Crítica: La Fuga del Loco y la Sucia (1974)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1974: Peter Fonda (Larry), Susan George (Mary Coombs), Adam Roarke (Deke Sommers), Kenneth Tobey (Carl Donahue), Eugene Daniels (Hanks), Vic Morrow (capitán Franklin)

Director: John Hough, Guión: Leigh Chapman y Antonio Santean, basados en la novela The Chase de Richard Unekis

Trama: Larry y Deke son un par de marginales que sueñan con correr en las carreras de NASCAR. Para ello deciden cometer un atraco, secuestrando a la familia del gerente de un supermercado de un pequeño pueblo, y exigiéndole a éste que les entregue la recaudación diaria del negocio. Al dúo lo acompaña Mary Coombs, una chica algo ligera que está ligada con Larry. Pero la chica se comporta de manera caprichosa y pronto empieza a pelear con Larry, atrayendo la atención de la gente. El robo es informado a la policía y el duro capitán Franklin decide intervenir personalmente en el asunto. Con Franklin y toda la fuerza policial del condado detrás suyo, el trío deberá escabullirse por los caminos rurales con su Dodge Charger potenciado. Pero los altercados entre Larry y Mary irán dejando un sendero de pistas que la policía irá encontrando, poniéndose tras los talones del trío en fuga.

La Fuga del Loco y la Sucia Bullitt (1968) marcó un antes y después en la historia del cine en cuanto al estilo del rodaje de las persecuciones automovilísticas. A partir de entonces la inmensa mayoría de filmes de acción comenzaron a incluirlas, copiando el molde de Peter Yates – como Los Diamantes son Eternos (1971) o Contacto en Francia (1971) -, hasta llegar a casos en donde las persecuciones serían el tema en sí de la película. Estas “Car Operas” incluyen a Gone in 60 Seconds (1974), la mayoría de los filmes de Hal Needham, Carrera Contra el Destino (1971), y el filme que ahora nos ocupa. Y todos ellos se convertirían en objetos de culto.

Sin embargo, entre toda esa tanda de correrías automovilísticas de culto, La Fuga del Loco y la Sucia es quizás el más flojito. El tema es que, si bien las persecuciones están filmadas más que ok, no hay tantas acrobacias como debiera, ni tantos momentos deslumbrantes. En Carrera Contra el Destino o en Gone in 60 Seconds había secuencias en que uno se quedaba con la boca abierta; aquí son esporádicas. Sin dudas es un filme hecho para fierreros de alma, y la potencia de los motores transpira la pantalla; pero hay escasas piruetas stunt y a esto se le suma que el guión, por momentos, parece demasiado alargado y hasta molesto.

La película se basa en la novela The Chase, escrita por Richard Unekis en 1963, que trataba de un atraco cometido por dos ex convictos que escapaban en un muscle car. Para principios de los años sesenta el concepto de los muscle cars – autos medianos dotados de motores V8 super potenciados – era nuevo, y la mayoría del cuerpo policial motorizado de Norteamérica no estaba preparado para perseguirlos. En esa época Howard Hawks compró los derechos del libro, con idea de rodar un largometraje con Steve McQueen al frente – actor fierrero si los había -, pero el proyecto se cayó y terminó en manos de un dúo de magnates dueños de las fábricas Eveready (sí, la de las pilas), que quisieron probar suerte en el cine. Un día cayó en su casa uno de sus amigos, Jimmy Boyd – que después haría carrera como actor y cantante, y en su momento fue esposo de la Batichica Yvonne Craig -, y les ofreció escribir un guión sobre la novela, ya que los autos eran su pasión. Boyd borró todo lo del libro, con excepción de la gran persecución, y le agregó un montón de ideas que quedarían en la versión final de la película – el trío de criminales, el personaje del capitán Franklin, las peleas entre Larry y su novia, e incluso el memorable climax del film -. Pero los derechos fueron a parar a manos de James H. Nicholson, el legendario productor de la AIP y que estaba partiendo de dicho estudio para fundar el suyo propio, Academy Pictures. Nicholson le dió salida a Boyd tras un arreglo monetario, trajo al director de otro film de Academy – John Hough de La Leyenda de la Casa Infernal -, y consiguió a Peter Fonda y Susan George para los protagónicos. El resto es historia.

El mayor problema con La Fuga del Loco y la Sucia es la relación del trío central, que a veces bordea lo irritante. Al principio Deke y Larry parecen un duo de amorales, y el secuestro de la esposa y de la hija del gerente del supermercado (cameo de Roddy McDowall) es sorpresivamente tenso, sembrando una sombra oscura sobre quienes deberían ser los héroes del filme. Pero en realidad los protagonistas son un trío de marginales bastante egoístas a los cuales, por más que el guión quiera humanizarlos de algún modo, no terminan por resultar simpáticos. Tampoco son unos idealistas en contra de la autoridad – como era Barry Newman en Vanishing Point -, y ni siquiera la policía es una figura brutal como podría haberse erigido. Son tres cacos huyendo con el dinero y peleándose entre sí, con varios desplantes de Susan George bordeando lo intolerable.

El otro problema es el ya mencionado de las persecuciones, que están ok pero en escasas oportunidades hacen algo espectacular. Al menos, cerca del final, el filme pone algo de inteligencia – especialmente en las ocurrencias del capitán Franklin -, pero ni siquiera el esperado duelo con el interceptor potenciado de la policía cumple con las expectativas creadas. Por lo menos la película se da el lujo de terminar con una nota amarga, que es posiblemente la secuencia por la cual es recordada.

La Fuga del Loco y la Sucia es una car opera bastante light. A quienes le gusten los autos, sentirán un orgasmo al ver y escuchar el rugido del Dodge Charger de Peter Fonda devorando la carretera; pero en el resto de los aspectos, termina quedando a mitad de camino.