Crítica: La Brújula Dorada (2007)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2007: Dakota Blue Richards (Lyra Belacqua), Nicole Kidman (Marisa Coulter), Daniel Craig (Lord Asriel), Sam Elliott (Lee Scoresby), Eva Green (Serafina Pekkala), Ben Walker (Roger Parslow), Jim Carter (Lord John Faa), Tom Courtenay (Farder Coram)

Director: Chris Weitz, Guión: Chris Weitz, basado en la novela Northern Lights de Philip Pullman

Trama: Lyra Belacqua vive en un universo en donde los espíritus viven fuera de las personas y se les llama Daemonios. Este universo se encuentra dirigido por un grupo conocido como el Magisterio, el que gobierna con mano de hierro a la civilización. Pero el tío de Lyra, Lord Asriel, ha descubierto que una extraña sustancia conocida como el Polvo se ha infiltrado en el mundo y cree que proviene de otros universos. El Magisterio intenta suprimir el descubrimiento de Asriel, e incluso Lyra comienza a correr peligro. La chica es puesta a cargo de la Sra. Coulter, quien se la lleva del colegio con rumbo desconocido, sin saber que Coulter es una agente del Magisterio. En el trayecto, simpatizantes de Asriel le dan a Lyra una extraña brújula dorada que tiene el poder de develar la verdad. De ese modo Lyra desenmascara a la Sra Coulter y logra huir para caer en las manos de los Giptianos, un pueblo que quiere acabar con el Magisterio y ha descubierto que realiza terribles experimentos en el polo norte para separar a los Daemonios de los niños. Y Lyra y su brújula dorada se veran envueltas en una oscura guerra secreta entre las distintas razas que habitan este universo.

La Brujula Dorada Este es un intento de New Line Cinema en generar un nuevo suceso de fantasía al estilo de la saga de El Señor de los Anillos. Para ello adquirieron los derechos de la trilogía escrita de Philip Pullman, conocida como His Dark Materials (sus materiales oscuros), contrató a una carísima troupe de actores conocidos, y se despachó con un presupuesto de 180 millones de dolares. Y La Brújula Dorada se estrellaría en la taquilla, obteniendo sólo 26 millones de recaudación en su semana de estreno, compensando un poco los costos con el box office en el resto del mundo. Debido al pobre resultado, la Warner Brothers (dueña de New Line) haría una enorme reestructuración en su subsidiaria.

No es difícil adivinar las razones del fracaso de The Golden Compass. Simplemente es un filme incoherente. En el original del autor, se trata de una trilogía épica con toques de alegoría; pero al contrario de Las Crónicas de Narnia, aquí la intención es darle con un garrote en la cabeza a la Iglesia. El Magisterio viene a ser una especie de Vaticano todo poderoso, dogmático y enemigo de la innovación, que conspira para que Lord Asriel pueda descubrir lo que puede ser la esencia real del universo. El problema aquí no pasa por ello, ni por las performances, ni por la super producción, ni por lo excesivamente creativo del universo que intenta crear. Pasa simplemente porque hay demasiado material – suficiente para una miniserie – que termina restringido a menos de dos horas de proyección. Con pantallazos de menos de cinco minutos de cada tema y personaje que quiere abarcar, La Brújula Dorada termina por ser abrumadora y ello resiente el nivel de credibilidad de la historia. En todo caso, el grave problema del film es el guión, el que debería haber extirpado pasajes y personajes enteros para darle aire a la historia. Pero así como está es un delirio sobreproducido que jamás termina por cuajar.

La idea de los espíritus como entidades externas al cuerpo es interesante. Así mismo el seteo en esta Tierra alternativa que parece una fantasía de ciencia ficción victoriana a lo Julio Verne tampoco está mal. El tema es que la película no puede frenar su ritmo por exceso de historia para contar, y ello resiente el impacto de la trama épica que desea contar. En todo filme épico hay tres factores fundamentales que deben estar muy bien armados para que el todo tenga éxito: primero debe establecer el universo en el que sucede, enseñar sus reglas y hacerlas comprensibles; lo segundo es establecer personajes creíbles y carismáticos; y tercero es develar la historia épica de fondo – quiénes constituyen los bandos enfrentados y el por qué -. Aquí La Brujula Dorada hace todo de manera mediocre, sin dejar que la platea termine de digerir una cosa cuando ya le está despachando dos o tres más. El universo es interesante aunque tiene elementos incoherentes – carruajes antiguos y dirigibles impulsados por motores de plasma; la existencia de máquinas tan avanzadas como el divisor de espíritus que experimentan en el polo norte, que es inconsistente con la idea de un mundo que ha reemplazado el vapor por el átomo pero sigue siendo tecnológicamente atrasado -. Los personajes aparecen de la nada – el oso polar guerrero y parlante; la bruja Serafina; el cowboy Lee Scoresby; los Giptianos – y, un detalle particularmente irritante, es que surgen en mitad del relato sin tiempo a darles carnadura. Y el conflicto es una cosa tan inconsistente que cambia a cada rato – a veces es el Magisterio contra Asriel; después el intento del Magisterio de quedarse con la Brujula Dorada; los experimentos en el polo norte para cercenar los espíritus de las personas (¿para qué?; el filme nunca se empeña demasiado en aclararlo); la profecía acerca de Lyra; la subtrama del oso Iorek Byrnison para recuperar su trono … y la lista sigue -. Además la exposición acelerada provoca que haya muchas escenas que bordean lo ridículo; y cuando no, personajes que se pierden en la trama como el de Daniel Craig, cuya aparición solo parece ser un cameo extendido (y prácticamente no tiene interacción con el resto del cast). Al final el relato termina con un montón de cabos sueltos para resolver en un segundo capítulo que nunca veremos ya que el filme fue un fracaso.

Por todo esto es que La Brújula Dorada es definitivamente mediocre. A la platea le termina por importar un pito la suerte de los personajes – ya que aparecen demasiados, y pareciera que el libreto hiciera trampas procreando deux ex machina y papeles para salvar a los personajes principales a último momento -, y los delirios de la trama le pasan a uno a miles de kilómetros por encima de la cabeza. En sí, cada escena no es demasiado mala; es un film mediocre simplemente porque no sabe que más no siempre significa mejor, y se excede en sus excesos en vez de buscar el equilibrio que la historia precisaba, podando parte de la trama para darle aire e interés a lo que pretende narrar.

HIS DARK MATERIALS

La Brújula Dorada (2007) fue el primer intento de llevar los libros de Philip Pullman al cine. His Dark Materials (2019 – ) es la miniserie de HBO que adapta por completo la obra.