Crítica: No Tengas Miedo de la Oscuridad (Don´t be Afraid of the Dark) (1973)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1973: Kim Darby (Sally Farnham), Jim Hutton (Alex Farnham), Barbara Anderson (Joan Kahn), William Demarest (Mr. Harris), Pedro Armendáriz Jr. (Francisco Perez)

Director: John Newland, Guión: Nigel McKeand

Trama: Alex y Sally Farnham se mudan a la casa de la abuela de Sally, quien ha fallecido recientemente. Mientras se encuentran en proceso de reacondicionar la casa, Sally se topa con una chimenea sellada en el estudio de su abuela. Contratando a Mr. Harris, un carpintero que había trabajado en esa casa cuando la abuela de Sally la habitaba, le piden que derribe el sello. Pero Harris le advierte que algunas cosas deben quedarse como están. Sally comienza a percibir voces que provienen de la chimenea. Finalmente Sally consigue que la chimenea sea demolida, sin saber que ha liberado un portal donde moran unos pequeños demonios, que comienzan a deambular por la casa, y quieren apoderarse de Sally a toda costa.

No tengas miedo a la oscuridad Aunque resulte cómico, esta es la primera vez que escribo una review con escalofríos que me corren la espalda. No es para menos; aún rondando los 40, el recuerdo de mi niñez sobre el filme aún me persigue. Las interminables noches de pesadilla, veladas en blanco con absoluto terror a la oscuridad… todas, secuelas de haber visto Don´t be Afraid of The Dark.

Don´t be Afraid of The Dark es una de las pruebas más firmes que en los 70, la TV podía asustar mucho más que el cine. Pocos filmes son tan legendarios como éste, comparable a la ya comentada Trilogía del Terror de Dan Curtis, o la próxima a comentar Las Gargolas. Quizás no sean realmente buenos filmes – si hubieran sido estrenados en la pantalla grande, quizás los defectos y los huecos de guión hubieran resultado más evidentes -, pero son increíbles ejercicios en estilo. Precisamente ayer estuve viendo la remake 2004 de Dawn of the Dead, y a pesar de las tripas, la sangre y la violencia, no me resultó shockeante. Don´t be Afraid of The Dark, por el contrario, sin mostrar sangre, es perturbadora. Es decididamente terrible, una experiencia que permanece con uno terminada la cinta.

Posiblemente el impacto del film tenga que ver con la naturaleza del horror, que aparentemente nadie entiende. Horror es amenaza, y horror tiene que ver con los miedos más profundos y ancestrales que tenemos todos los seres humanos. Posiblemente quien más sepa de esto sea Stephen King, que habla de los horrores infantiles – It, por ejemplo, donde representaba a los payasos como figuras demoníacas, y que es lo que habitualmente sucede: todos los niños somos impresionables con los payasos -. Pero lamentablemente pocos entienden esto, y menos saben traducirlo a la pantalla. Un enmascarado con un machete, un hombre quemado con garras de navaja, un vampiro no representan horror de por sí. Los efectos especiales no son horror; toneladas de sangre o crueles matanzas no representan horror. Pero lo desconocido, aquello que no tiene explicación, lo que repta por el piso en la oscuridad mientras dormimos… eso es verdadero horror. Porque no sabemos qué es, porque imaginamos que puede ser cualquier cosa. Es interesante en este punto comparar cualquier film moderno de horror con The Blair Witch Project, y ver que en realidad el horror tiene que ver con atmósferas que con demostraciones explícitas. Lo que no vemos es lo que nos aterroriza.

Ciertamente Don´t be Afraid of The Dark tiene errores de lógica. No hay explicaciones coherentes. ¿De dónde provienen los demonios?. ¿Acaso la casa está construida sobre un portal a otra dimensión?. ¿Por qué se selló el portal?. Quizás la respuesta sea: no importa. Explicar el horror es una idiotez, porque cualquier historia sonaría idiota. ¿Qué mejor que el horror por el horror mismo?. Es un error intentar ceñir algo fantástico dentro de los términos de la lógica. Simplemente se ha cometido una torpeza, se ha liberado algo desconocido. Y el film, hábilmente, se encarga de regodearse en este último punto. Susurros, ruidos lejanos, sucesos extraños, y una sensación de amenaza cada vez más opresiva. Sally ha liberado el sello que retenía a los demonios, y estos quieren apoderarse de la chica. ¿Por qué?¿Acaso interesa la causa?.

Lo que es brillante del film, es que se dedica pura y exclusivamente a explotar este punto, sin distracciones. Uno ve a los demonios corretear en las sombras, susurrar llamando a la chica, rozándola, discutir planes de cómo atraparla. El maquillaje es realmente impresionante, y más aún son los efectos de fotografía, con los demonios vistos fugazmente en sus correrías. Sally le comenta sus temores a los conocidos, pero nadie le cree. En un momento, cuando ella toma una ducha, los demonios apagan la luz e intentan atraparla. Es espeluznante. O cuando le tienden una trampa con una cuerda en la escaleras, que termina resultando víctima el decorador de la casa. Y Sally toma la cuerda, forcejeando con algo desconocido que termina por ganarle (y la cuerda que le quema las manos). O el impresionante final, cuando la encierran en la casa y la atrapan… y pronto escuchamos las voces de los demonios, pero esta vez la deformada voz de Sally se encuentra con ellos. Es realmente shockeante. Es terror puro. Es un final terriblemente pesimista, pero es el que corresponde a los grandes filmes de terror. Nada de idioteces hollywoodenses de finales felices. Las películas más memorables de horror de la historia del cine terminan mal. Y esta no es una excepción.

Es un film fascinante, y un producto realmente extraño. No hay grandes genios creativos detrás: el director John Newland es un habitual de multitud de series de TV, con algunas participaciones en el género en episodios de Galeria Nocturna y alguna otra serie de horror. Nigel McKeand trabajaría esporádicamente como guionista para otras series, alejadas del género. Ninguno de los dos produciría algo tan memorable como este filme. Pero en esta ocasión, en 1973, crearon una atmósfera infernal que quitó el sueño a más de uno durante muchos años. Y yo me incluyo en la lista.

NO LE TENGAS MIEDO A LA OSCURIDAD

Las versiones existentes son: el telefilm de 1973 Don`t Be Afraid to the Dark y la remake 2011 No le Temas a la Oscuridad