Crítica: The Night That Panicked America (1975)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1975: Paul Shenar (Orson Welles), Granville Van Dusen (Carl Phillips), Tom Bosley (Norman Smith), Vic Morrow (Hank Muldoon), Cliff De Young (Stefan Grubowski), Michael Constantine (Jess Wingate), John Ritter (Walter Wingate)

Director: Joseph Sargent, Guión: Nicholas Meyer & Anthony Wilson

Recomendación del Editor

Trama: Es 30 de Octubre de 1938, y se trata de una fecha que hará historia. El Teatro Mercurio del Aire dirigido por Orson Welles – comienza a transmitir por radio una versión modernizada del clásico de la ciencia ficción “La Guerra de los Mundos” de H.G. Wells. Pero, al estar ubicada en la época actual (en vez de la Inglaterra victoriana que figuraba en el texto original), muchos oyentes – que han sintonizado tarde la onda de la CBS y no han escuchado el alerta inicial de que se trata de una obra de ficción – han confundido la transmisión con la de un noticiero real y creen que en esos precisos momentos una invasión alienígena está teniendo lugar en Nueva Jersey. La población entra en pánico y miles de personas comienzan un éxodo desesperado, intentando salir de las ciudades antes de que los marcianos las conviertan en zona arrasada. Historias de todo tipo convergerán en esa noche presa del caos y del nerviosismo, probando – por primera vez en la historia – el gigantesco poder de los medios de comunicación y convirtiendo a Orson Welles en una figura pública de estatura tan mítica como controversial.

    The Night That Panicked America Orson Welles: genio y figura. El tipo a los 22 años (!) fundó una prestigiosa compañía teatral – el Mercury Theatre, junto a John Houseman – y a los 23 aterrorizó a media Norteamérica, haciéndoles creer que los marcianos los estaban invadiendo. Nada mal para un tipo que, a los 26 años, filmó la mejor película de la historia del cine: Citizen Kane (1941).

Pero semejante genio era un enfant terrible y en la puesta en escena de La Guerra de los Mundos su personalidad se nota. Se encargó de supervisar la escritura de la adaptación de la novela de Wells – a cargo de Howard E. Koch – y de dar las directivas para darle mayor dramatismo. Tomó la idea de un falso noticiero en tiempo real pergeñado por Ronald Knox para la BBC en 1926 – en donde Knox informaba sobre una turba enfurecida tomando Londres – y le agregó el formato del noticiero The March of Time (en donde Welles estuvo trabajando un tiempo). Cambió la estructura de la narración, la trasladó a la época actual y a la geografía norteamericana, y le agregó un montón de efectos sonoros y escenas de profundo dramatismo. Y todo esto cayó como una bomba en la sociedad norteamericana, la cual estaba muy sensible sobre los sucesos que ocurrían en Europa en ese preciso momento – el ascenso del nazismo, las persecuciones raciales, las anexiones territoriales unilaterales, la sensación palpable de que la guerra era inevitable e inminente -. Cuando los estadounidenses escucharon la transmisión de Welles, no pensaron en marcianos sino en alemanes y salieron despavoridos… especialmente después de que Welles disparara – con lujo de detalles – cómo el ejército americano caia como moscas frente a una fuerza invasora masiva y dotada de un armamento vastamente superior a todo lo conocido hasta el momento.

The Night That Panicked America es una dramatización de lo ocurrido la noche del 30 de setiembre de 1938 (no es la primera vez que se recrea la mitica transmisión de Welles; ya se había rodado un telefilme en 1957, The Night America Trembled, con Edward Asner). En los hechos hubo menos corridas de lo esperado – el filme apunta que 6 millones de norteamericanos escucharon la emisión y al menos 1 millon se sintió aterrorizado… pero la realidad es que nadie hizo encuestas o sondeos a la mañana siguiente para intentar medir el alcance real del suceso sino que se tratan de meros estimados -, y fue mas lo que la prensa habló en base a testimonios aislados que que otra cosa. De todos modos La Guerra de los Mundos 1938 (que aquí la comentamos hace un tiempo en base a una deliciosa versión en video disponible en YouTube) dejó la sensación imborrable de que los medios podían influenciar a las masas de manera profunda y permanente, más en una época en donde los únicos medios de información eran los diarios y, sobre todo (en tiempo real) la radio. Así que el hoax de Welles era relativamente imbatible ya que nadie podía comprobar su falsedad y el resto de las emisoras estaban ajenas a lo que la CBS estaba transmitiendo (y el ruido que estaba haciendo).

