Crítica: El Misil Perdido (The Lost Missile) (1958)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1958: Robert Loggia (Dr. David Loring), Ellen Parker (Joan Wood), Phillip Pine (Dr. Joe Freed), Larry Kerr (General Barr), Marilee Earle (Ella Freed)

Director: William Berke, Guión: John McPartland & Jerome Bixby

Trama: Finales de los años 50. Un objeto volador no identificado ha entrado en el espacio aéreo de Rusia y las fuerzas militares intentan abatirlo por todos los medios posibles. Pero el objeto es demasiado rápido – va a 4.000 millas por hora – y emite un campo radiactivo que devasta todo lo que encuentra a su paso. Ahora el objeto – identificado positivamente como un misil de origen desconocido – va en trayectoria directa hacia dos de las ciudades más pobladas de Norteamérica: Ottawa y Nueva York. El norteamericano David Loring cree haber dado con la solución para detener la amenaza: detonar una pequeña cabeza nuclear en las cercanías de la trayectoria del misil, utilizando un cohete experimental que él mismo ha diseñado. Pero el tiempo se acaba y, a menos que Loring tenga éxito con su misión, en menos de una hora Nueva York será arrasada hasta sus cimientos.

The Lost Missile Cómo me gusta desenterrar rarezas de los años 50 y 60. En general esas joyitas se encuentran sepultadas en el olvido, posiblemente porque nadie se ha calentado en renovar sus derechos de autor y han caído en el dominio público. Así es como surgen cosas como The Lost Missile, una película de 1958 que ha sido olímpicamente ignorada por la mayoría de la crítica y el público. Ciertamente The Lost Missile no es el Citizen Kane de la sci fi cincuentera pero sin dudas se merece una mirada.

Aquí figuran una parva de figuras que se encontraban en los albores de sus respectivas carreras. El protagonista es un jovencísimo Robert Loggia, siglos antes de quedar encasillado en papeles de gangster con buen corazón. También está Phillip Pine, uno de esos actores secundarios que han aparecido hasta en la sopa, con participaciones en series como Los Intocables, Mannix, Las Calles de San Francisco… y siguen los títulos. Y por último colabora en los libretos Jerome Bixby, décadas antes de escribir cosas tales como Viaje Fantástico y El Hombre de la Tierra.

Pero todo ese talento reunido no alcanza a convertir a The Lost Missile en una película siquiera potable. Acá los guionistas demuestran que han quedado impresionados con el clásico de culto Kronos estrenada el año anterior -, y se decidieron a montar su propia versión. El problema es que, si el presupuesto de Kronos les pareció paupérrimo, esperen a ver el miserable despliegue que hace esta remake clase Z.

La idea de fondo – tal como pasaba con Kronos – es buena. Hay un dispositivo alienígena que llega a la Tierra y comienza a orbitarla a velocidades impresionantes. A nadie le molestaría su presencia si no fuera por el pequeño detalle de que el aparato emite una onda de energía que arrasa todo a su paso (¿algún tipo de avanzada para una invasión alienígena?). Por suerte los efectos especiales son bastante buenos (bah, en su mayoría),y uno puede ver los destellos de energía que emite el misil desde kilómetros de distancia. Pasa por encima de un par de ciudades y las reduce a cenizas. Hasta allí, todo bien.

El gran problema del filme es todo el resto, que resulta aburrido y casi insufrible. Las actuaciones son espantosas (el cómo consiguió trabajo Robert Loggia luego de su espantosa performance en este filme es un completo misterio), los personajes hablan pavadas todo el tiempo, y todo el mundo parece ajeno a la apocalíptica amenaza que está a punto de derrumbarse encima de ellos en cuestión de minutos. Por ejemplo, Phillip Pine vive preocupado porque su esposa está a punto de dar a luz, y Robert Loggia se la pasa discutiendo con su novia porque ése era el día de su boda y ambos se han visto forzados a trabajar tiempo extra para detener al destructivo objeto volador. Con la excepción de una mísera escena que dura dos minutos, nadie se pregunta de dónde salió el misil o cual es su propósito.

Pero los problemas no terminan allí. El director decidió maquillar el mínimo presupuesto con el que contaba, despachándose con una sobredosis de stock footage que alcanza hasta el 80% del total del filme (!). Imaginen ver aviones despegando una y otra vez durante 10 minutos seguidos; lo mismo pasa con imágenes de ciudades desiertas, lanzamientos de cohetes, despliegues militares y todo lo que se le ocurra. Cuando uno está a punto de caer en coma aparecen los actores, los que recitan un par de pésimas lineas de diálogo, y vuelven a desaparecer por 15 minutos para dar lugar a otra avalancha de stock footage. Y así todo el tiempo.

The Lost Missile es una buena idea arruinada por una ejecución lamentable. No es que haga nada demasiado malo; simplemente aburre y carece de intriga. Nadie pregunta ni el origen ni el propósito de la amenaza, y los personajes parecen estar más preocupados con terminar esto de manera rápida y volver cuanto antes a su rutinaria vida. Y ése es un pensamiento que los espectadores de este filme terminamos por compartir.