Crítica: Hush, … Hush, Sweet Charlotte (Canción de Cuna Para un Cadáver) (1964)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1964: Bette Davis (Charlotte Hollis), Olivia de Havilland (Miriam Deering), Agnes Moorhead (Velma Cruther), Joseph Cotten (Dr Drew Bayliss), Cecil Kellaway (Harry Wills), Mary Astor (Jewel Mayhew), Victor Buono (Sam Hollis), Bruce Dern (John Mayhew)

Director: Robert Aldrich, Guión: Henry Farrell & Lukas Heller

Recomendación del Editor

Trama: Año 1927. La adolescente Charlotte Hollis se ha enamorado del joven John Mayhew, y está dispuesta a todo para defender su amor frente a su estricto padre… aún cuando Mayhew sea un hombre casado. Pero las cosas se salen de control cuando Mayhew aparece ferozmente asesinado en el patio de los Hollis, y todas las pruebas parecen inculpar a Charlotte. Ahora han pasado 37 años, y Charlotte se ha convertido en una cincuentona perturbada y amargada, enclaustrada en la gigantesca mansión Hollis que perteneciera a su padre. Pero la propiedad ha sido incautada por el estado, ya que se proponen trazar una autopista que la atraviesa, y Charlotte no se resigna a abandonarla. Es por ello que ha llamado a su prima Miriam, la cual ha acudido a ayudarla con las ríspidas relaciones que mantiene con las autoridades, las cuales desean desalojarla a toda costa. Pero con la llegada de Miriam las cosas han comenzado a salirse de control, y Charlotte ha comenzado a ver el cadáver de su novio rondando por la mansión. Después de tantos años – y ante tanta presión sufrida -…. ¿Charlotte habrá cruzado el límite entre la cordura y la demencia?

Hush,... Hush, Sweet Charlotte Qué pasó con Baby Jane? fué un éxito arrollador y el estudio inmediatamente comenzó a presionar al director Robert Aldrich para que generara algún tipo de secuela. Ciertamente Hush,… Hush, Sweet Charlotte no es una continuación directa, pero sí una reimaginación de la fórmula. Otro elenco de gerontes – antiquísimas divas de Hollywood, casi en estado de retiro – que se degenera y destroza en la pantalla, enchastrándose de sangre y de locura. Aldrich regresó con su escritor Lukas Heller, su equipo técnico, Victor Buono, y la dupla principal de Baby Jane, Joan Crawford y Bette Davis. Lo que ya sabía Aldrich (por su experiencia en Baby Jane) es que ambas divas se odiaban y rodar con ellas se convertiría en una interminable tortura testicular. Lo que no sabía era que con Sweet Charlotte la sangre llegaría al río. Crawford apenas llegó a completar cuatro dias de rodaje en el set mientras la Davis le hizo una guerra despiadada – desde indirectas y cotilleos con el resto del equipo de rodaje sobre intimidades de la Crawford, hasta la instalación de máquinas expendedoras de Coca Cola en el set (sabiendo que la Crawford era accionista principal y cara visible de la Pepsi Cola), siguiendo con campañas de prensa e interminables guerras de nervios -. Al quinto día la Crawford se quebró emocionalmente y se internó en un hospital, entrando toda la producción del filme en crisis, y disparando los costos más allá de la estratósfera. Tal es así que no pasó mucho tiempo antes que Aldrich se viera forzado a despedir a la Crawford, e ir a Suiza a buscar su reemplazo, Olivia de Havilland, la cual era “casualmente” amiga de la Davis.

Ciertamente Hush, … Hush, Sweet Charlotte no es tan pulida como Baby Jane. La idea es similar – la protagonista es culpada de algo horroroso que ocurrió en su juventud, lo cual la sigue como un estigma el resto de su vida, y resurge ahora en su vejez – y la ejecución es notable, pero cerca del final el libreto comienza a mostrar un par de desprolijidades importantes, además que el climax tiene cierto tufillo a reciclado, mezcla de Sunset Boulevard y Las Diabólicas. Los últimos cinco minutos no son totalmente satisfactorios, pero a esa altura del partido uno ya tiene la panza llena de buen cine y grandes actuaciones. La Davis se devora todas las escenas con uan energía formidable – sea como demente o como penosa víctima de las circunstancias -. Por el otro lado está Agnes Moorhead (la madre de Elizabeth Montgomery en Hechizada!), como una deliciosa mucama chapucera que es mucho más despierta de lo que parece, y el broche de oro lo pone Olivia de Havilland, con una performance intensa e inteligente. Las tres transmiten millones de sensaciones, ya sea en los momentos de sutileza en donde deben comunicar algo con su mirada, o en las secuencias de descontrol a full, en donde liberan lo más salvaje de su personalidad. El otro que aporta una gran performance es Victor Buono – en la larga intro – como el durísimo padre de la Davis.

Hush, … Hush, Sweet Charlotte es una película formidable. Hay una atmósfera notable, dada por el impecable blanco y negro, y el uso inteligente de las sombras (da la impresión que se tratara de un filme negro al estilo de John Houston y El Halcón Maltés). Los diálogos son inteligentes y son disparados con muchísima gracia, y si bien la resolución del misterio tiene algo de artificial, al menos la ejecución de la intriga resulta impecable. El asesinato de Bruce Dern al principio del film lo deja a uno en estado de shock; y si bien el resto de los sobresaltos demora en llegar (hasta el último cuarto del filme), al menos cuando aparecen son más que competentes.

Hush, … Hush, Sweet Charlotte es una filme recomendadísimo. Lamentablemente Aldrich se cansaría del género y los divismos de las actrices veteranas, y decidiría oficiar de productor en el siguiente proyecto del estudio – Qué Pasó con la Tía Alice? -, una película de corte similar a Baby Jane y Sweet Charlotte, y con la cual terminaría de armar una especie de trilogía.