Crítica: In the Loop (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorGB, 2009: Tom Hollander (Simon Foster), James Gandolfini (teniente general George Miller), Gina McKee (Judy Molloy), Chris Addison (Toby Wright), Peter Capaldi (Malcolm Tucker), David Rasche (Linton Barwick), Mimi Kennedy (Karen Clark)

Director: Armando Iannucci, Guión: Armando Iannucci, Tony Roche, Simon Blackwell & Jesse Armstrong

Trama: Simon Foster es el ministro de desarrollo y planeamiento del gobierno británico. Pero es un tipo muy ingenuo, ególatra y meterete, y por querer lucirse en una rueda de prensa, – ante una pregunta sobre política internacional, algo totalmente ajeno a su cartera – le ha dicho a los periodistas que el conflicto en Medio Oriente derivará en una “guerra imprevisible”. Malcolm Tucker – el furibundo secretario de relaciones públicas del gobierno inglés – le salta encima a Foster y, después de darle una feroz reprimenda, le ordena mantenerse callado y no meterse en lo que no le incumbe. Pero los periodistas le siguen tirando la lengua a Foster, el cual no sólo la sigue embarrando sino que ha llamado la atención de un grupo de políticos de Washington, los cuales han venido intuyendo que su gobierno y el británico están orquestando una invasión a Medio Oriente y desean detenerla antes que se concrete. Tomando a Foster como un posible pacifista que pueda apoyar su causa, lo hacen llevar a Washington… pero allí descubren que es un idiota bocón y, lo que es peor, está generando un desmadre dentro de ambos gobiernos. Con Tucker corriendo para todos lados – e intentando arreglar los líos de Foster -, todo parece indicar que se generará una crisis internacional entre ambos gobiernos… a menos, claro, que puedan borrar de un plumazo los dichos de Foster y acallar a los que se oponen a la tan deseada guerra.

In the Loop Encuentro entre el secretario de relaciones públicas del gobierno británico, Malcolm Tucker, y un jovencísimo asistente de segunda línea del gobierno norteamericano:

A.J. Brown: Precisamos conversar sobre el humor del Parlamento británico, los obstáculos que tendremos adelante con todo este tema de la guerra …

Malcolm Tucker: Lo siento, no lo haré. El problema aquí… ¿cuál es el problema?. No te ofendas, hijo, pero tienes la apariencia de que deberías estar en la escuela con tu cabeza metida en un jodido inodoro.

A.J. Brown: Su primer punto aquí… ¿una ofensa?. Lo siento, voy a tener que rechazarla. Su segundo punto: tengo 22, uno más dentro de 9 días que será mi nuevo cumpleaños. Si eso lo hace sentir mas confortable, puedo esperarlo.

Malcolm Tucker: No te hagas el sarcástico conmigo, hijo. Quemamos esta ciudad hasta los cimientos en 1814, y estoy a punto de hacerlo de vuelta, comenzando contigo, jodido colegial. Te vuelves a hacer el sarcástico y te voy a meter tanto algodón por la boca que te va a salir por el trasero y va a a parecer la cola de una conejita Playboy.

In the Loop es una extensión de la brillante serie inglesa The Thick of It (2005 – 2012). La tira era una sátira política que apuntaba sus dardos contra el gobierno inglés, y tomaba el estilo narrativo de The Officecon cámaras movedizas y gente hablando sin filtro frente a la lente -. El éxito de la serie tuvo una tentativa de desembarco en suelo norteamericano en el 2007 – con un telefilme dirigido por Christopher Guest -, pero el esfuerzo no fue mas allá de la anécdota y la tira se mantuvo en el aire de la televisión inglesa hasta el 2012, momento en que Peter Capaldi haría el salto del tigre para hacerse con el deseado rol del Doctor Who, ese prócer inmortal de la ciencia ficción anglosajona.

