Crítica: Green Room (2015)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2015: Anton Yelchin (Pat), Imogen Poots (Amber), Macon Blair (Gabe), Patrick Stewart (Darcy)

Director: Jeremy Saulnier, Guión: Jeremy Saulnier

Trama: Pat y sus amigos tienen una banda de rock punk. Buscando promoción, terminan por llegar a una remota cantina en las afueras de Portland en donde van a dar un recital por unos cientos de dólares. Al llegar descubren que la cantina es propiedad de un grupo de skinheads, los cuales no tardan en chocar con los chicos. Decididos a apurar el trance e irse rápidamente de allí, la banda da su recital y van a buscar sus cosas. El problema es que, al entrar al cuarto donde se cambiaron, encuentran una chica muerta y un enorme matón bañado en sangre. Al ver la resistencia de los miembros del local a llamar a la policía, los chicos deciden encerrarse en el cuarto y resistir como sea – presintiendo que los van a matar por ser testigos inesperados de un asesinato -. Ante la complicación de la situación los lugareños deciden llamar a Darcy, el despiadado dueño del local y el cual no piensa escatimar en medios – por brutales que sean – para hacer desaparecer a los testigos. Darcy monta un sitio y llama a sus seguidores mas violentos, los cuales acuden con perros, machetes y escopetas, decididos a destazar a los forasteros. Pat y los suyos deberán dejar sus prejuicios morales de lado y lanzarse a una pelea tan salvaje como sangrienta, sabiendo que son minoría y que apenas tienen un revólver para enfrentar a la pandilla de violentos, los cuales tienen todo el tiempo del mundo para matarlos de la manera mas brutal posible.

Picard tiene ganas de cortar en fetas a Chekov, en la ultraviolenta Green Room (2015) Picard tiene ganas de cortar en fetas a Chekov, en la ultraviolenta Green Room (2015)

Green Room (2015) Las luchas brutales por la supervivencia – especialmente cuando se trata de humanos contra humanos – tienen un largo historial en el cine. El pionero del género es Deliverance (1972) pero después tenemos exponentes como Los Perros de Paja, historias en donde los lugareños exhiben un odio radical hacia los citadinos y deciden cazarlos, desembocando en una guerra personal en donde el hombre descubre que no existen limites morales que no puedan violarse con tal de asegurar su supervivencia. Acá los montañeses son reemplazados por skinheads, y las escopetas son complementadas por rottweilers y machetes. Green Room es un filme brutal, tenso y angustiante, cuyo mayor defecto es tener un final abrupto. Ok, se resuelven las cosas, pero da la sensación de que la historia simplemente se detiene porque el guionista no sabe cómo seguir. Quizás hubiera sido mejor montar una secuencia onírica final – a lo Deliverance – en donde los supervivientes sueñan con sus brutales agresores revividos y persiguiéndolos en sueños – un último estertor de conciencia sobre las trasgresiones cometidas -, lo cual hubiera sido mas redondo en vez de ver a un par de tipos hablando pavadas y sentados en el borde de una vereda.

Green Room comienza como un filme de Cameron Crowe. Una banda de rock punk busca promocionarse y se entrevista con seudos entendidos en la materia – léase, otro punk que tiene un programa de radio – para hacerse fama y conseguir conciertos. El punk les pasa la dirección de su primo y terminan en una cantina de mala muerte en medio de la nada, en donde hay un festival de ignotas bandas punk, las cuales excitan de sobremanera a los skinheads que asisten al show. Los tipos dan su concierto, sólo les interesa cobrar e irse pero, en un fatal desliz del destino, terminan por toparse con un asesinato cometido en el cuarto donde dejaron sus pertenecias. El llamado a la policía urge, pero no parece ser la prioridad de los miembros del local. Mientras tanto los chicos son encerrados “por su propio bien” mientras deciden qué hacer. A su vez, llaman al dueño del local, al cual temen de manera reverencial: no sea cosa que ellos decidan algo por su cuenta que sea incorrecto y que provoque la ira del jefe.

De un tiempo a esta parte Patrick Stewart ha decidido salirse de la vaina y se está jugando con papeles nada ortodoxos. Primero tenemos la serie Blunt Talken donde hace de reportero zafado y malhablado – y ahora con el rol de Darcy. El tipo es un prodigio de urbanidad y educación mientras, en su cabeza, elabora miles de planes para reventar a los pibes que están encerrados, elaborar una coartada, y generar una escena del crimen que le resulte creíble a la policía. Es por ello que inventa una historia para hacerlos pasar como violadores de la propiedad privada – lo cual les da legítimo derecho de asesinarlos en su terreno y en defensa propia -, cubre una llamada perdida a la policía que hizo Anton Yelchin antes de que le sacaran el teléfono – y en donde denunciaba un acuchillamiento – simulando una pelea a navajazos entre dos de sus skinheads mas fieles, monta un atroz asedio con perros entrenados para matar y tipos armados hasta los dientes, e intenta seducir – con el tono mas amable y mundano del universo – a los chicos para que salgan, garantizándoles su seguridad… Oh, sí, Stewart es tan frío y maquinador que resulta formidable, especialmente porque sopesa alternativas bestiales para las futuras victimas como dejarlos moribundos y hacerlos depredar por los perros en un determinada momento, generando una hora razonable de fallecimiento para el especialista forense.

No es un filme sobre héroes. No es que la bandita de rock se transforma en un grupo de Terminators. (alerta spoilers) El mas apto de todos – un especialista en jiu jitsu y que parece erigirse en el líder de los supervivientes – termina siendo liquidado en cuestión de minutos. Cada incursión en busca de una salida termina en una sangrienta batalla. La brutalidad rebosa en cada fotograma de Green Room y, si hay supervivientes, es porque el libreto hace trampa para crear condiciones en que las víctimas remanentes puedan escapar y dar vuelta la tortilla. (fin spoilers)

Aún con su desprolijo final, Green Room es un plato recomendado. La performance de Patrick Stewart es electrizante; nunca se vió al veterano en un papel tan radical y maquiavélico. No es un filme para cualquiera pero, si se atreve, terminará descubriendo un filme sólido y brutal, el cual no teme traspasar los límites con tal de generar un clima espeso y angustiante.