Crítica: El Hombre H (The H-Man) (1958)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1958: Yumi Shirakawa (Chikako Arai), Kenji Sahara (Dr. Masada), Akihiko Hirata (Inspector Tominaga), Koreya Senda (Dr. Maki), Makoto Satô (Uchida)

Director: Ishiro Honda, Guión: Takeshi Kimura sobre una historia de Hideo Unagami, Musica – Masaru Sato

Trama: Dos hampones, Uchida y Masaki, se encuentran robando un lote de drogas almacenado en un banco. Pero en la huída Masaki es atacado por una masa líquida de extraña apariencia y desaparece sin dejar rastro, mientras Uchida se da a la fuga. El inspector Tominaga se hace cargo del caso, y queda perplejo al encontrar únicamente las ropas de Masaki en el lugar de los hechos. Tominaga comienza a investigar a la cantante de cabaret Chikako Arai, la novia de Masaki, ya que es la única pista que posee. La banda a la cual pertenecía Masaki piensa que los ha traicionado, y también se encuentra tras su rastro. Pero a la oficina del inspector llega el Dr. Masada, un viejo amigo de éste, con temibles sospechas; Masada le advierte acerca de una forma de vida líquida que ha evolucionado a partir de los efectos de las explosiones atómicas experimentales ocurridas en el Pacífico, y cree que Masaki ha sido asimilado por una de ellas. Ahora la mutante forma de vida ha conservado la mente del criminal y se encuentra en pleno plan de venganza hacia Uchida y el resto de miembros de su banda que lo han traicionado.

The H-Man Este es otro film del gran Ishiro Honda. Al contrario de un montón de críticos pedantes que proliferan en la web y se llenan la boca de palabras altisonantes, considero que Honda es un director mucho más valioso que su filmografía (o prontuario) representa (y paso a justificar el por qué de mi afirmación). Siempre se lo asocia como el padre de Godzilla, lo cual es en cierto sentido denostar sus cualidades como cineasta. Mientras que Godzilla (1954) es un gran film, el resto de las colaboraciones de Honda en la saga rayan en lo bizarro (aunque sean sumamente entretenidas). El tema es que el kaiju eiga (o cine japonés de monstruos) comenzó a elaborar sus propias reglas y mitologías, transformándose en un colorido espectáculo pulp propio del comic. Honda dirigió algunas películas entretenidas de la serie, pero ninguna que alcanzara la estatura del original de 1954. Ya no dependía de él sino del público, de la Toho y de la evolución del género.

Sin embargo, cuando Ishiro Honda se aparta del kaiju eiga es cuando lograr demostrar sus quilates como director. Es un artesano sólido. Existe una trilogía de filmes en donde Honda deja de lado la manía de destrozar maquetas de Tokio, y se mete en ciencia ficción seria, cuando no rayando el género del terror. Estas películas son The H-Man (1958), The Human Vapor (1960) y Matango (1963). En lo personal, creo que Matango es una pequeña obra maestra, más allá de sus errores.

Ahora comentamos The H-Man. No se precisa ser especialista en el género para darse cuenta de que la Toho está intentando explotar el mismo filón que diera a luz, en suelo americano y en ese mismo año, al clásico La Mancha Voraz (The Blob). En realidad los estudios Toho terminarían por clonar, durante los cincuenta, a la mayoría de producciones americanas de sci fi: The Mysterians es un sucedáneo de La Guerra de los Mundos; The Human Vapor es similar a The 4D Man; Godzilla es la respuesta nipona a The Beast of 20.000 Fathoms, y así sucesivamente.

Pero mientras que The Blob es una rutina de sci fi pura y derecha, The H-Man es una mezcla de policial negro y ciencia ficción. Y es un film decididamente orientado al público adulto. Aquí hay muertes, el bajo mundo, cantantes de cabaret y bailarinas exóticas ligeras de ropas. Toda la primera mitad es pura investigación policial a cargo del inspector Tominaga (Akihiko Hirata, el Dr. Serizawa de la Godzilla original), con apriete de sospechosos, la chica buena que ha caído en la mala vida y se ha enamorado de un hampón, criminales que buscan revancha, etc.

