Crítica: The Creeping Terror (1964)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1964: Vic Savage [Art J. Nelson] (Martin Gordon), Shannon O’Neil (Brett Gordon), William Thourlby (Dr Bradford), John Caresio (Coronel James Caldwell), Norman Boone (Barney)

Director: Art J. Nelson, Guión: Robert Silliphant

Trama: De regreso de su luna de miel, el alguacil Martin Gordon es interceptado por el Sheriff para que lo acompañe a investigar un objeto volador no identificado que pareciera haber aterrizado en la zona. Pero al llegar encuentran una nave espacial tripulada por una extraña criatura, la que comienza a atacar a los pobladores del lugar. Y, con cada humano que devora, el ser aumenta de tamaño. Ahora Gordon deberá alertar a los locales mientras intenta descifrar – con la ayuda del ejército – la manera de destruir al monstruo.

The Creeping Terror The Creeping Terror es un serio aspirante a la corona de peor filme de la historia del cine, título que se lo llevó de manera injustificada Plan 9 del Espacio Exterior. Al menos la película de Ed. Wood Jr. resultaba más que entretenida como comedia inintencional; pero aquí, en el debut y despedida del auteur Art J. Nelson, prosperan los tiempos muertos hasta grados soporíferos. Eso no quita que cuando el director se despabila y decide mover la cámara (cambiando de plano) no se mande un moco tras otro, los que van de lo patético a lo hilarante. De todos modos termina por resultar un espectáculo que hay que ver para creerlo.

He aquí otra producción independiente hecha con dos mangos, la que llega tarde para su época – la moda de los intrépidos cineastas caseros que soñaban con llegar Hollywood había estado en auge en los 50, con gente como la que produjo The Blob, El Carnaval de las Almas, o los filmes de Ed Wood -. Aquí figura Art J. Nelson, quien logró reunir a un puñado de pequeños inversores y los entusiasmó con una historia épica de terror y ciencia ficción. El argumento que Nelson utilizaba era que disponía de un ambicioso libreto escrito por Stirling Siliphant – un conocido guionista de la serie Alfred Hitchcock Presenta, que obtendría sus cinco minutos de fama en los 70 con los scripts de La Aventura del Poseidón (1972) e Infierno en la Torre (1974) -, … lo que era verdadero en un 50%. Lo real era que el único Siliphant que Nelson tenía apalabrado era el hermano menor de Stirling, Allan, el cual contaba con sólo 23 años de edad y experiencia cero en el desarrollo de libretos (!!!). Buena parte de los inversores se enteraron del timo y empezaron a demandarlo, con lo cual el pobre Nelson perdió la mitad de los fondos. A esto se suma que Allan (utilizando el nombre de otro hermano, y que terminaría más tarde escribiendo libretos de engendros tales como el clásico del cine Z The Incredibly Strange Creatures Who Stopped Living and Became Mixed-Up Zombies y The Beach Girls and the Monster) redactó toda la historia en 3 miseros días, y empezó a pelearse con Nelson porque el director no respetaba su épica visión artística. Siliphant se fue, más inversores se fueron, y Nelson – que ya tenía una credibilidad casi nula para ese momento – tuvo que arreglárselas como pudo para rodar el filme. Ya que el tipo era una mezcla de estafador y mentiroso patológico, rodó la película sin sonido para abaratar costos (bah, siempre dijo que extravió la banda sonora, y por eso terminó usando doblajes y voice overs en la post producción), y tuvo que armar de manera casera un monstruo ya que el original “se lo habían robado”. Lo más curioso de toda esta tramoya es que no hay registros en ningún lado que The Creeping Terror haya obtenido un estreno oficial en alguna sala de cine. No sería de extrañar que todo esto no haya sido mas que una elaborada estafa y que el filme terminado fuera el justificativo que Nelson mostraba a las victimas del engaño para que no protestaran por el uso (y desaparición) de su dinero. Esta teoría parece avalada por el cineasta Pete Schuermann, quien se encuentra rodando el documental Creep sobre la bizarra filmación de The Creeping Terror y sobre la excentrica vida de Art. J. Nelson, y que recién podremos apreciar en el 2011.

Dejando de lado la parte histórica, lo cierto es que The Creeping Terror (El Terror Reptante) es un filme terrible por donde se lo mire. La secuencia en donde llega el OVNI no es más que la filmación del lanzamiento de un cohete del programa espacial norteamericano proyectado a la inversa (ni siquiera camuflaron el nombre de la nave ni el escudo yanqui!). Una vez en tierra, la nave es mucho más pequeña de lo que uno suponía, y parece ser una carpa oculta entre las malezas (y uno se quejaba de los platos voladores con paredes rectas de Ed Wood!). Hay poquísimo diálogo y algo de narración en off, pero lo cierto es que gran parte del tiempo el sonido se limita a una musica chillona o a un largo silencio. Los actores son de madera terciada (incluyendo al mismo Nelson, que hace el protagónico bajo el seudónimo Vic Savage) y los valores de producción son paupérrimos. Por ejemplo, cuando llega el ejército a combatir a la criatura, la toma se limita a 10 tipos arriba de un camión vulgar y silvestre con ropa de fajina y rifles de caza. Ello sin contar el patetismo de la estrella principal – la criatura -, que es una alfombra gigante con una decena de niños debajo, y cuyos pies se pueden ver en la mitad de las secuencias (tsunami de wtf!). La idea es que el monstruo sea una especie de babosa reptante carnívora, pero sólo se ve como una manta cosida con cables y tapones electricos que, para colmo, carece de movilidad. Cada vez que ataca el bicho, las víctimas se caen de espaldas y se quedan gritando como unos idiotas mientras el monstruo se acerca a 2 km por hora. Si ustedes se acuerdan aquel gag gracioso de Austin Powersen donde un tipo gritaba media hora antes de que lo aplastara una aplanadora que venía a paso de hombre – aquí pasa lo mismo, con la diferencia de que acá la gente se lo toma muy en serio.

Todo este espectáculo barato de feria sería muy divertido si no fuera porque el libreto es muy corto de ideas y situaciones, con lo cual el auteur Art J. Nelson decidió rellenar el tiempo con tomas que duran una eternidad. Por ejemplo, para la secuencia del ataque del monstruo a la discoteca (que es lamentable y hay que verla para creerla) hay diez minutos de escenas de baile sin diálogos. Luego todos los asistentes al baile deciden caerse al mismo tiempo y se dejan devorar por la alfombra carnívora. Si no fuera esos tiempos muertos previos a cada escena, The Creeping Terror sería un festival de humor camp.

The Creeping Terror es muy recomendable. Ok, hay que tolerarla en algunos momentos, pero la paciencia tiene su recompensa y uno se deleita con una sarta de atrocidades artísticas que terminan siendo muy cómicas. Y desde ya, termina siendo una de las elegidas de este portal.