Crítica: Matilda (1996)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1996: Mara Wilson (Matilda Wormwood), Pam Ferris (Agatha Trunchbull), Embeth Davidtz (Jennifer Honey), Danny DeVito (Harry Wormwood), Rhea Perlman (Zinnia Wormwood)

Director: Danny DeVito, Guión: Nicholas Kazan & Robin Swicord, basado en la novela de Roald Dahl

Trama: Los Wormwood son corruptos y siniestros. Harry, el padre de familia, se dedica a estafar clientes en su negocio de autos usados; Zinnia es una vaga que se dedica a pasar tardes enteras en el bingo y descuida a sus hijos. Ambos han concebido a Matilda, su única hija, a la cual desprecian constantemente ya que la niña es inteligente y honesta y choca todo el tiempo con las corruptas prácticas de sus padres. Ahora Matilda ha entrado en edad escolar y sus padres han elegido la institución regida con mano de hierro por parte de Agatha Trunchbull, una tiránica directora que no duda en torturar a sus alumnos ante la menor desobediencia. Pero Matilda ha descubierto que posee poderes mentales y ha comenzado a combatir tanto a sus padres como a Trunchbull, buscando desesperadamente la paz y el amor… el cual parece haber encontrado en la tierna señorita Honey, su maestra de primer grado. ¿Podrá Matilda triunfar ante tanto odio y desgracia, o su vida será un penar constante, el cual terminará por sumirla en una depresión irremediable?.

Matilda se da cuenta que su padre es un estafador en esta escena de Matilda (1996) Matilda se da cuenta que su padre es un estafador en esta escena de Matilda (1996)

Matilda Matilda es lo mas parecido que existe a una versión infantil de Carrie. Padres abusivos, una escuela detestable, una criatura que crece rodeada de odio, y el súbito descubrimiento de poderes mentales, los cuales usará para castigar a quienes la hostigan. Lo que la salva de la masacre y del horror es que la protagonista es una optimista a prueba de balas, la cual cree mas en la travesura y el castigo moralizante que la venganza pura y dura.

La versión de Danny DeVito pierde algo de efectividad al trasladar el relato de Roald Dahl de Inglaterra a USA. Es conocida de sobra la rigidez de las escuelas británicas – las cuales no dudan en llegar al castigo físico con tal de disciplinar a los alumnos -, la cual ha sido tratada / parodiada en innumerables peliculas que van desde Melody hasta los filmes de Harry Potter. Para Dahl la meta era llevar la violencia al paroxismo, creando la escuela mas temible posible y poniendo a la heroína a combatir semejante injusticia mediante sus superpoderes recién adquiridos. Del mismo modo los dardos del autor van dirigidos a los padres abandónicos, mediocres, adictos a la cultura barata de la TV (y a la cual consideran la panacea para todo, incluso para la educación de sus hijos). Al crear un ambiente tan siniestro Dahl forja un melodrama de aquellos, cuya válvula de salida es el abundante humor negro que florece en las situaciones del libreto, pero el cual termina camuflando un dilema moral importante. Digo: cuando Matilda entiende el concepto de que los seres humanos injustos pueden ser castigados, se traspasa un límite moral fundamental (por mas que sus padres sean una basura). En el fondo Matilda es una obra tremendamente anarquista; de no ser porque la protagonista se maneja con una valores morales pristinos (y entiende de utilizar sus poderes con limites), bien podría caerse en un melodrama de tintes fascistas. ¿Y si Matilda fuera una chiflada y comenzara a liquidar a aquellos que le molestan?. ¿Qué impide que Matilda no respete a otras autoridades que pueda conocer, si ya comenzó desfenestrando a las primeras y principales figuras de respeto que son los padres y los maestros?. En ese sentido el guión se maneja con una enorme ingenuidad – “ella obtuvo lo que quería y, entonces, dejó de usar sus poderes para siempre” -, cuando bien podría caerse en un escenario similar al segundo capitulo de la película de La Dimensión Desconocida, en donde un nene todopoderoso había construído un escenario de pesadilla y mantenía encerrada a su familia mientras los torturaba todo el tiempo.

Pero, para ser un filme infantil, Matilda es demasiado oscuro. La directora de la escuela es sádica e intimidante. Matilda es, en varios momentos, forzada por su padre a ver o cometer cosas, lo cual es tan abusivo como chocante. Hay algo siniestro en el derecho a castigar (y odiar) a tus padres, y que éstos te desprecien de manera indiscriminada. Todo es tan cruel que la comedia física no termina de disfrazarlo. Digo: si el final feliz del filme es deshacerte de tus padres para que te adopte otra persona, ¿no se trata de una moraleja oscura?.

Aún con sus imperfecciones Matilda es un muy buen filme. Entretiene y provoca, ya sea por apoyo o rechazo. Lo que ocurre es que hay subtextos oscuros que escapan a la platea infantil, y que uno no termina por apoyar del todo. Eso le da personalidad pero también la vuelve polémica, y es algo que está en la ejecución y no en el original de Dahl. En todo caso es el cinismo impregnado en la visión de DeVito, el cual te deja un sabor amargo en la boca al momento de concluir la exhibición.