Crítica: Mañana, Cuando la Guerra Empiece (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorAustralia, 2010: Caitlin Stasey (Ellie Linton), Rachel Hurd-Wood (Corrie Mackenzie), Lincoln Lewis (Kevin Holmes), Deniz Akdeniz (Homer Yannos), Phoebe Tonkin (Fiona Maxwell), Chris Pang (Lee Takkam), Ashleigh Cummings (Robyn Mathers), Andrew Ryan (Chris Lang)

Director: Stuart Beattie, Guión: Stuart Beattie, basado en la novela homónima de John Marsden

Trama: Ellie Linton vive en el pueblo granjero de Wirrawee, Australia, y decide organizar una excursión de camping junto con sus amigos. El grupo termina pasando un fin de semana en las Grutas del Infierno, un paraje aislado y algo alejado del pueblo. Pero al regresar de la excursión descubren la desaparición de todos los adultos y el bloqueo de todos los medios de comunicación. No pasa mucho tiempo hasta que descubren que una fuerza extranjera ha invadido el país y mantiene de rehén a todos los adultos en el pueblo. Los chicos deciden regresar a las Grutas del Infierno pero, en el camino, se topan con fuerzas invasoras y deben improvisar para sobrevivir. Y ahora, en la tranquilidad del aislamiento, un sentimiento de furia ha comenzado a apoderarse de ellos, inclinándolos para organizarse y tomar revancha. Pero ¿qué podrá hacer un puñado de adolescentes pobremente armados contra un masivo ejército dotado de la más alta tecnología?

Mañana, Cuando La Guerra Empiece (2010) Mañana, Cuando la Guerra Empiece es la adaptación del primero de una larga serie de libros publicados por John Marsden a partir de 1993. La saga se convirtió en una favorita del público, e incluso la primera de las novelas (que ahora nos ocupa) fue elegida por el gobierno sueco como libro recomendado para incentivar la lectura en los adolescentes, amén de posicionarse puntera en las ventas en Australia durante mucho tiempo.

Si uno se atiene a los hechos, Mañana, Cuando la Guerra Empiece no deja de ser la versión australiana de Red Dawn. ¿Se acuerdan de aquella película de 1984, dirigida y escrita por John Millius, en donde Charlie Sheen era un pendex que veía desde la ventana de su colegio como llovían paracaidistas rusos sobre su pueblito y comenzaba una masiva invasión comunista a EE. UU.?. Mientras Millius se despachaba con un inflamado discurso patriótico y anti soviético – amén de reiterar sus obsesiones sobre la guerra como necesidad ritual para la madurez masculina -, acá el mismo concepto está desarrollado de una manera mucho más modesta y efectiva. Acá no hay patriotismo barato; simplemente son chicos comunes y corrientes, llenos de virtudes y defectos, que empiezan a descubrirse a sí mismos cuando la guerra les pega de cerca. El grupo es variado: está la ricachona inútil, la religiosa a rajatabla, el misterioso extranjero (Chris Pang, insertado con calzador para tener un estereotipo oriental “bueno” y así compensar la invasión de asíaticos malvados), la chica independiente, el vago bromista, el fumón, la buena amiga y el cobarde de turno. Por suerte el libreto está escrito como la gente, y sus perfiles se ven naturales y hasta agradables (aún en el peor de los casos). Primero los chicos escapan, luego se defienden y, por último, pasan a la iniciativa. La evolución de los personajes es fluida y sus actos heroicos terminan siendo creíbles y festejables.

Lo que resulta realmente raro es la premisa de invasión extranjera que adopta la novela de John Marsden, que estaba pasada de moda ya desde el arranque – la Guerra Fría terminó a mediados de los ochenta, y la novela data de 1993 -. El filme la mantiene mientras situa a la acción en la época actual, lo que la hace aún más anticuada. Digo, ¿cuántos enemigos formidables existen en el mundo y que tengan ejércitos capaces de dominar y ocupar a una potencia?. Los terroristas jamás podrían invadir un país (¿donde esconderían una fuerza armada tan masiva que, de pronto, surgiera y diera semejante golpe?), y el villano de moda luego del 11-S, Corea del Norte, es una nación enana que, a lo sumo, tiene algunas armas nucleares pero carece de la masividad militar de una Unión Soviética (por poner un ejemplo). Si usted ha profundizado en la Wikipedia verá que los norcoreanos, mientras que se encuentran extremadamente militarizados, por otra parte son un país con bolsones masivos de hambre y pobreza, y que carece de cualquier tipo de respaldo (aún de el de sus escasos amigos como la China Comunista). Acá el filme tira un par de ideas – como si esa fuerza asiática anónima perteneciera a un país multitudinario y hambriento, algo que también podría ir con el perfil de los chinos si tuvieran una masiva crisis de alimentos y carecieran de dinero en los bolsillos para comprar e importarlos, algo altamente improbable -, pero nunca termina de explicitar la naturaleza de la amenaza. En todo caso existen como fuerza hostil frente a la cual nuestros héroes terminan por transformarse.

Gracias a Dios aquí no hay una glorificación de la guerra (a lo John Millius, con adolescentes en pose, exhibiendo gigantescas armas y disparando frases pegadizas) pero estos chicos terminan por pelear por sus familiares y por su patria. Como el libreto y dirección están a cargo de Stuart Beattie (quien ha metido la mano en la trilogía de Piratas del Caribe, Australia, y 30 Días de Oscuridad, lo que le ha dado amplia experiencia en superproducciones), la acción se ve prolija, espectacular y hollywoodense. Masivas fuerzas aéreas persiguen a los chicos, y el ejército invasor se ve descomunal. Los muchachos escapan a bordo de lo que encuentran a mano, lo que da pie a un par de persecuciones formidables. Y como uno ha comprado de sobra a estos personajes, termina aplaudiendo el heroico climax. Y sí, ya hay agendada una segunda parte.

Mañana, Cuando la Guerra Comience es un excelente filme. ¿Cuándo uno ha visto una ficción australiana mediocre?. No se deje engañar por los desconocidos protagonistas; ésta es una gran aventura, con todos los ingredientes justos para pasar un gran momento. Y mire que yo no le recomiendo tonterías!.