Crítica: Hulk (2003)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2003: Eric Bana (Dr Bruce Banner), Jennifer Connelly (Dra Betty Ross), Nick Nolte (Dr David Banner), Sam Elliott (General Thunderbolt Ross), Josh Lucas (Glenn Talbot), Paul Kersey (joven David), David & Michael Kronenberg (joven Bruce), Cara Buono (Edith Banner)

Director: Ang Lee, Guión: Michael France, James Schamus & John Turman, basados en la tira cómica homónima de Stan Lee y Jack Kirby, Musica – Danny Elfman

Trama: El Dr. Bruce Banner trabaja en secretas investigaciones acerca de nanotecnología junto con su ex-novia, la Dra. Betty Ross. La idea es que nano organismos expuestos a radiación gama son capaces de regenerar tejidos vivos. Pero ocurre un accidente, y Bruce Banner se interpone en un estallido de rayos gama mientras salva a un compañero del laboratorio. Increíblemente Banner sobrevive, pero comienza a sufrir transformaciones en su cuerpo, las que tienen lugar cuando se enfurece y se termina por convertir en un descomunal ser superpoderoso. Mientras tanto el padre biológico de Bruce, el Dr. David Banner, lo contacta y le informa de que él es fruto de experimentos que ha realizado en su cuerpo, y que en la gestación le han sido traspasados genéticamente. Pero David Banner tiene ocultas intenciones para con Bruce, ya que desea extraer el secreto de su poder y asimilarlo, para poder desatar su venganza contra los militares que le enviaron a prisión por 30 años – entre ellos el general Ross, el padre de Betty – y poder dominar el mundo.

Hulk Hulk (la mole) nació como The Incredible Hulk en 1962 de la mano del patriarca de la Marvel, Stan Lee, y el dibujante clásico del género Jack Kirby. En sus inicios el origen y comportamiento de la criatura era bastante diferentes. Hulk era gris, se contagiaba gracias a una exposición de rayos gamma que absorbía para proteger a su compañero Rick Jones, y el monstruo sólo aparecía al atardecer. De hecho se creaba una suerte de deuda de Jones hacia Banner, que hacía que los dos se transformaran en fugitivos de la justicia y que el joven ayudara al científico en sus aventuras, amén de que Hulk conservaba suficiente inteligencia de Bruce como para razonar y hablar. Pero el comic no fue un éxito y la serie se canceló tras seis entregas, después de lo cual Hulk pasó a las huestes de héroes secundarios de la Marvel como guest star en otras tiras.

Recién en 1968 volvería a primer plano, con tira propia, y con el color verde por todos conocido. La tira se mantendría en producción hasta el día de hoy pero, como suele suceder en el mundo de los comics, degeneraría en todo tipo de variantes disparatadas. Hulk tendría varias personalidades que aparecen de acuerdo al humor de Banner (Hulk unificado, Hulk salvaje, Hulk demonio, etc), y por qué no, de acuerdo al humor de los guionistas y directivos de turno de la Marvel según el estado de las ventas. Así que Hulk fue capturado, enviado a otros planetas, poseído por espíritus demoníacos, relanzado como super héroe y un sinfín de otros delirios. No es un tema nuevo en el mundo de la historieta – la DC Comics ha hecho dislates semejantes con su saga de Mundos Infinitos donde cada personaje tiene multiples versiones -.

La naturaleza de Hulk proviene de raíces muy clásicas; es Jeckyll y Hyde mezclado con algo de la bella y la bestia. Es un anti héroe y un personaje trágico en todo sentido de la palabra, lo que encuadra muy bien con el perfil habitual de la Marvel. Pero a diferencia de otros super héroes que reniegan de su condición (pero la pueden controlar), en el caso de David Banner / Hulk lo suyo es sencillamente una condena. No difiere mucho su naturaleza de la de, por ejemplo, el Hombre Lobo, donde el individuo se transforma más allá de sus deseos y carece de control sobre su alter ego .

Quizás por su naturaleza de anti héroe es que el perfil de la historieta siguió, a partir de 1968, una línea editorial antimilitarista – el relanzamiento del personaje coincide con el recrudecimiento de la guerra de Vietnam y el acaloramiento de los ánimos públicos sobre el conflicto -, donde su antagonista habitual es el General Thunderbolt Ross, el padre de su ex novia Betty, y Hulk vivía combatiendo contra el ejército americano que quería atraparlo. La historieta probó ser exitosa y en 1977 terminó por ser adaptada para la televisión en la popular serie The Incredible Hulk (1977 – 1981), con Bill Bixby como el Dr. Banner (renombrado como David) y Lou Ferrigno como el gigante verde. A finales de los setentas la Marvel andaba con problemas de fondos y comenzó a licenciar de manera económica los derechos cinematográficos sobre sus personajes, lo que generó una oleada masiva de adaptaciones mediocres (como la serie de Spiderman). The Incredible Hulk resultó ser bastante aceptable en cuanto a calidad y probó ser un éxito en los ratings, si bien aquí el personaje era mucho menos heroico y terminaba por ser una variante de la clásica serie El Fugitivo (1963 – 1967), sin los super villanos de turno.

