Crítica: Mercenarias (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2014: Zoë Bell (Clay), Kristanna Loken (Kat), Vivica A. Fox (Raven), Nicole Bilderback (Mei-Lin), Cynthia Rothrock (Mona), Brigitte Nielsen (Ulrika)

Director: Christopher Douglas Olen Ray, Guión: Edward DeRuiter

Trama: Mientras cumplía una misión diplomática en una zona de guerra, la hija del presidente de los Estados unidos ha sido emboscada y ha caído en manos de terroristas liderados por una amazona conocida como Ulrika. Con 48 horas para cumplir con sus demandas – deponer al gobierno actual de un país asiático e instalar a Ulrika en el poder -, la agente especial de la CIA Mona decide armar un equipo de operativos “descartables” los cuales – para despistar – deberían ser mujeres… una de las debilidades de la despiadada Ulrika. Uniendo cuatro mercenarias – una ex Ranger; una francotiradora de altísima precisión; una experta en bombas caseras; y una especialista en combate y logística – y ubicándolas en el terreno de combate, el equipo deberá infiltrarse en la fortaleza de Ulrika para liberar a la hija del presidente y derrotar las fuerzas de la terrorista; pero grande será su sorpresa al descubrir que Ulrika se ha hecho con un par de cabezas atómicas, las cuales planea utilizar en caso de que los Estados Unidos tome represalias contra su persona. Y mientras las amenazas se multiplican, las mercenarias pronto se darán cuenta que los requerimientos de la misión van mas allá de lo estipulado por las autoridades, implicando que el éxito de la misma depende de su propio sacrificio personal.

Mercenarias (2014) No tengo muchas ganas de pegarle a Mercenariasel engendro creado por The Asylum como una suerte de versión femenina de The Expendables, y años antes de que los productores major de Hollywood logren materializar algo similar con grandes heroínas de acción -, simplemente porque me pareció divertida. Es un filme mediocre y plagado de huecos argumentales, pero hay algo fascinante en ver a un grupo de antiguas luminarias del cine participando de una aventura patética del estilo de The Asylum. Y aún cuando el libreto sea una bosta, el filme se da maña para tener sus momentos – sea lo que sea que signifique esto, lo que va desde escenas inspiradas hasta momentos temiblemente ridículos -.

En sí, es difícil tener un casting de heroínas de acción simplemente porque se trata de un género reciente: a excepción del cine serie B – con Cynthia Rothrock a la cabeza en algunas producciones olvidables de mitad de los años 80 -, y del cine asiático, la gran entrada del subgénero vendría en el 2000 con Los Angeles de Charlie y luego Tomb Raider, los cuales le deben mucho a la saga de Alien protagonizada por Sigourney Weaver (quien, en todo caso, es la gran abuela de todo el estofado). Y, por ser reciente, las estrellas que incursionaron en el mismo aún siguen siendo cotizadas. Es por ello que The Asylum decidió remotarse mas atrás, reclutando a la misma Rothrock, la monumental Brigitte Nielsen, la retorcida Vivica A. Fox, y algunas estrellitas menores a las que se le pasó la hora o están en ciernes, como es el caso de la stuntwoman Zoe Bell y la Terminatrix Kristanna Loken. El resultado final de semejante mezcla es dispar, pero sirve para matar el rato.

Si uno lo analiza en terminos fácticos, Mercenarias está a la misma altura de The Expendables: el guión es la misma porquería traída de los pelos y plagada de huecos de lógica, sólo que en el filme de Stallone los dólares abundan y aquí no. Por el contrario, tenemos 28 tomas hechas con el mismo Jeep negro (que es el único que debe tener la producción), y la historia tiene lugar en la capital de una ex república comunista… la cual se ve como un set abandonado de una película western, y donde no existen otros tipos que no sea la villana, sus esbirros y las mercenarias de turno. Todo esto es bastante patético – como si fuera un fan film rodado en un pueblo fantasma durante un fin de semana y hecho con dos mangos -, y la gracia que la salva de la quema es que las actrices elegidas le ponen suficiente garra como para salir del pozo. Mientras que la Rothrock es un engendro ridículo – con los pelos de todos los colores y la cara inmóvil por las cirugías -, el resto resulta bastante ameno: hay una japonesita que sabe hacer bombas con cualquier cosa que tenga a mano, está la Loken como una francotiradora tan sensual como letal; le sigue Zoe Bell, la cual ha aprendido a actuar desde su estridente performance en Grindhouse: A Prueba de Muerte, y es tremendamente efectiva cuando se va a los bifes con los esbirros de la villana; y está Vivica A. Fox (Vernita Green de Kill Bill), la que desentona en el grupo por ser muy vieja y estar pasada con las pastas y el botox. Ellas se enfrentan a la gigantesca Brigitte Nielsen, la que devora su papel con gran dignidad y se ve notable para la edad que tiene.

Lo que pasa en el medio es una bobada mayúscula: son siempre los mismos tres tipos que pelean con las mercenarias, las cuales arman un plan tremendamente bobo y evidente, como es robarle las armas a la Nielsen y entregárselas en la puerta de su casa para congraciarse con la enorme amazona. El único motivo por el cual funciona el plan es que la Nielsen es mas propensa a las almejas que a los cornalitos, y piensa que el cuarteto de sudorosas guerreras le hará pasar un fin de semana entretenido (!!). El resto es mucho blablablá, piña-patada-piña, y unos cuantos efectos especiales malos, pero al menos nada de lo que pasa en pantalla resulta demasiado indignante.

Si uno tuviera que definir a Mercenarias con alguna expresión, diría que es la versión femenina de una película de Chuck Norris, esos esperpentos en donde los decorados se movían si las puertas se cerraban de golpe, habia numerosos actores de relleno que aparecían una y otra vez en escena para recibir las patadas del protagonista, y abundaban las explosiones baratas en uan trama sin brillo. Tiene un sabor ochentoso que resulta agradable en la boca a pesar de sus enormes imperfecciones, lo cual me despierta un enorme sentimiento de piedad a la hora de darle una calificación adecuada.