Crítica: Contagio (2011)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Arabia, 2011: Matt Damon (Mitch Emhoff), Jude Law (Alan Krumwiede), Laurence Fishburne (Dr Ellis Cheever), Marion Cotillard (Dra Leonora Orantes), Kate Winslet (Dra Erin Mears), Jennifer Ehle (Dra Ally Hextall), Gwyneth Paltrow (Beth Emhoff), Anna Jacoby-Heron (Jory Emhoff), Elliott Gould (Dr Ian Sussman), Bryan Cranston (Lyall Haggerty)

Director: Steven Soderbergh, Guión: Scott Z. Burns

Trama: Beth Emhoff regresa a su casa de Minneapolis luego de un largo viaje de negocios por Hong Kong, pero al poco tiempo de llegar a su hogar cae enferma y fallece en menos de 24 horas. El Centro Nacional de Control de Enfermedades ha sido puesto en alerta, ya que los síntomas que tenía Emhoff eran casi invisibles y la autopsia no se corresponde con ninguna enfermedad conocida. Emitida la alerta a la Organización Mundial de la Salud, pronto descubren que hay casos en todo el mundo y que, por cada persona contagiada, habrá dos nuevos enfermos en menos de 24 horas. Y mientras las autoridades corren una carrera contra el tiempo para detectar el paciente cero, descubrir el origen de la enfermedad y desarrollar una vacuna, por otra parte el mundo comienza a sumirse en un caos, con ciudades cerradas, escasez de alimentos, y vandalismo en las calles.

Contagio Esta es otra película de Steven Soderbergh, artesano inteligente y todo terreno si los hay. Pareciera que no hay género que le resulte intocable ni en el que pueda generar, al menos, una gran película. Contagio quizás no sea lo mejor de la obra de Soderbergh – el tema no es original, y hay un par de vueltas de tuerca discutibles -, pero es un gran filme y uno muy recomendable cuando uno quiere entretenerse con algo que le flexione los músculos a las neuronas.

Contagio es la crónica de una epidemia, y es posible que haya surgido de las pesadillas sufridas por el libretista Scott Z. Burns tras el incidente de la H1N1, la dichosa gripe porcina que pareció estar regada por todo el mundo. Es cine catástrofe pero hecho de una manera científica y seria, con los pies en la tierra: acá no hay conspiraciones ni héroes (y me gustaría decir que no hay villanos ni curas de último momento, pero lamentablemente los hay y con ello la película intenta fabricar el climax) y todo transcurre de manera normal, lenta pero inexorable. Eso no quita que en un momento se vean paisajes apocalípticos, con filas interminables de coches pretendiendo salir de las ciudades, gente enfundada en trajes atmosféricos recorriendo calles oscurecidas por montañas de bolsas de basura, y larguisimas fosas comunes a donde van a par mas de uno de los protagonistas.

Porque aquí, si bien el elenco es multiestelar, también es cierto que caen como moscas. Gwyneth Paltrow es la primera de la lista, y no dura ni cinco minutos en pantalla. La Paltrow regresa en flashbacks, ya que a través de ella seguimos el origen de la enfermedad. Mientras tanto tenemos a: 1) autoridades de la salud, políticos imbéciles, y burócratas de la seguridad nacional peleando por obtener el manejo de la situación; 2) vivillos de turno que quieren sacar una tajada monetaria a todo el asunto; 3) científicos abnegados que van tras la cura, desoyendo órdenes si fuera necesario; 4) una investigación cuasi policial para dar con el origen de la enfermedad; 5) el drama familiar del esposo de una de las víctimas, quien pierde a media familia de la noche a la mañana y debe encargarse de pelear por la superviviencia de la única hija que le queda en medio del caos generalizado.

Todo esto culmina en un ensamble dramático muy bien aceitado. Uno puede seguir cada una de las historias a la perfección, aunque hay un par que – por su efectismo – desentonan con el resto del relato. Por ejemplo, un blogger interpretado por Jude Law – que maneja a sus 12 millones de seguidores y los manda a comprar un placebo, diciéndoles que es la cura de la enfermedad mientras se llena los bolsillos con coimas de los laboratorios que lo fabrican. El otro punto es el secuestro de la investigadora de la OMS Marion Cotillard, que es un dispositivo del libreto para diferir hasta último momento la revelación del paciente cero (o del dia 1, cómo se originó la enfermedad).

Las actuaciones son uniformemente buenas, pero se destaca Matt Damon – como el padre que debe sobrevivir no sólo a la muerte de su esposa e hijo, sino también a las revelaciones de la vida secreta de su mujer y debe proteger como puede a su restante hija – y, en especial, Lawrence Fishburne. Su personaje – como director del Centro Nacional de Enfermedades – está cargado de humanidad y paternalismo; aconseja, protege a los suyos, entiende la carga de sus subordinados y les presta un oído, y es capaz de realizar sacrificios impensados. Es un rol interpretado con mucha sutileza.

Contagio es una película entretenida y muy inteligente. Es un thriller cerebral, así que no esperen acción o efectos especiales; lo suyo pasa por lo sicológico, por recrear la situación de paranoia que todos vivimos con la H1N1 y llevarla un par de pasos más allá. Quizás el final – supuestamente feliz – se vea forzado por esa necesidad que tiene Hollywood de darnos si o si una luz de esperanza a una situación angustiante pero, por lo demás, es un filme más que competente que intenta demostrar una tesis y lo hace con éxito.