Crítica: It Came From Hollywood (1982)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1982: con las participaciones de Dan Aykroyd, John Candy, Gilda Radner, Cheech & Chong

Director: Malcolm Leo & Andrew Solt, Guión: Dana Olsen

Trama: Un compilado con las producciones mas bizarras de la historia de Hollywood. Desde Refeer Madness hasta los filmes de Edward Wood Jr, pasando por invasiones alienígenas, musicales ofensivos, espantosos dramas adolescentes, monstruos gigantes de goma espuma, y un sinfín de cintas de culto de todas las épocas y procedencias posibles.

It Came From Hollywood Siempre existieron compilados de clips de películas, los cuales perecían inevitablemente en el formato de documentales y lograban obtener tibios niveles de audiencia. Después la cosa cambió con Erase una Vez en Hollywood (That’s Entertainment) (1974), y se produjo un vuelco radical en el género. Ciertamente el compilado de memorables secuencias musicales de la MGM conducido por Fred Astaire y Gene Kelly – estaba hecho con gusto y logró una recaudación apetitosa con una gran economía de medios – tan sólo un editor audaz, mucho material gratuito provisto por el archivo, un par de actores y un decorado -, con lo cual medio mundo se lanzó de lleno a producir documentales similares. El caso que ahora nos ocupa no es el único ni el primero que se centra en el cine fantástico made in Hollywood (y en los especímenes más bizarros producidos por los estudios allí radicados), pero bien sirve de ejemplo para hacer un par de reflexiones sobre el tema.

Ciertamente It Came From Hollywood presenta una esquizofrenia alarmante. Por un lado es un compilado realmente inspirado de temas y escenas – extractados de numerosos filmes no necesariamente producidos en Hollywood, sino de que se tratan de coloridas producciones japonesas como Godzilla o la serie Super Giant -, y por el otro lado le empotran una selección de gags que van de lo pasable a lo lamentable, protagonizados por tipos como Dan Aykroyd o el dúo de cómicos fumones Cheech & Chong. El problema con esto es que las supuestas “humoradas” son abominables y quedan fuera de lugar; especialmente los sketches con Aykroyd, el cual parece un nerd pasado de rosca y totalmente descolgado del tema del filme. Al menos la performance de Gilda Radner entra dentro de lo mejorcito de esos adornos – la mayoría de ellos, improvisaciones sin brillo por parte de los cómicos de turno -, pero creo que se necesitaba menos de comediantes profesionales y más de fanáticos despiadados que gustasen de criticar al género.

Mientras que la comedia es forzada y sin gracia, al menos la selección de temas y escenas bordea lo brillante y termina pasándole el trapo al infeliz aditamento de los gags cómicos. Hay cosas extremadamente obvias – como clips de filmes ultrabizarros tales como Refeer Madness, El Cerebro del Planeta Arous o The Incredibly Strange Creatures Who Stopped Living and Became Mixed-Up Zombies -, y otras mas depuradas y especializadas, como el segmento dedicado a los gorilas – que fueron, en su momento, los villanos más populares de Hollywood; miren sino, cuántas veces han aparecido en la saga de cortos de los Tres Chiflados, la adaptación de Los Crímenes de la Calle Morgue, o los thrillers cuarentosos de Bela Lugosi o Boris Karloff, eso sin contar a King Kong, adolescentes calentorros y problemáticos, o musicales bizarros. Uno de los mas curiosos involucra a Al Jolson y todo un cielo compuesto por ángeles pintados con la cara negra, caucásicos maquillados con corcho quemado y haciéndose pasar por morenos (a los cuales les estaban vedados dichos papeles). Desde ya es el recuerdo de una práctica habitual de una época ya pasada, la cual esconde una intención racista, y razón por la cual los puritanos norteamericanos han preferido esconderla bajo el tapete del olvido – si ustedes consultan la Wikipedia, verán la increíble cantidad de películas y hasta cortos animados que han sido archivados bajo siete llaves por parte de los estudios de Hollywood, cintas plagadas de parodias raciales y que hoy resultarían claramente ofensivas (sin ir mas lejos, la salida de circulación del grueso de cortos protagonizados por el personaje de Speddy Gonzalez, un miembro habitual de los Looney Tunes, y que era considerado despreciativo de las minorías latinas residentes en Norteamerica) -. Además de Jolson tenemos un musical integrado por zombies, y algunos números musicales que rozan lo abominable. Quizás en ese momento primaba el sentido del ritmo, de la rima y el show, con lo cual se tenía una perspectiva completamente ingenua (o se participaba de una mentalidad socialmente aceptada de la época), razón por la que se generaron canciones absurdas y numeros musicales que eran tan naif como políticamente incorrectos, ya fueran protagonizados por “caras sucias”, indios piel roja, o zombies devoradores de tripas.

Si los comentarios de los cómicos de turno son atroces, al menos uno puede bajar el volumen de la TV y silenciarlos mientras disfruta del kaleidoscopio conformado por una abundante selección de bizarreadas de eras pasadas. Monstruos gigantes, maestras de escuela cachondas, gatitas rebeldes y de armas tomar, superhéroes ridículos, fumones sobreactuados, alienígenas con trajes de goma, y un sinfín de engendros pasados de rosca (y carentes de presupuesto) se exhiben en el filme, una galería variopinta de creaciones tan excitantes como carentes de talento, y sobre las cuales los cómicos invitados son incapaces de formular un míserable chiste efectivo. Al menos uno puede estimar que It Came From Hollywood sirvió como inspiración para programas especializados como Mystery Science Theater 3000, quienes pulieron la fórmula de despellejar filmes, haciéndolo con mucha mas gracia que la demostrada aquí. La macana es que su ineptitud como comedia sólo sirve para reducir su efectividad y restringirla a círculos de cinéfilos, los cuales encontrarán la selección realizada realmente emocionante… siempre y cuando se olviden de los pésimos comentarios humorísticos.