Crítica: Event Horizon (1997)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 1997: Laurence Fishburne (Capitán Miller), Sam Neill (Dr Billy Weir), Kathleen Quinlan (Peters), Jason Isaacs (D.J.), Joely Richardson (Starck), Richard T. Jones (Cooper), Sean Pertwee (Smith), Jack Noseworthy (Justin), Holley Chant (Claire Weir)

Director: Paul W.S. Anderson, Guión: Philip Eisner

Trama: El futuro, año 2047. Luego de estar desaparecida por más de 7 años, científicos de la NASA han dado con el paradero de la nave Event Horizon y han mandado una expedición de rescate. Pero la nave está desierta y lo único que se halla son restos de lo que parece haber sido una matanza. Abrumado por las pruebas el capitán Miller le exige al Dr. Billy Weir – jefe de la misión y diseñador de Event Horizon – algún tipo de explicación sobre lo sucedido. Weir le explica que la nave poseía un equipo experimental, capaz de generar saltos en el espacio y llegar a distancias de años luz en cuestión de días. Pero algo ha salido muy mal y la Event Horizon parece haberse adentrado en otra dimensión, una infestada de pura maldad y que parece haber poseido a la nave y enloquecido a sus tripulantes. Y ahora parece haberse ensañado con la misión de rescate, ya que ha comenzado a matar a cada uno de sus miembros.

Event Horizon Yo no odio a Paul W.S. Anderson, pero tampoco es un director que termine de dejarme satisfecho. Yo creo que al tipo se le ocurren buenas ideas y después las cocina por la mitad, o se engolosina con los aspectos visuales de las historias que concibe. Anderson saltó a la fama con la versión para la pantalla grande de Mortal Kombat, siguió con Soldier, y terminó por pegarla con Resident Evil, generando una nutrida franquicia (y la única saga exitosa basada en un videojuego). Mientras que lo suyo es la acción, acá intenta meterse en los terrenos del horror con resultados hibridos. La historia está ok, pero la ejecución carece de nervio y, lo que es peor, el libreto decide saltar por el precipicio en los últimos 10 minutos de metraje.

Oh, sí, esto es un pastiche de aquellos. Imagino a Anderson viendo 2010, El Año que Hicimos Contacto y reimaginando a la Discovery como una nave embrujada, poblada de los fantasmas de su tripulación muerta en extrañas circunstancias. A eso le mezcló gotas de The Haunting y Hellraiser, lo batió y lo sirvió bien frío. Mientras que la concepción visual de Event Horizon es formidable – con una nave gigante en forma de cruz, llena de vitrales y parecida a una catedral en el espacio -, hay tanta luz en los sets que estos parecen shops de Apple. ¿Cómo crear suspenso con algo iluminado como un estadio de futbol?.

La historia está bien, pero a uno le queda sabor a poco en la boca. El problema es que la trama tiene un enorme potencial – imaginen que una nave espacial ha ido a una dimensión desconocida en donde reside el mal en estado puro, y ha regresado poseída por oscuras energías – pero el desarrollo es algo soso. Las muertes no asustan, y los momentos escalofriantes no son tales. Pareciera que la única manera que conoce Anderson de generar algún sobresalto es que alguien aparezca de golpe en el cuadro y te toque el hombro o te hable fuerte. El resto es sopa boba.

Engolosinado con lo visual, Anderson reduce las posibilidades de la historia a algo sumamente superficial. La pregunta nunca respondida es por qué la nave reapareció en este universo – por eso el final es absurdo, ya que va a regresar a su lugar de origen… ¿para qué?; hubiera sido más lógico que se dirigiera a la Tierra para contagiarla con su maldad o provocar algún desastre -. Y como Anderson llega a un punto de impotencia en donde el control mental y las alucinaciones no alcanzan, decide despacharse con Sam Neill haciendose el loquito frente a cámara. Otra que su sobreactuación en Posesión (1981). Cuando Neil reaparece dentro de la nave – luego de ser expulsado al vacío del espacio – el filme simplemente decide hacer seppuku, y exterminar sus desabridos meritos. Por lo demás, es un collage de escenas tomadas de otros filmes mucho mejores que éste – la escena en donde una fuerza invisible empieza a martillar la puerta de acero de la cabina de mando es un calco de la secuencia del estudio de The Haunting -.

Event Horizon está ok, pero en manos de otro director hubiera estado mucho mejor. El libreto resulta demasiado pelado, jamás profundiza en la naturaleza del mal (¿por qué la tripulación original se embarcó en una orgía de sangre y muerte?) y deja todo por la mitad, con lo cual el filme resulta pasable para matar el tiempo pero no termina de dejar una impresión duradera.