Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
Japon, 2002: Yumiko Shaku (Akane Yashiro), Shin Takuma (Tokumitsu Yuhara), Kana Onodera (Sara Yuhara), Akira Nakao (primer ministro Hayato Igarashi), Kumi Mizuno (primera ministro Machiko Tsuge)
Director: Masaaki Tezuka, Guión: Wataru Mimura
Trama: Godzilla fue abatido en 1954. Pero en 1999 reaparece, provocando desastres de enorme magnitud. Las modernas armas de defensa son inútiles contra el monstruo, razón por la cual el gobierno decide tomar medidas extremas. Ahora ha reunido a un comité de científicos de élite, y les ha encomendado una misión imposible: desarrollar un bio-robot gigante, basado en el esqueleto del Godzilla abatido en 1954. Tanto la osamenta como las células están controladas por computadora. Pero en el primer combate con el Godzilla actual, la memoria genética que reside en el robot – conocido como Kiryu – despierta y pronto el androide gigante se encontrará fuera de control.
Este es el cuarto título de la serie Millenium de Godzilla. Tras el experimento esotérico de Shusuke Kaneko con Godzilla GMK (2001), volvieron a llamar al sillón del director a Masaaki Tezuka, quien ya había dado a luz a Godzilla vs Megaguirus, y seguiría en la serie con Godzilla: Tokyo SOS (2003). Como para repuntar la taquilla, también sacaron del arcón de los recuerdos a MechaGodzilla, en la que sería su cuarta aparición en pantalla (después de 1974, 1975 y 1993). A diferencia de otras ocasiones en que MechaGodzilla era un robot alienígena, aquí es un ser cibernético desarrollado enteramente por los humanos.
Después de haber visto decenas de filmes de Godzilla, uno comienza a percibir ciertos detalles, en especial de la última saga Millenium. El principal de ellos es que los argumentos están pensados en términos de marketing, y que en pocas ocasiones se animan a desarrollar nuevas criaturas que nutran la mitologia de Godzilla – cuando un film falla, al siguiente se resucita a algún enemigo histórico de la gran G -. No hay problema con ello (en el fondo, es el público el que manda), pero el tema es que la reaparición de personajes históricos viene acompañada con una galería de expectativas que nunca es cumplida. Aquí, por ejemplo, la historia tiene un vuelco espectacular desde el momento en que MechaGodzilla es construído a partir del esqueleto del Godzilla original de 1954 (en el medio, nunca pasó nada, aunque la primera ministro recuerda el ataque de Mothra y las Gargantúas ocurridos en los años 60). Esto presenta, de modo camuflado, un viejo proyecto de la Toho de poner a combatir entre sí al Godzilla actual con su homónimo de 1954; y es una premisa de enormes posibilidades que parece cumplirese cuando los monstruos se ven cara a cara, Godzilla ruge, y la memoria genética de Kiryu termina por revivir al gigante verde de hace 50 años. Pero lamentablemente toda la escena dura cinco minutos durante los cuales MechaG se sale de control, y se apaga por quedarse sin baterías. Limpieza de disco duro mediante, al rato está funcionando como si nada, y todo culmina en otro rutinario combate de monstruos.
La premisa daba para miles de alternativas. Quizás el mayor problema pase por una cuestión de mentalidad conservadora de la gente de la Toho, que quiere hacer dinero sin cruzar ningún tipo de límites. A fin de cuentas, Godzilla es su gallina de los huevos de oro, y lo que ocurre con la Toho es lo mismo que ha pasado con DC Comics y con la Marvel – combates entre Spiderman y Superman que terminan en empate, la muerte de Superman que no fue, etc -, que son completamente incapaces de tomar alguna decisión artística realmente jugada. Lo que debería haber hecho el filme acá es terminar de transformar a MechaG en Godzilla modelo 1954 y lanzarlo a una batalla a muerte contra su versión 2002. Eso es lo que la película anunciaba y todo el público esperaba. Pero a partir de la desilusión, la segunda mitad del film es rutina pura – bien hecha pero nunca demasiado jugada -. Imaginen lo que Shusuke Kaneko podría haber hecho con semejante historia.
Los combates están ok, con buenos efectos y bastante despliegue, aunque hay momentos en que los contrincantes se ven algo estáticos (o escenas en donde directamente los trajes están vacíos mientras les descargan toneladas de explosivos de utilería). No hay nada que desentone demasiado, pero tampoco que resulte muy excitante. El otro lastre que soporta el film es el desarrollo dramático de los humanos, que es un melodrama de telenovela al borde de lo soportable. Piloto huérfana, científico viudo y tonto pero bueno y enamorado, hija que hace de celestina, etc, etc. El libreto se mete en densos desarrollos de dramas personales que no le interesan a nadie, con actores que carecen de química entre sí, y convirtiendo al rol de Tokumitsu Yuhara en un comic relief abominable que arruina el film. Si la idea del guión era que conociéramos a estos personajes para que nos importara su suerte al momento del gran combate, la respuesta es un rotundo no.
Godzilla vs MechaGodzilla 2002 es una oportunidad desperdiciada de hacer algo realmente interesante con uno de los personajes históricos mas importantes de la saga. Lamentablemente abandona una idea arriesgada, y se mete en los senderos habituales de la serie sin nada que lo distinga del montón. El drama es pesado, los combates aceptables y los efectos especiales son muy lindos. Pero sin dudas es el título más flojo de la saga Millenium, simplemente por la falta de valentía para recorrer nuevos caminos.