El problema con The Night That Panicked America es que es mucho mas apasionante ver los pormenores de la puesta de Welles que el docudrama atachado, pleno de historias ridiculas que parecen sacadas de una película de cine catástrofe: parejitas distanciadas por la religión que deciden casarse en el filo del fin del mundo, una fiesta saturada de ricachones snobs que no le hacen caso al mayordomo (que les advierte que es una simple obra de teatro), o el marido egoista que, al momento de abandonar a su esposa e hijos, decide salvarlos de la masacre marciana y está dispuesto al sacrificio extremo si las cosas llegan a un extremo intolerable – un final exagerado pero que anticipa el climax de The Mist -. Pero son todas historias de relleno, que podrían haber sido podadas olímpicamente: cuando Orson Welles (un impresionante Paul Shenar en la mejor performance de su carrera) entra al estudio, soberbio, rebosante de inteligencia y confianza en sí mismo, y empieza orquestar el terror alienígena con papeles arrugados, discos de efectos, altavoces de latón y frascos desenroscados en el interior de un inodoro, te das cuenta del formidable poder de la imaginación y de lo excepcional que es la puesta en escena de Welles. El punto mas shockeante es al momento de que el cilindro marciano se abre, en donde el relator – un exaltado Carl Philips, quien habia estudiado cuidadosamente la transmisión radial de la explosión del dirigible Hinderburg en 1937 – se despacha con una tonelada de imágenes horribles mientras los extras del estudio gritan y corren – con un efecto realista implacable – y todo culmina con un abrupto y escalofriante silencio (que da a entender que el equipo de la CBS y el locutor han sido rostizados por los rayos calóricos marcianos). Es una escena que te eriza la piel aún cuando estás viendo cómo la estan haciendo un puñado de tipos con un par de pertrechos de cotillón.

Shenar devora la escena con gusto y copia los manerismos de Welles ala perfección – incluso parece gozar de los momentos mas estremecedores de la obra -. Lastima que el resto es drama de telenovela con algún que otro momento interesante como el final – en donde el relator dice que el verdadero terror está por comenzar… y uno escucha a Hitler arengando a las masas a través de la radio -. De todos modos vale la pena conseguirla, aún cuando sea un telefilme que nunca salió en DVD y del cual existen algunas copias bootleg en la web en calidad VHS. En todo caso la fuerza de la visión de Welles traspasa las limitaciones de calidad del telefilme, en donde los agregados son un mero adorno para contemplar el proceso de creación de un genio en su punto máximo de expresión.

LA GUERRA DE LOS MUNDOS DE H.G. WELLS

Algunas versiones de la obra de H. G. Wells La Guerra de los Mundos que comentamos aquí son: la versión radial de Orson Welles La Guerra de los Mundos (1938); la versión clásica La Guerra de los Mundos (1953), la versión de Steven Spielberg La Guerra de los Mundos (2005), la opera rock Jeff Wayne´s La Guerra de los Mundos (2006), y las versiones de la editora The Asylum: H.G. Wells La Guerra de los Mundos (2005) y La Guerra de los Mundos 2: La Próxima Ola (2008). La Guerra de los Mundos: Goliath (2012) es una secuela steampunk que tiene lugar 15 años después de la primera invasión marciana. La Gran Guerra Marciana (1913 – 1917) (2013) es un falso documental que ubica la invasión alienígena en las vísperas de la Primera Guerra Mundial.
The Night That Panicked America (1975) es un telefilme que recrea la transmisión (y las repercusiones) de la legendaria transmisión radial de Orson Welles de 1938.