Crítica: It! The Terror From Beyond Space (1958) (El Terror del Mas Allá)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1958: Marshall Thompson (Coronel Edward Carruthers), Kim Spalding (Coronel Van Heusen), Shawn Smith (Ann Anderson), Paul Langton (Teniente Jim Calder), Ray Corrigan (el monstruo), Dabbs Greer (Eric Royce), Ann Doran (Mary Royce)

Director: Edward L. Cahn, Guión: Jerome Bixby, Musica – Paul Sawtell & Bert Shefter

Trama: El Challenge 142 recoge en Marte al único superviviente de la misión anterior, el Coronel Edward Carruthers. Carruthers es puesto bajo vigilancia por la tripulación, sospechado de haber matado al resto de su equipo cuando estaban en suelo marciano – su nave estaba averiada, y la disminución en número le aseguraba provisiones al Coronel durante varios años hasta que llegara una nave de rescate -. Pero Carruthers insiste en que un monstruo los atacó y mató a la mayoría de los astronautas. La tripulación del Challenge 142 desconfía del Coronel, pero un incidente con una de las puertas de acceso en el momento del despegue, y varias desapariciones misteriosas de parte del personal hacen temer que la versión de Carruthers sea cierta, y que el monstruo se encuentre en la nave, cazando uno a uno a los astronautas.

It! The Terror From Beyond Space (1958) Este es un pasable film de la clase B de la sci fi americana de los 50, que bien podría haber terminado por juntar polvo en los anaqueles sino fuera porque todo el mundo la reseña como el gran antecesor del Alien (1979) de Ridley Scott.

Si bien es cierto que hay un par de ideas que figuran en el film de Scott – la irrupción clandestina de la criatura en la nave; el acecho por los ductos de ventilación; la aparente indestructibilidad del monstruo; el final, por medio de la apertura de las esclusas de aire -, el resto es bastante diferente y está filmado de un modo chato. Como suele pasar en los filmes de monstruos, los personajes son carne de cañón de la criatura de turno y no tienen tridimensionalidad, sólo son clisés ambulantes. No es el film más barato de su tiempo, pero el presupuesto tampoco es muy abundante y se nota.

Es obvio que los guionistas de Alien deben haber visto el film y salieron corriendo a escribir algo mejor. Acá, en terminos cinematográficos, es una aventura standard sin demasiado suspenso. Está la voz en off de Marshall Thompson (que en los 60 se haría popular al frente de la serie de TV Daktari) con la típica narrativa de los 50, plena de advertencias y observaciones fútiles. El nivel interpretativo que sigue es la habitual madera terciada del género, y los FX son repetitivos y escasos, sin demasiada calidad. Hay un par de datos curiosos: el cohete siempre es vista despegando y volando en modo vertical – como demostrando que el piso (y la gravedad) están abajo -; la nave está llena de elementos dispares como armarios de oficina y objetos móviles (el depósito está lleno de cajas sueltas sin ningún tipo de amarre, por ejemplo), algo ridículo donde uno piensa que en un aterrizaje todas esas cosas saldrían volando; y así como esas, hay unas cuantas cosas fuera de lugar – el equipo hace estallar granadas dentro de la nave, fuman todo el tiempo, etc -. Sin mencionar los toques machistas de la época, como que las dos únicas astronautas son doctora y enfermera, pero a su vez son las encargadas de cocinar para el resto del equipo.

Pero dejando de lado los toques coloridos, el desarrollo de la historia es bastante rutinario. Nadie cree en la historia del buen coronel hasta que empiezan a aparecer los cadáveres aquí y allá. Los cuerpos están demacrados, con profundas ojeras, ya que la criatura les absorbe la energía por ósmosis. Las teorías al respecto son breves pero bastante idiotas – ” debe haber existido una civilización marciana que volvió a la barbarie e involucionó” hasta “como les falta oxígeno en Marte, lo toman de nuestros cuerpos”, con lo cual la criatura se moriría de hambre esperando por cada misión que pisara terreno marciano -, e incluso el descubrimiento del monstruo es bastante patético, con un miembro de la tripulación arrastrándose en dos metros de ducto de aire (hacia un lado y hacia otro), sin darse cuenta que hay un astronauta moribundo al lado suyo. Donde el film se redime un poco es con el juego de las escondidas que hace la tripulación, sellando los niveles y esperando que la criatura los vaya descubriendo (y deshaciendo las esclusas).

El traje del monstruo está bastante bien – no es terriblemente malo, aunque sí bastante inexpresivo -, pero tanto en el aspecto exterior como en esa parte del film donde empieza el acoso a los tripulantes, Edward L. Cahn parece querer imitar los derroteros de The Thing From Another World, con otro bicho suelto acosando al equipo (ahora aislado en el espacio). El final no es particularmente emocionante, y la criatura muere cuando quitan todo el oxígeno de la nave (repito: ¿cómo hacía para vivir en Marte sin atmósfera?).

No es un engendro pero tampoco es un film memorable. Es pura rutina pasatista que la mayor parte del tiempo se toma bastante en serio a sí misma, pero en manos de otro director podría haber generado mejores resultados. Al mando está Edward L. Cahn, quien sí ha piloteado algunos abortos y productos mediocres como The She Creature, Creature with the Atom Brain, Invasion of the Saucer Men y Curse of the Faceless Man. Quizás It! The Terror From Beyond Space sea de lo mejorcito de la obra de Cahn.