No se precisa tener conocimiento de la serie para disfrutar a full de la comedia que ofrece la película. Esta es una sátira política al estilo de Doctor Strangelovetomemos una crisis internacional para ver que tan ineptos, ignorantes, superficiales y ególatras son los políticos que controlan las principales potencias del mundo -, con la diferencia que es menos apocalíptica y mucho mas profana. La historia de fondo es la de un político de segunda línea (Tom Hollander), el cual se va de boca en una conferencia de prensa y se le ocurre hablar de “guerra en Medio Oriente” cuando nadie había dicho nada… aunque, en secreto, venían orquestándola. El que salta a hacer control de daños es un feroz secretario de relaciones públicas (Peter Capaldi), el cual tiene un vocabulario que escandalizaria a un camionero y gusta de denigrar a quien tenga adelante, sin importar si es un general, un ministro o un secretario de estado. El tipo coacciona de manera atroz al político petimetre para que se quede en el molde, lo que no impide que la prensa lo siga acosando y el flaco – por una cuestión de ego – siga despachando fruta sobre un tema que desconoce. Las declaraciones del ministro llegan a los oidos de altos políticos de Washington, en especial de una ala opositora que desea detener la orquestación de la guerra y piensa que el tipo es un halcón de la política inglesa. Lo único es que, cuando lo conocen en persona, se dan cuenta que es un idiota del tres al cuarto y que sólo servirá para entorpecerlos. Para colmo los asesores del político están peleados entre sí y se mandan su buena sarta de macanas, con lo cual el tipo no sólo paga los platos rotos por sus boconeadas sino por las torpezas de sus ambiciosos ayudantes.

Ciertamente la historia de fondo es una excusa para ver a un montón de personajes excéntricos interactuar entre sí. Políticos que mezquinan información o quieren serrucharse el piso mutuamente, tipos ineptos que sólo piensan en la retórica y no en el significado último de sus palabras, asesores que se dedican a manipular los registros de las sesiones para eliminar los párrafos que no les convienen, gente que quiere escalar posiciones chupándole las medias a su superior de turno, o individuos de convicciones políticas volátiles, las cuales cambian según para donde vaya el viento. Pero si nada de esto resulta demasiado sorprendente dentro de los parámetros de una típica sátira política, lo que si asombra es el nivel de pirotecnia verbal que destila el libreto. El que se lleva las palmas – y por muy lejos – es el furibundo secretario de prensa que interpreta Peter Capaldi, el cual es tan maldito y vicioso que termina resultando una delicia. Cada vez que se enoja con alguien, el tipo se despacha con una parrafada tan brutal como sofisticada, mandando a la ayudante del ministro a que se haga servir por una tropa de caballos, llamándole “cara de feto” al asesor recién llegado, o amenazando al embajador británico en la ONU a que va a quedar con el trasero desnudo y apuntando al cielo en algún lugar de los Balcanes infestado de nativos sexópatas a menos que cumpla con su orden y adelante la hora de reunión del comité que debatirá la guerra. A Capaldi le sigue su secretario – el cual usa una deliciosa metáfora para describir la música de opera (“¿qué diablos es eso? ¡son solo p.. vocales subsidiadas por el estado, escritas por un extranjero y que sólo sirven para enrostrarme que fuiste a un jodido colegio caro!”) – y, desde luego, los políticos norteamericanos encarnados por James Gandolfini, Mimi Kennedy y David Rasche. Es particularmente hilarante cuando Gandolfini y Kennedy se fugan de una fiesta organizada por el embajador y terminan encerrándose en el cuarto de los niños para hablar sobre la guerra… calculando la cantidad de bajas posibles del conflicto en una calculadora infantil que hace todo tipo de sonidos ped…s.

In the Loop es una comedia deliciosa, no tanto por la historia en sí – que está ok – sino por los dialogos, que son para orinarse encima. Nunca vi a tanta gente insultarse tanto y de maneras tan creativas como brutales. Desde ya, si uno saca las profanidades, verá que hay elementos graciosos y hasta críticos – la trivialidad con que se manejan temas tremendamente importantes (“espero que no haya guerra; sino sería un caos. Ya bastante tenemos con los Juegos Olímpicos!”); la banalidad de los políticos; el “cómo” resulta mas importante que el “por qué”; y cómo las cosas se terminan concretando mas por la casualidad que por un deseo concreto de solucionar problemas -, pero la frutilla del postre es la brutal pirotecnia verbal, la cual es tan fabulosa que hace obligatoria la visión del filme, siquiera para disfrutar una puteada de Peter Capaldi en toda su maloliente gloria.