Crítica: Doctor Who y los Daleks (1965)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1965: Peter Cushing (Doctor Who), Roy Castle (Ian Chesterton), Jennie Linden (Barbara), Roberta Tovey (Susan), Barrie Ingham (Alydon), Michael Coles (Ganatus), John Brown (Antodus), Geoffrey Toone (Temmosus), Mark Peterson (Elyon)

Director: Gordon Flemyng, Guión: Milton Subotsky, basado en el serial Los Daleks, escrito por Terry Nation para la serie de TV Dr. Who.

Trama: El doctor Who es un veterano y excéntrico inventor que ha creado el Tardis, una máquina capaz de desplazarse en el tiempo y el espacio. Al mostrársela al novio de su sobrina, éste termina por activar accidentalmente los controles del Tardis, razón por la cual terminan varados en el planeta Skaro. Allí se topan con una beligerante raza de seres – robot llamados los Daleks, quienes los secuestran para apoderarse de los secretos del Tardis. Sin embargo el doctor y los suyos logran escapar gracias a los Thals, una raza de humanoides pacíficos que vive en las montañas. El problema es que, en la fuga, han perdido una pieza vital del Tardis en el interior de la ciudad Dalek, razón por la cual deben volver; y, mientras tanto, el odio desatado por los acontecimientos ha impulsado a los Daleks a detonar una bomba de neutrones, la cual devastará la superficie de Skaro y aniquilará tanto a los Thals como al doctor Who y su familia. Con el tiempo en su contra, Who y los suyos deberán liderar un ataque desesperado contra la fortaleza Dalek, intentando desactivar la cuenta regresiva de la bomba antes de que sea demasiado tarde para todos.

Dr. Who y los Daleks (1965) Doctor Who es la legendaria serie británica de ciencia ficción, la cual data de 1963 y se sigue emitiendo hasta nuestros días. Con el paso de 11 actores en el rol del personaje, la tira se han mantenido fresca a lo largo de las décadas, convirtiéndose en un hit de culto en Gran Bretaña y el resto de Europa. En cuanto al resto del mundo, eso ya es otro cantar, ya que la serie nunca tuvo demasiada distribución fuera de la Commonwealth, y recién en las temporadas modernas – protagonizadas por David Tennant y/o Matt Smith – ha logrado cierta sindicación a nivel internacional.

En un principio Doctor Who había sido pensada como una serie didáctica con toques fantásticos – algo parecido a Land of the Lost -, pero los ratings fueron paupérrimos, y a la productora Verity Lambert se le ocurrió experimentar con un script más adulto y arriesgado, escrito por Terry Nation, y el cual hablaba de una raza de robots genocidas procedentes del espacio. El episodio de los Daleks causó furor en Gran Bretaña – alcanzando picos de rating de más de 10 millones de televidentes -, convirtiendo a la serie en un fenómeno popular, y desatando la dalekmanía, una moda que seguiría hasta entrados los años 70 (para más datos sobre la serie, los remito a leer la review de Una Aventura en el Espacio y el Tiempo; un afectuoso docudrama que recrea los primeros tiempos de la tira).

Olfateando dinero y oportunidad, a la gente de los estudios Amicus se les ocurrió llevar a Doctor Who a la pantalla grande, lo cual hicieron en dos ocasiones: el filme que nos ocupa, y Daleks: Invasion Earth 2150 A.D. (1966), ninguno de los cuales excitó demasiado al público internacional o, siquiera, a los fans de la serie. Y es que, aunque las películas estaban rodadas a color y tenían mejor presupuesto que la tira, por otra parte estaban escritas con un tono infantiloide y empapadas en un humor zumbón que le resultó chocante a todos. Es posible que Milton Subotsky pensara que todo esto era una estupidez, y que él estaba por encima del nivel de la historia – un típico error cometido por la soberbia de aquellos que no entienden la mecánica de un fenómeno popular -, razón por la cual creyó que era imposible narrar la historia de manera lineal y con cierta convicción dramática. Por el contrario, quiso convertirlo en una payasada, alteró la historia de origen del personaje, y suprimió todo el trasfondo alegórico de la trama.

Si Doctor Who y los Daleks funciona mejor que su secuela Daleks: Invasion Earth 2150 A.D. , es porque la fuerza de la historia original de Terry Nation logra sobrevivir a los esfuerzos de Subotsky y del director Gordon Flemyng en sabotearla. Por ejemplo, hacer que el doctor no sea un científico extraterrestre sino un viejito inventor – muy en la onda de los personajes de Julio Verne -, o que tenga un yerno tan estúpido que se lleva todo por delante (como haciendo una mala imitación de la comedia física que hacia Peter Sellers en la saga de La Pantera Rosa), o que el interior del TARDIS se vea aún más pobre y destartalado que la serie original (la que estaba rodada con presupuesto cero!), dan cuenta de creativos que pusieron poco empeño, o que no le tenían confianza al producto. Las cosas no mejoran demasiado cuando vemos que llegan a un planeta dominado por tachos de basura genocidas, los cuales están peleados a muerte con una raza de mutantes del espacio que parecen salidos de una marcha del Orgullo Gay (y dicho esto sin intención de ofender a la comunidad LGBT!). Digo: hay miles de maneras de crear exóticas razas alienígenas con dos mangos; y, si deseaban dar una versión etérea de la belleza thal, bien se podía haber tomado una aproximación similar al make up de Pygar, el angel ciego que interpretaba John Phillip Law en Barbarella… no esta berretada recargada de pelucas doradas, pestañas postizas y máscaras faciales verdosas.

Aún con todo eso, Doctor Who y los Daleks tiene un par de cosas interesantes. Los Daleks se ven bastante más impresionantes de lo que uno pensaba, y la historia hubiera funcionado mucho mejor en manos de alguien que le quitara toda la bobera infantiloide que la embadurna. Hay algo terrible en pensar en una raza de seres dominados por el odio, los cuales han optado por encerrarse en cuerpos de metal para resistir la radiación causada por guerras atomicas genocidas provocadas por ellos mismos – de más está decir que las connotaciones alegóricas con el nazismo son evidentes, más si uno interpreta a los Thals como una raza de individuos diferentes cuya existencia no es tolerada por quienes se consideran superiores -. Por otra parte, los Thals representan el pacifismo puro, el cual es tan extremo como impráctico. Peter Cushing debe hablarles hasta el cansancio para convencerlos de defenderse, aún cuando el genocidio sea inminente.

Por suerte el acto II es largo, bastante serio y medianamente interesante. El problema aquí es que el director no hunde el cuchillo en los aspectos más fuertes de la historia – genocidio, odio racial, guerras nucleares apocalipticas, etc – y mantiene todo en un tono demasiado liviano. Como el personaje de Roy Castle, pensado como un burdo comic relief, o la inclusión de escenas de stock footage, o los escapes demasiado ingenuos.

Doctor Who y los Daleks es uno de esos filmes que merecería una remake seria y adulta. Acá todo ha sido reciclado pensando en un público infantil, y por ello han arruinado la historia. Sin embargo las ideas persisten y es por eso que uno puede distinguirlas dentro del barro… aún cuando sus creadores no querían que las encontráramos.

DOCTOR WHO

Los filmes de Doctor Who comentados en este portal son: Dr. Who y los Daleks (1965) – Daleks Invasion Earth 2150 A.D. (1966). También hemos reseñado Una Aventura en el Espacio y el Tiempo (2013), un docudrama que recrea el proceso de creación de la serie y la elección del primer protagonista.