Crítica: El Títere (Silencio Desde el Mal) (2007)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2007: Ryan Kwanten (Jamie Ashen), Donnie Wahlberg (Detective Lipton), Bob Gunton (Edward Ashen), Michael Fairman (Henry Walker), Amber Valletta (Ella Ashen), Laura Regan (Lisa Ashen), Joan Heney (Marion Walker), Judith Roberts (Mary Shaw)

Director: James Wan, Guión: James Wan & Leigh Whannell

Trama: Jamie Ashen recibe un misterioso paquete en la puerta de su departamento, el cual contiene un muñeco de los que usan los ventrílocuos. Jamie sale a buscar comida y deja a su esposa Lisa en companía del títere, pero cuando regresa la chica está muerta y horriblemente desfigurada. El detective Lipton está convencido que Jamie es el culpable del asesinato, y empieza a seguirlo. Mientras tanto Jamie regresa a su pueblo natal de Raven’s Fair para hacer los arreglos del entierro de su esposa… y para investigar sobre la leyenda local acerca de Mary Shaw – una ventriloquista de los años 40, que supuestamente raptaba niños y utilizaba sus órganos para hacer sus muñecos -. Y es que el títere hallado en su departamento era uno de los muñecos que Mary Shaw utilizaba en sus espectáculos.

Silencio Desde el Mal Silencio Desde el Mal es el primer filme de la dupla James Wan / Leigh Whannell después de abandonar la saga de Saw / El Juego del Miedo, la cual lanzaron en el 2004 y rápidamente los llevó a la fama. Aquí Whannell y Wan se dedican a reciclar el viejo cliché del muñeco del ventrílocuo poseído por un espíritu diabólico, algo que ha aparecido en otras ocasiones en el cine de terror. El resultado final es una sorprendente vuelta de tuerca a un género tan trillado, amén de demostrar que la dupla de creativos ha perfeccionado notoriamente su estilo.

Si uno se atiene a la historia, no hay nada demasiado novedoso en ella. Incluso un resumen de la trama podría suponer que Dead Silence cae en los mismos moldes de otras historias de terror basadas en leyendas urbanas (reales o inventadas) tal como la terrible El Hada de los Dientes (2006) – en aquella, una asesina de niños se quedaba con los dientes de las víctimas y terminaba siendo linchada por el pueblo; aquí pasa lo mismo, pero con las lenguas -. La diferencia estriba en que Wan es un excelente director y repunta como ninguno una trama que podría haber caído en lugares comunes y mediocridad general (algo habitual en las últimas películas de horror). Por momentos Wan pareciera estar sintonizando a Kubrick en El Resplandor – hay planos con perspectivas tridimensionales (se ve cielo, suelo, paredes); el protagonista vive ingresando a túneles; hay una sensación de estar cayendo sucesivamente dentro de planos virtuales (la foto del pueblo se transforma en algo vivo por donde pasa el protagonista; el mapa colgado en la pared se convierte en la carretera por donde va el auto del personaje principal) -.

Esto termina por generar cierto clima de creciente claustrofobia, ya que cada vez pasamos a lugares más cerrados y oscuros, y con ese efecto de caída constante. A su vez, Wan se las ingenia para crear escenas con altísima tensión – el primer ataque en el departamento de Ryan Kwanten es muy bueno; los flashbacks sobre los preparativos funerarios del cuerpo de Mary Shaw son de pesadilla -; pero donde resulta increíble el suspenso es en el extendido clímax, especialmente en la incursión a la morada de Mary Shaw en los altos del teatro abandonado. Es una secuencia larga y muy tensa, donde uno tiene la impresión de que los protagonistas están ingresando a un lugar infernal.

Los diálogos son muy buenos; pero también es muy bueno el perfil de los personajes, que se comportan con naturalidad e inteligencia, lo cual rompe con los clichés típicos de esa clase de escenas – la investigación sobre Mary Shaw; el interrogatorio policial; las secuencias en el cementerio -. Quizás lo que desentona un poco es el policía chanta de Donnie Wahlberg, más que nada porque pasa de completo escéptico a ferviente creyente en menos de cinco minutos. Pero es un detalle menor. La cereza del postre es la genial vuelta de tuerca final.

Silencio Desde el Mal es una excelente película de terror. Lo que hace Wan con los fotogramas es increíble. Lamentablemente tuvo una fría respuesta del público, por lo cual abandonaron la idea de montar una secuela … aunque hubiera sido festejable volver a ver a la señora Shaw en acción.