Crítica: Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes (Lock, Stock and Two Smoking Barrels) (1998)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1998: Jason Flemyng (Tom), Dexter Fletcher (Soap), Nick Moran (Eddie), Jason Statham (Bacon), Steven Mackintosh (Winston), Nicholas Rowe (J), Nick Marcq (Charles), Charles Forbes (Willie), Vinnie Jones (Chris el grande), Lenny McLean (Barry el bautista), Peter McNicholl (Chris el pequeño), P.H. Moriarty (Harry “el Hacha” Lonsdale), Frank Harper (Dog)

Director y Guionista – Guy Ritchie, Musica – David A. Hughes, John Murphy

Trama: Tom, Soap, Eddie y Bacon son cuatro amigos y criminales de poca monta. Un día deciden arriesgarse en pos de ganar un buen dinero, recolectando 100.000 libras y dándoselas a Eddie – que posee un talento natural con las cartas – para que participe en un juego clandestino de poker organizado por Harry el Hacha. Pero la partida está trampeada, y Eddie no sólo pierde todo, sino que acepta un préstamo del mísmisimo Harry cuando se estaban jugando el todo por el todo. Ahora él y sus amigos disponen de una semana para conseguir 500.000 libras y pagar la deuda antes que el fiel ladero de Harry, Barry el bautista, se lance tras sus talones y comience a amputarles un dedo por cada día de demora. Y la única vía posible de escape es robarle el botín a una temible banda de ladrones, que planea darle un golpe a un traficante de marihuana.

Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes En general, siempre se dice que el cine de antes es mejor que el moderno. Las películas de los años 50 y 60 son superiores a la mayoría de producciones que vemos en el nuevo milenio, lo cual es cierto, ya que la inmensa mayoría de filmes actuales se centra en efectos especiales y escenas de acción antes que en un buen libreto.

Posiblemente por esto es que la producción fílmica británica sea tan valorada. Es indudable que no cuentan con los presupuestos millonarios de Hollywood, y esto los obliga a exprimirse el cerebro a la hora de armar una buena historia para filmar. Mientras Hollywood comienza a aburrir con su reciclado constante de ideas, en Gran Bretaña se esfuerzan por ser originales. Y en los últimos años, los ingleses se han hecho un nombre tanto en el género policial como en la comedia romántica, dando muestras ejemplares de buen cine. Uno puede suponer que esta nueva generación de películas británicas comenzó con la exitosa Cuatro Bodas y Un Funeral (1994), que comenzó a abrirles las puertas a producciones inglesas en todo el mundo, puertas que se habían cerrado por una saturación de filmes americanos. Tal como el film de Mike Newell, uno percibe que se han ido formando ciertos teams de actores que aparecen alternativamente en una u otra película; y de a poco han surgido varias estrellas y directores remarcables.

De este renacimiento del cine británico, un caso destacable es el de Guy Ritchie. Ritchie no posee una producción abundante, pero su filmografía cuenta con un par de títulos memorables, y Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes es su tarjeta de presentación en sociedad. Su marca se verá reflejada también en Snatch, Cerdos y Diamantes, y como influencia en el debut como director del productor habitual de los filmes de Ritchie, Matthew Vaughn, en la brillante Layer Cake.

Un análisis superficial de Lock, Stock and Two Smoking Barrels puede suponer que es un clon británico de Pulp Fiction. Es indudable que hay reminiscencias Tarantinescas en el film: la confusión de identidades, la comedia negra, los personajes pintorescos, algunas disegresiones temporales en la narración del relato. Pero mientras Tarantino utilizaba estos recursos para desarrollar un puñado de historias que iban de lo cómico a lo terrible y violento (como cuando Bruce Willis es atrapado por los depravados sexuales del video club), el tono de Ritchie es inconfundiblemente de comedia. La violencia es expuesta rara vez y, si debe hacerlo, aparece fuera de cuadro (las matanzas o torturas nunca se ven). Los diálogos son realmente filosos y bien escritos, y todos los personajes parecen operar con fuertes códigos éticos, que no son necesariamente los normales. Como el caso del matón que interpreta Vinnie Jones (debut en el cine), que amedrenta a los deudores de Harry el Hacha, y lleva a su hijo con él durante el trabajo, que es violento pero no tolera los insultos delante del niño. O del mismo Harry, que opera en un sex shop, puede matar a garrotazos a un matón con un consolador, y es un individuo refinado que se deleita con las armas antiguas (las dos escopetas clásicas a las que hace referencia el título).

Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes es realmente buen cine. Es difícil saber a dónde va el film, ya que hay sorpresas y muchas casualidades del destino que se interponen en el camino de los protagonistas. Si bien hay una abundancia enorme de personajes, se encuentran bien desarrollados en dos o tres trazos (que es lo que amerita las películas de “ensamble” tipo X Men). Increíblemente, los únicos que no están tan bien delineados son los cuatro caracteres principales. Ritchie intenta darle cierta profundidad a Eddie, por ejemplo, cuando choca con su padre (interpretado por un medido Sting), ya que Harry planea cobrarse con el bar de éste. Pero, al actuar los cuatro juntos para todos lados, resultan ciertamente anónimos.

Donde Ritchie se deleita es con las extravagancias de los personajes secundarios, desde el vendedor de drogas, al violento jefe de la banda de ladrones, e incluso el traficante negro de droga. Hay mucho humor en cómo los perfila. Pero no tiene el mismo filo que Snatch, donde Richie pule aún más la formula.

Los giros de la historia son imprevistos. Hay cierta alteración de la linealidad del relato – el episodio del traficante negro en el bar, los dos ladronzuelos que van tras las escopetas antiguas y que son rezagados en el relato para darle un clímax – que no siempre está bien integrado. Y sobre el final del film, quizás puede ser que Ritchie de demasiadas vueltas de tuerca y pierda algo de verosimilitud (al menos con la lógica interna que venía desarrollando el film) con tal de dar un par final de sorpresas. Pero no deja de ser altamente disfrutable. Si uno compara con otros clones de Pulp Fiction (como Dos Días en el Valle, por ejemplo), es claramente superior. Pero Ritchie recién podrá componer una formula que funcione perfectamente en su siguiente film, Snatch, Cerdos y Diamantes, que es un Lock, Stock y Two Smoking Barrels versión 2.0, superando los defectos del original.