Crítica: Matinee (1993)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1993: John Goodman (Lawrence Woolsey), Simon Fenton (Gene Loomis), Omri Katz (Stan), Cathy Moriarty (Ruth Corday / enfermera Carole), James Villemaire (Harvey Starkweather), Kellie Martin (Sherry), Lisa Jakub (Sandra), Robert Picardo (Howard), Dick Miller (Herb Denning), John Sayles (Bob),

Director: Joe Dante, Guión: Charlie Haas

Trama: La Florida, a principios de los años 60. El estrafalario empresario cinematográfico Lawrence Woolsey – conocido por los trucos publicitarios que utiliza para auspiciar sus filmes de ciencia ficción – se dirige a Key West, dispuesto a presentar personalmente su nueva película: Mant, el Hombre – Hormiga. Pero el estreno de la cinta coincide con el comienzo de la crisis de los misiles cubanos, y el clima en el pueblo es de pura paranoia, ya que se encuentran a escasos kilómetros de Cuba. Mientras tanto el chico Gene Loomis intenta alejar las preocupaciones por la suerte de su padre – que es uno de los militares involucrados en el bloqueo maritimo a la isla cubana -, y decide refugiarse en las matinees del cine local. Allí se topará con Woolsey y entablará una profunda amistad, la que terminará por cambiarle la vida.

Matinee Antes de que Joe Dante se convirtiera en una especie de paria cinematográfico – con varios fracasos de taquilla seguidos y relegado a ser comentarista de DVDs -, disponía de cierto margen para elegir proyectos y Matinee debe ser el más personal de todos ellos. Dante es reconocido por su pasión por la serie B de los años 50, y todas sus obras han transpirado ese amor de una manera o de otra. Y precisamente Matinee es la excusa perfecta para que Dante regrese a la época de su infancia y dispare un cálido homenaje hacia los idolos cinematográficos que han inspirado su carrera, como fue el caso del entrepreneur William Castle y que aquí aparece representado (en un personaje similar) por John Goodman.

Seamos sinceros. Si uno pone a la película bajo la lupa, verá que Matinee es un filme mediocre. La historia se encuentra partida al medio, con un 50 % dedicado al empresario cinematográfico chanta pero encantador que compone Goodman, y el otro 50 % corresponde a las vivencias de los chicos que viven en Key West. Y mientras que la mitad de Goodman es deliciosa, la trama de los adolescentes es demasiado dispar. Pareciera un puñado de viñetas inconexas, escritas sin demasiado cuidado por la continuidad. Aunque reniegue de su calidad como autor, debo reconocer que alguien como Stephen King hubiera escrito líneas y situaciones muchísimo mejores que las que quedaron en la película, y hubiera aportado el componente emocional que precisaba la trama (esto debería haber sido una especie de Cuenta Conmigo, sólo que con misiles nucleares y hombres hormigas). A fin de cuentas, ésta es la historia de un grupo de chicos cuya vida cambió después de conocer a Lawrence Woolsey y de vivir la crisis de los misiles cubanos de Octubre de 1962. Pero acá toda la trama de Gene Loomis se siente superficial, y los personajes terminan siendo de cartón pintado. Ni siquiera hay una explicación medianamente coherente de la aparición del matón adolescente en la trama; el personaje existe, simplemente porque la historia precisaba algún tipo de villano. Todos los chicos parecen una galería de estereotipos salidos de una vieja publicidad de Coca Cola, y carecen por completo de tridimensionalidad. También es cierto que el que contribuye en su desmedro es el propio Joe Dante, que hace todos los pasajes de la subtrama de Lawrence Woolsey sean demasiado extensos y fascinantes. Uno termina por contar los minutos hasta la próxima aparición de John Goodman en pantalla.

Y cuando lo hace, es fabuloso. Allí es cuando Matinee funciona como un filme hecho por nerds para nerds. Dante se despacha con dos millones de homenajes al cine serie B de los 50, comenzando por los trucos publicitarios de Goodman al mejor estilo de William Castle, vendiendo seguros de vida en los lobbys de los cines (por si la historia del filme te mataba del susto), metiendo aparatos de shock en las butacas (que darían descargas electricas a los espectadores en las secuencias más espeluznantes del filme), y usando impresionantes sistemas de sonido – que son los mismos trucos que utilizó Castle para las promociones de sus filmes como Macabro (1958) y El Aguijón de la Muerte (1959) -. Los homenajes prosiguen con el filme de turno Mant, el Hombre Hormiga, que toma cosas de Them!, Tarantula, La Mosca de Cabeza Blanca, y todo el género de monstruos gigantes atómicos que estaba de moda en los 50 (es comiquísimo ver al tipo con cabeza de hormiga hablando como si nada con su mujer,y quejándose por cosas rutinarias). El casting del ícono Kevin McCarthy – de La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos – como el general que quiere destruir al hombre hormiga; los cameos de Dick Miller (amigote de Joe Dante) y John Sayles (!!) como los miembros de una falsa liga de la decencia que combaten a Woolsey y en realidad lo ayudan a vender más entradas a través de la polémica. Y por supuesto el show unipersonal de John Goodman, quien transpira carisma por todos sus poros. A su vez Goodman no daría una performance tan brillante si no estuviera tan bien secundado por Cathy Moriarty, la que tiene algunas de las mejores líneas del libreto. Y si bien el desenlace es efectivo (y justifica la presencia de un personaje como el de Lawrence Woolsey), por otra parte no deja de tener sentido. ¿Por qué el pandillero se vuelve loco en el cine? ¿Por que el guión precisaba que se volviera loco?.

Matineé es recomendable para los fans de la ciencia ficción, para los nerds como nosotros que disfrutamos de los filmes de Joe Dante. El resto de la gente – que no se alimenta de estas películas – terminarán por prestarle atención a la historia de los chicos, que es fallida y va a los saltos. No deja de ser un delicioso homenaje a la ingenuidad de los años 50 pero, con un libreto más pulido y un director menos nerd, podría haber resultado en todo un clásico.

PD: en dato para la trivia aparece Naomi Watts en uno de sus primeros papeles, en un falso filme infantil que parodia a las tontas producciones Disney de la época y que aquí se llama (atenti al título) Mi Tio era un Carrito de Supermercado (!)