A decir verdad, esa primera mitad es algo lenta. Pareciera que Honda, cuando ve que las cosas van aburridas, decide intercalar algún número musical con chicas en lentejuelas. Del monstruo del título no hay ni señas, y todo se limita a vigilar a la cantante del cabaret – por si el novio regresa -, criminales traicionados que también andan tras el rastro de Masaki, y pericias policiales de todo tipo.

En la segunda mitad del film las cosas empiezan a repuntar de a poco, especialmente cuando el Dr. Masada logra abrir la boca y dar su explicación científica del caso. No se trata, en sí, de una historia demasiado coherente – las cenizas producto de pruebas atómicas en el Pacífico han terminado por contaminar a la tripulación de un barco y han mutado en una criatura liquida que absorbe a la gente -. Siquiera tiene ni muchos pies ni cabeza la supuesta investigación que hacen los científicos – descubrir que un salvavidas del barco ha llegado a las costas de Tokio, y que en él vino flotando el “liquido humano” -. Pero donde Honda hunde el cuchillo es en los encuentros con el líquido mutante: la escena en donde los sobrevivientes del barco (que ha encontrado al pesquero contaminado) comienzan a narrar las apariciones de la criatura es realmente buena. Y a diferencia de The Blob, los ataques del liquido humano son bastante shockeantes, cayendo sobre las personas y desintegrándolas – muñecos que se desinflan, cubiertos de gelatina -, lo cual es mucho más impresionante que la película americana original. En particular, el ataque masivo al cabaret está dirigido con tensión suficiente como para no resultar una pavada mayúscula.

Obviamente hay agujeros en el libreto, en especial sobre la naturaleza del liquido humano. Ya que asimila a las personas, no se explica como la criatura conserva la mente del criminal Masaki (y cómo ésta prevalece sobre un montón de individuos absorbidos por dicho elemento). Tampoco por qué el ex-socio de Masaki, Uchida, decide raptar a última hora a la novia de éste, y terminan en los desagües del barrio de Tokio donde vive la chica – dicho sea de paso, parece un barrio portuario, aislado por canales, y de una apariencia extremadamente pobre; realmente muy diferente al Tokio visto en otros filmes -. El final, si se quiere, es algo expeditivo y blando. Pero toda la hora final (en donde la película entra en los carriles propios del cine de monstruos, con movilizaciones generales, conferencias de prensa de científicos y el sentido de alarma generalizada) está más que ok.

Es una película muy interesante y bien dirigida. El libreto tiene sus huecos, pero Honda los compensa muy bien. No es una anécdota redonda pero, para ser sci fi japonesa de aquella época, bien que le pasa por encima a cualquier otro film americano similar de los años cincuenta.

EL CINE FANTASTICO JAPONES DE INOSHIRO HONDA

Godzilla, King of the Monsters! (1954) – Half Human (1955) – Rodan (1956) – The Mysterians (1957) – The H-Man (1958) – Varan the Unbelievable (1958) – Battle in Outer Space (1959) – The Human Vapor (1960) – Mothra (1961) – Gorath (1962) – King Kong vs. Godzilla (1962) – Matango (1963) – Atragon (1963) – Mothra vs. Godzilla (1964) – Dogora (1964) – Ghidorah, the Three-Headed Monster (1964) – Frankenstein Conquers the World (1965) – Invasion of Astro-Monster (1965) – War of the Gargantuas (1966) – King Kong Escapes (1967) – Destroy All Monsters (1968) – Latitude Zero (1969) – Godzilla´s Revenge (1969) – Yog, The Space Amoeba (1970) – Terror of Mechagodzilla (1975)