipto. Los motivos de Biederbeck son secretos; en realidad él ha prolongado su vida durante 100 años gracias a una formula compuesta por aguas del Rio de la Vida, y ahora el elixir se le está agotando. Muy pronto se desatará una amarga disputa entre Biederbeck y Phibes por obtener el acceso a la cámara secreta donde se accede al Rio de la Vida.

El Regreso del Dr. Phibes El Abominable Dr. Phibes (1971) había sido un éxito de crítica, si bien la recepción del público fue bastante tibia, particularmente por errores publicitarios que no dejaron claro si el film era una comedia o una cinta de terror. Esto no desanimó a la AIP, en especial a James H. Nicholson para darle luz verde a una secuela. De la dupla directiva de la AIP (Nicholson y Samuel Z. Arkoff), Arkoff pensaba en los números y Nicholson en el arte. Pero la sociedad venía desgastándose y pronto Nicholson partiría del estudio para producir Legend of Hell House (1973). Nicholson fallecería dicho año y la AIP, sólo con Arkoff, comenzaría un lento declive que culminaría con el retiro de Arkoff y la venta del estudio a la Orion Pictures en 1979.

El Regreso del Dr. Phibes también marcó territorio dentro de la AIP por otras razones. Era el último film de Price para el estudio, y la estrella consideraba que la American International Pictures había hecho un manejo desastroso de su carrera. Mientras tanto la American International Pictures había contratado a Robert Quarry, un americano que comenzaba a brillar a partir de Conde Yorga (1970) – una particular comedia negra con un vampiro moderno y autorreferencial -, y quería ubicarlo como sucesor de Price. La relación entre Quarry y Price era muy buena hasta que el chisme se filtró a sólo una semana de iniciado el rodaje, y Price lo consideró una traición mayúscula. Entre bambalinas saltarían chispas entre los actores y esto terminaría por afectar a la producción. Además ahora la película estaba al mando creativo de Robert Fuest como director y guionista, y el cineasta comenzó a despacharse con ideas delirantes que terminaron podadas en medio de la filmación – por orden de los productores o recortes del presupuesto -. Eso explica que la historia a veces no se entienda, se haga referencia a hechos que el público no ha visto, e incluso algunas secuencias fueran reducidas en magnitud (como el final de la pirámide, que debía ser monumental y no un simple cuartito). Lo que se dice, una producción complicada.

Dr. Phibes Raises Again sigue siendo la misma mezcla extravagante de terror y comedia de la primera parte, sólo que con más delirio y menos coherencia. Tiene un grave problema de tiempos de exposición, que resultan demasiado notorios. En los cinco minutos iniciales vemos que Phibes revive (a pesar de haber reemplazado su sangre con liquido para embalsamar) debido a una conjunción astral, llama a Vulnavia (que ahora es una especie de espíritu materializado), y plantea toda la trama del subterráneo Rio de la Vida, donde las aguas podrán resucitar a su amada, amén de mencionar que ha construído allií una fortaleza bajo tierra (?) para proteger su acceso. Es un poco como que son demasiados datos tirados de los pelos en pocos segundos. Uno no tendría problemas en aceptar semejantes premisas alucinógenas si no fuera porque lo que sigue es tremendamente desparejo. Pareciera que el film acelera mucho y bien en partes, y en otras entra en coma. La culpa de esto la tiene la AIP, que arrancó paginas del guión (a lo Roger Corman), con lo cual el director Fuest tuvo que rellenar con largos soliloquios de Price, que a la larga terminan por aburrir.

La mayoría de los problemas de la película anterior regresan aquí. Phibes carece de un Némesis válido, y lo artificial de la trama hace que la guerra con Biederbeck resulte traída de los pelos. Uno no sabe si la disputa entre Price y Quarry motivaron que sus personajes estén separados durante tanto tiempo, ni tampoco existen muchas explicaciones sobre la relación anterior de sus caracteres (¿cómo Biederbeck logró la inmortalidad? ¿con ayuda de Phibes?). Si bien Robert Quarry estaba muy bien como el Conde Yorga, su interpretación de Biederbeck es algo blanda, y ni siquiera el papel logra definirlo como un villano, a lo sumo como un egoísta. Al menos el dúo de los policías Trout y Waverly mejoran su timing cómico, pero lo suyo no pasa de ser un par de cameos. Es muy poco el peso que tienen en la trama.

Lo cual no quita que haya algunos pasajes inspirados. Las muertes en el desierto – prensamiento de un hombre en su catre; otro individuo devorado por escorpiones; una trampa de salitre que derrite a quien la abra – son interesantes y hasta algo mejores que el primer film. En otras reina el absurdo, como el hombre atrapado en una botella de vidrio gigante. Pero los discursos de Phibes a su amada arruinan el timing del film; y para peor el guión plantea algunas situaciones que después abandona (como cuando la chica de Biederbeck encuentra el cadáver enterrado en su carpa), y dejan al público rascándose la cabeza.

Hay un cameo de Peter Cushing como curiosidad (hubiera sido una mejor elección para el personaje de Darius Biederbeck que Quarry); Hugh Griffith y Terry Thomas regresan del primer film pero en papeles diferentes. Pero aún con todo, Dr. Phibes Raises Again sigue siendo una película muy despareja, con cosas notables y otras terriblemente malas.

Posteriormente habría numerosos proyectos para revivir a Phibes (y culminar una supuesta trilogía), poniéndolo a luchar contra los nazis, recuperando a su esposa y dándole un significado aún más metafísico que el visto aquí (por ejemplo, que Vulnavia fuera una diosa griega). Pero la AIP estaba medio desarmada por la partida de Nicholson, e incluso cambiaría de género (se dedicaría al blaxpoitation), Price sólo aceptaba regresar si Robert Fuest dirigía… y el tiempo pasó, Price envejecíó y la oportunidad se desperdició. Uno no puede negar que las películas del Dr. Phibes abrieron un nuevo camino, pero no son ejemplos de filmes perfectos. A mi juicio están algo sobrevaloradas, y no son tan entretenidas como se presume. En todo caso, se trata de un par de rarezas históricas dentro del género.

EL DR PHIBES

La saga del Dr. Phibes se compone de: El Abominable Dr. Phibes (1971) y El Regreso del Dr. Phibes (1972)