Crítica: La Ultima Guerra (The Last War) (1961)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1961: Frankie Sakai (padre), Nobuko Otawa (esposa), Yuriko Hoshi (Seiko), Akira Takarada (Takano)

Director: Shûe Matsubayashi, Guión: Takeshi Kimura & Toshio Yasumi

Trama: Esta es la crónica de dos familias japonesas durante los tiempos álgidos de la Guerra Fria entre la Alianza y la Federación, dos bloques de superpotencias que se disputan el control del planeta. Pero las cosas se salen de control cuando la base ártica de la Alianza es atacada sin motivo aparente, lo cual dispara una serie de represalias por parte de ambos bandos. Ahora Japón ha quedado en la mira, ya que se encuentra en la primera línea de defensa de la Alianza… y será victima de la primera oleada de misiles atómicos, los cuales han partido desde la China continental y cuya llegada a suelo nipón es esperada en cuestión de minutos.

The Last War Esta es una curiosidad de la Toho, surgida en tiempos en donde el mundo podía irse al diablo en cualquier momento. En 1961 el alzamiento del muro de Berlin era un hecho, seguido del impresionante puente aéreo que debieron tender los norteamericanos para alimentar a los berlineses (y que, debido a tener que sobrevolar espacio aéreo de zonas soviéticas, equivalía a jugar con fosforos en medio de un depósito de dinamita), y aún faltaba un año para la crisis de los misiles cubanos de octubre de 1962… tiempos difíciles para vivir en el límite del infierno, como podía suponerse habitar en algún territorio cercano a alguna superpotencia a la que parecía inminente que le llovieran bombas atómicas de un momento a otro.

Si en los ochentas surgieron cositas fuertes – tipo El Dia Después o Threads – para darle cuiqui a Reagan y Andropov y obligarlos a pensar de que se les estaba yendo la mano, en los sesentas los japoneses sentaron el primer antecedente con este filme. Acá hay dos familias japoneses, amables y simpáticas, que son tomadas como ejemplo, corderos del sacrificio que implica la inútil guerra total termonuclear. Buen padre, esposa amable, hermosos chicos,… una parva de víctimas que serán derretidas hasta los huesos por las altisimas temperaturas generadas por las explosiones atómicas, y que harán que la platea se deshaga en lágrimas porque, en definitiva, ése es el fin de este tipo de películas sensacionalistas.

Como puede verse, aquí no hay héroes ni acción en primer plano – por ejemplo, no hay un político como protagonista que intenta resolver el entuerto entre las superpotencias -. Están las familias, y hay algunos vistazos del conflicto – charlas en la ONU, bombardeos en el Artico, algun misil activado por error que debe desarmarse mientras corre el tiempo de lanzamiento (como para darle algo de adrenalina al relato), y por último los enfrentamientos masivos entre fuerzas armadas seguidos del lanzamiento de cohetes intercontinentales -. El problema con The Last War es que toda la producción tiene un fuerte tufillo a kaiju eiga sin monstruo. Las maquetas de Eiji Tsuburaya van de lo improvisado a lo ok (se nota que los bombarderos B 52 penden de hilitos) y ese exceso de efectos especiales mediocres (que se perdonan en un kaiju eiga) terminan de atentar contra la seriedad del producto. Todo el efecto dramático se diluye por maquetas que se ven como juguetitos.

The Last War es una rareza que no consigue el efecto deseado. Se deja ver, no hace nada terrible en sus escasos 76 minutos de duración, pero carece del impacto dramático que debería. Lo que ocurre es que, quizás, tenemos demasiada cultura kaiju encima y nos pasamos todo el filme esperando que surja un tipo en traje de goma pateando maquetas en algún momento… momento que nunca termina de llegar.