Crítica: Leyenda (1985)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1985: Tom Cruise (Jack), Mia Sara (Princesa Lili), Tim Curry (señor de las tinieblas), David Bennent (Gump), Annaballe Lanyon (Oona), Billy Barty (Screwball), Cork Hubbert (Brown Tom)

Director: Ridley Scott, Guión: William Hjortsberg

Trama: El Señor de las Tinieblas desea dominar al mundo y, para ello, debe extinguir por completo la luz del Sol. La única manera de hacerlo es matando a la última pareja de unicornios que existe en el reino y cuyo poder mágico, contenido en su cuerno, es capaz de derrotar al maligno de una vez y para siempre. Mientras tanto la princesa Lili mantiene su romance con Jack, un cazador de los bosques y, en busca de aventuras, se acercan hasta el lugar secreto en donde moran los unicornios; pero los asesinos del maléfico han seguido el rastro de la pareja y ahora han logrado matar a una de las criaturas para quitarle su cuerno mágico. La oscuridad se cierne sobre el reino y Lili, arrepentida de su osadía, ha decidido proteger el unicornio restante a toda costa, pero la criatura y ella resultan atrapados y son llevados frente a la presencia del Señor de las Tinieblas. Y mientras el demonio ha quedado encandilado con la belleza de la chica, Jack y sus aliados del bosque deberán urdir un plan de urgencia para rescatar a la muchacha, el unicornio y detener al villano antes que concrete su plan… el cual se pondrá en marcha cuando destelle el último rayo de luz del atardecer.

un irreconocible Tim Curry luce genialmente demoníaco como el señor de las tinieblas enamorado de una virginal princesa, y el principal antagonista del filme de Ridley Scott Leyenda (1985) un irreconocible Tim Curry luce genialmente demoníaco como el señor de las tinieblas enamorado de una virginal princesa, y el principal antagonista del filme de Ridley Scott Leyenda (1985)

Leyenda (1985) Tengo que declararlo: el género de fantasía no me gusta. Como todo, hay excepciones – desde la saga de Harry Potter hasta la formidable Trilogía del Anillo de Peter Jackson – pero, saquen eso, y todo lo que queda me parece un bodrio insalvable. Los decorados fastuosos y los efectos especiales de turno no logran camuflar historias plagadas de redundancias, criaturas de aspecto horrendo – aquí todos los enanos parecen tener cáncer de piel! – y héroes insípidos disparando diálogos que parece una imitación de cuarta de Shakespeare. Gracias a Dios, cuando Peter Jackson tomó el género logró imbuir a los personajes tolkenianos con suficiente pathos como para hacerlos apasionantes, y lo ha hecho con una economía de recursos formidable. Bastan las primeras 5 o 10 líneas de diálogo como para saber cúal es su causa, su tragedia y el poder de su personalidad. Pero ese don de Jackson es mas la excepción que la regla, y en el caso de Leyenda, la cuestión queda patente. El filme de Ridley Scott se suma a una larguísima tanda de filmes de fantasía (manufacturados antes del milenio) que han sido incapaces de seducir al gran público; los ejemplos abundan como El Cristal Encantado, la dispar versión animada de Ralph Bakshi de El Señor de los Anillos, Willow o Laberinto (fuera de la discusión queda El Mago de Oz la cual el público digirió en gran forma gracias a su estupenda banda sonora -, pero todos sus intentos de secuela / remake han fracasado rotundamente, sea The Wiz, Return to Oz o las innumerables series (animadas o live action) que han intentado reflotar el universo creado por L. Frank Baum). Uno acepta guerreros y magos (en la onda arturiana) pero, cuando el ambiente se puebla de enanos. elfos y trolls – no pregunten por qué – la cosa no funciona. Quizás sea porque estéticamente son espantosos y eso asusta al público infantil consumidor de estas fantasías, o quizás sea porque en esos tiempos el público no estaba preparado para ver un cuento de hadas con tono adulto y muertes sangrientas – dejen de lado a Conan el Bárbaro porque lo suyo (la fantasía heroica) es un género recargado de testosterona y no deja de ser un reciclado del viejo peplum que el cine italiano nos legó en los años 50 y 60 (con toneladas de historias de Hércules y Maciste) aunque, claro, Robert E Howard imaginó todo eso veinte años antes -. En cierto sentido la fantasia tolkeniana de Peter Jackson funcionó porque la unió con el misticismo épico de los héroes de Howard; sus personajes no son tipos naifs portando armaduras y espadas sino aventureros quemados por el fragor de la batalla, el exilio y la lucha constante contra fuerzas maléficas que escapan a su dominio y comprensión. Algo parecido ocurrió con la ciencia ficción cinematográfica que, aunque tenía escasas (y enormes excepciones), era mayormente ñoña a principios de los años 70. Tuvieron que llegar 2001, Odisea del Espacio, El Planeta de los Simios y, sobre todo, La Guerra de las Galaxias para shockear al género, hacerlo madurar y convertirlo en un sabor apetecible para el público masivo.

Pero antes que Jackson llegara, la fantasía no dejaba de ser un género ñoño y poco atractivo, y eso es lo que pasa con Leyenda. Ok, el último tercio es fantástico gracias a que un irreconocible Tim Curry se roba la película como el demonio que quiere exterminar la luz del Sol y desea casarse con la ingenua princesa que ha raptado y llevado a sus aposentos (la secuencia en donde Mia Sara baila con el vestido hechizado – que mas tarde la posee – y que ocurre justo cuando Tinieblas sale del espejo, es tan magistral que debería figurar entre las escenas mas memorables del cine). Sume a eso unos decorados formidables (inundados de efectos y colorido, y que me hacen acordar a filmes de Akira Kurosawa o al sibaritismo visual de Zhang Yimou) y un enigmático elfo compuesto por David “el niño del tambor” Bennent, y uno verá que hay cosas muy potables en el filme… pero, por el otro lado, Mia Sara hace de una princesa no se de qué (no se ve el Rey ni el castillo, y mucho menos se sabe del reino) que se la pasa bobeando en el bosque), Tom Cruise (cejijunto como Manolito de Mafalda, y antes de que se operara el naso) es un palurdo sin carácter, y la horda de goblins asesinos / enanos aliados es tan molesta como un enema de agua helada. El problema no es la existencia de esos caracteres, sino que los mismos son una máquina de decir sandeces y redundancias (enigmas bobos, trampas que el hada le hace a Tom Cruise para que la bese, chistes de borrachos que hacen los enanos), individuos que viven en su propia burbuja y totalmente ajenos a la emergencia que, sin en pocas horas no hacen algo, la oscuridad cubrirá su mundo de una vez y para siempre.

Los detalles crueles abundan como el asesinato del unicornio, el robo de un enano para cocinarlo vivo, o la criatura monstruosa que vive en el pantano (Robert Picardo, otro sepultado bajo una tonelada de maquillaje) que prefiere seducir a sus victimas primero para devorarlas después. Si es un filme tan violento (y no es para chicos), es obvio que no hay lugar para infantilidades como el hada queriendo robar un beso de Jack y dilatando el rescate de la princesa mucho mas de lo sanamente permitido.

Leyenda es una curiosidad por los talentos involucrados. Hay mucho relleno y sólo un último acto que vale la pena en donde héroes y villanos pelean de manera épica; pero el grueso de los personajes es anodino, y se deshacen en preámbulos antes de ir a la acción. En todo caso es un filme fallido que contiene momentos de gran calidad, los cuales no alcanzan a redimir la morosidad de la historia en general.