Crítica: Jackboots on Whitehall (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 2010: Ewan McGregor (Chris), Rosamund Pike (Daisy), Richard E. Grant (vicario), Timothy Spall (Winston Churchill), Tom Wilkinson (Goebbels), Alan Cumming (Hitler), Dominic West (Fiske), Sanjeev Bhaskar (Rupee)

Director: Edward & Rory McHenry, Guión: Edward & Rory McHenry

Trama: La Segunda Guerra Mundial, en una versión alternativa de la historia. El ejército británico ha sido emboscado y masacrado en Dunquerke y los ingleses se preparan para la inminente invasión de la isla por parte de las fuerzas militares nazis. Pero la misma se lleva a cabo a través de una gigantesca red de túneles subterráneos, excavados bajo el Canal de la Mancha y que desembocan en la mitad de Londres. Así es como los ingleses se llevan la gran sorpresa cuando ven divisiones enteras de tanques Panzer surgiendo de las entrañas de la tierra en pleno Picadilly Circus. En medio de todo ese caos un grupo de guerrilleros británicos logra rescatar a Winston Churchill antes de ser ejecutado por las milicias alemanas. Y en vista del panorama de desastre reinante, Churchill ordena que las fuerzas remanentes se replieguen hasta la muralla de Adriano en Escocia – la legendaria última frontera del antiguo imperio romano y cuyo muro jamás pudo ser atravesado por ningún conquistador que haya pisado suelo británico -. En dicho lugar se erigirá el último bastión de la resistencia inglesa, quien aguarda con impaciencia la llegada del ejército nazi para librar la batalla decisiva por el control de Gran Bretaña.

Jackboots on Whitehall La historia alternativa es un género tan fascinante como minúsculo. En especial en el cine, en donde el elemento pasatista del medio atenta contra un género que demanda un esfuerzo intelectual. En la práctica los ingleses gustan mucho de cultivar el rubro, con ejemplos que van desde novelas alternativas como SS – GB de Len Deighton (con nazis ocupando Gran Bretaña) hasta filmes como Fatherland o La Invasión a Inglaterra. Ahora se suma a este último lote Jackboots on Whitehall (Botas en Whitehall!), una película de animación que pretende ser una sátira.

Hay que decir a favor de la película que hay un esfuerzo de producción importante. Aquí la técnica consiste en tomar muñecos comunes – tipo Barbie y Ken -, caracterizarlos y darle algunas partes móviles (cuando no, se le hacen efectos por computadora para el movimiento de los labios). La animación es muy buena pero el grado de detalle de las maquetas es asombroso, y hay momentos en que parecen personas y vehículos reales (la minuciosidad de los tanques Panzar es pasmosa, sin contar el grado de elaboración que poseen los escenarios). A esto se suma un gran despliegue de talentos vocales efectuado por un elenco de primeras figuras, que van desde Ewan McGregor hasta Tom Wilkinson y Rosamund Pike. Y si tiene buen oido para el inglés, podrá apreciar que la caracterización es tan notable que en muchos casos se hace dificil identificar al actor que presta su voz a determinado personaje.

Mientras que todo lo técnico es excepcional – imaginen una superproducción al estilo de Los Thunderbirds pero con mucho más presupuesto -, donde Jackboots on Whitehall se queda corto es en el aspecto más barato de todos, y es el de las ideas. Luego de ver el filme lo único que uno saca en limpio es que los productores – cuando eran chicos – debieron jugar con tanquecitos y fantasearon con que los nazis invadían Inglaterra y luego, cuando crecieron e hicieron fortuna, decidieron materializar su sueño con esta película. Por lo demás, las ideas brillan por su ausencia. Los intentos de satirizar algo van de lo torpe a lo aburrido – por ejemplo, que Churchill es un derrotista más interesado en tramitar su jubilación que en formar la resistencia, o que Hitler se viste de tutú y Goebbels es una especie de zombie autista babeante -, y los diálogos carecen de gracia. Incluso como historia épica deja que desear – el último acto es un robo flagrante del climax de El Señor de los Anillos: Las Dos Torres, con los nazis montando arietes (!!!) para derribar las murallas de Adriano a mano (como si fuera el ejército de invasores orcos), aún cuando los tipos tienen morteros, tanques y hasta el dirigible Hindenburg cargado de bombas sobrevolando la zona (!!) -, y hay un Deus Ex Machina metido a último momento que resulta indignante. ¿Qué tiene que ver el “Corazon Valiente” de Mel Gibson con la invasión nazi a Inglaterra en 1940?.

Jackboots on Whitehall es el desperdicio de una buena idea y de una buena producción. La macana es que nadie ha sabido qué hacer con todo esto, aparte de montar un espectáculo muy juvenil y entusiasta pero sin demasiada substancia. Los personajes son tan burdos que a uno no le importa en lo más mínimo lo que les pasa o si los matan. Todo esto resulta en un filme raro, tirando a aburrido y muy poco recomendable.