Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 1961: Roger Creed (el Fantasma / Kit Walker), Paulette Goddard (Sra Harris), Lon Chaney Jr. (Jed), Reginald Denny (comisionado Mallory), Richard Kiel (Big Mike)
Director: Harold Daniels, Guión: John Carr, basado en el personaje creado por Lee Falk
Trama: El legendario guardíán de la jungla conocido como el Fantasma que Camina se ha topado con un hombre moribundo, al cual salva a último momento de ser devorado por un cocodrilo. El hombre se identifica como un agente del gobierno, el cual estuvo operando encubierto en la cercana plantación de la señora Harris, la cual emplea a ex-convictos bajo condiciones inhumanas. Aliándose con las autoridades, el Fantasma se infiltra en la plantación e inmediatamente se prepara para desmantelarla; pero la señora Harris – junto con su implacable capataz Jed – se han percatado de la presencia del héroe, y han decidido tenderle una brutal emboscada.
Ya hablamos del origen de El Fantasma en nuestras reseñas previas del filme de 1996 y de la miniserie del 2009. A pesar de su malla violeta, El Fantasma es y será siempre un aventurero de pura cepa, envuelto en las más peligrosas aventuras libradas en los trópicos contra los piratas más feroces. Todas las adaptaciones fílmicas se han limpiado el traste con dicho concepto, insistiendo en trasladar la acción a Nueva York de una manera o de otra. Al menos este piloto fallido para TV tiene el mérito de ser fiel al original y restringir la acción a la jungla como corresponde. Lamentablemente ésa es la única virtud que posee, ya que el valor “entretenimiento” brilla por su ausencia.
Este piloto forma parte de una tanda de pruebas generada con vistas a meter algún personaje de la King Features en la TV (Mandrake, p.ej., también tuvo su piloto). Ninguno de ellos funcionó, y no es difícil saber el por qué. Primero, el formato de media hora por capítulo es demasiado restringido para desarrollar alguna historia como la gente – salvo que hicieran capítulos dobles, como pasó con las series de 1966 Batman o El Avispón Verde, y en donde no se resentía la trama por las limitaciones del tiempo -. El otro punto es el presupuesto, que es paupérrimo. Acá todo, pero absolutamente todo, está filmado en exteriores. No han gastado un dólar ni en una tienda de campaña ni en cuatro paredes de cartón pintado. Esta gente vive al aire libre y, al lado de ellos, la casa del árbol que tenía Tarzan parecía un condominio.
Esto redunda en un tufo ultrabarato que despide todo el capítulo, en donde toda esta gente habla y corretea entre los árboles. Tampoco la historia es ultra excitante: el Fantasma detecta a unos explotadores, se infiltra sin disfraz, y termina por atraparlos sin demasiada investigación – la tarea de infiltración sólo sirve para que el protagonista se agarre a sopapos con Richard “Mandíbulas” Kiel y provea el único momento de acción de todo el capítulo -. Al menos el tipo elegido (un stunt fisicudo que se defiende bastante bien con los diálogos) da con la imagen que uno imagina del Fantasma, y figuran su caballo y su perro; pero la fidelidad estética no alcanza para sacudirse la sensación de que se trata de algo serie Z y que no es muy entretenido que digamos.
El Fantasma 1961 es relativamente interesante para los completistas, quienes querrán ver todas las adaptaciones que han existido del personaje. Por lo demás es un bodrio sin nada que lo redima, lento, aburrido y barato, y que carece de algo de chispa como para mostrar en pantalla algo medianamente entretenido.