Pero después de la serie (y tres telefilmes que siguieron) el personaje pasó a cuarteles de invierno hasta que viniera el nuevo desembarco de la Marvel en la pantalla grande a partir de Blade (1998) y X-Men (2000), las que terminaron siendo verdaderos tanques en la taquilla. Recién para el 2003 se concretaría el proyecto, bajo la inusitada dirección de Ang Lee.

Ang Lee es un director de cine arte de origen taiwanes cuyo film previo fue el aclamado Wu Xia Crouching Tiger, Hidden Dragon. Resulta sorprendente que Lee hubiera elegido una película tan comercial como Hulk como siguiente estamento de su carrera. En general las incursiones en un género fantástico de directores de cine arte son propiciadas por los estudios como manera de inyectar aire fresco al material, y el antecedente más notable es la sucesión de directores que pasaron por la saga de Alien. Acá Ang Lee parece haber nacido para el género, ya que pergueña un film realmente original, añadiendo numerosos elementos nuevos en lo visual y lo narrativo a la clásica historia del monstruo verde. Gran parte del film está concebido en forma de viñetas de comic – lo mejor que se ha visto como adaptación de un comic en sus propios términos desde la dispar Dick Tracy (1990) -, y Lee le imprime un ritmo envidiable a la trama.

Pero el mayor aporte de Lee es el darle una densidad sicológica inusual a lo que debería ser una trama pasatista. No es muy diferente del enfoque siniestro usado por Tim Burton en Batman (1989), donde los personajes poseen oscuras intenciones y se termina por dar un enfoque casi forense de la mente criminal. En particular el personaje de David Banner, que resulta ser un villano absolutamente deleznable y demente, capaz de realizar los peores sacrilegios con tal de acceder a la verdad de sus experimentos. El papel de Nick Nolte está formidablemente actuado, en especial sobre su obsesión con su verdadero hijo – Hulk – y su desprecio por David. Pocas veces se ha visto un caracter tan nefasto en la pantalla de un film de super héroes.

Aquí está Glenn Talbot, otrora lugarteniente del general Ross en la historieta, y reciclado aquí como el industrial malvado de turno, que también se erige como otro personaje detestable. Y las relaciones entre el general Ross y su hija están excelentemente escritas, del mismo modo que las pesadillas que atormentan a Bruce. Si uno se atiene al guión, uno claramente podría argumentar que es el mejor filme de super héroes de la historia, con una trama realmente balanceada y profunda, villanos terribles y un héroe a prueba de balas.

Pero lo que le quita mérito – sin rebajar la calidad del filme – son dos cosas que le juegan en contra. En primer lugar es el personaje de Bruce Banner, que totalmente apático. No es problema de la interpretación de Eric Bana, que es buena y que es un actor que ha demostrado posteriormente tener capacidad de sobra para manejar personajes dramáticos, sino que el libreto lo transforma en un papel tan profundamente herido en lo sicológico, tan reprimido y torturado que no resulta de nuestra simpatía – es decididamente un discapacitado en lo emocional, frío, aislado y distante -. Sin duda cuando Hulk explota de furia y arrasa todo, vuela miles de metros con cada salto, y revolea helicópteros y tanques resulta disfrutable, pero nunca la audiencia termina por estar enteramente con él por una cuestión del hermetismo con que está delineado su alter ego. El otro inconveniente es Hulk mismo, que a pesar de su plasticidad de movimientos, se ve absolutamente artificial. No es un problema de presupuesto sino de la elección artística de Lee para que se vea como un dibujo, pero el personaje resulta tan irreal que es imposible no pensar que es un CGI.

Sin dudas es un filme excelente, pero el problema es que el personaje principal no termina por resultar interesar a la platea simplemente porque es distante y, cuando estalla en toda su furia, se ve simplemente falso. Es cuestión de ver cuál será el enfoque del nuevo director de la saga, Louis Leterrier, cuando estrene en el 2008 la secuela The Incredible Hulk.