Crítica: Conde Yorga, Vampiro (1970)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1970: Robert Quarry (Conde Yorga), Roger Perry (Dr Jim Hays), Michael Macready (Michael Thompson), Michael Murphy (Paul), Donna Anders (Donna), Judith Lang (Erica Landers), Edward Walsh (Brudah)

Director: Bob Kelljan, Guión: Bob Kelljan, Música – William Marx

Recomendación del Editor

Trama: La madre de Donna ha muerto, y decide llevar a cabo una sesión espiritista para contactarla, guiada por el misterioso conde Yorga. Varios amigos de Donna asisten a la sesión, pero la misma se ve interrumpida cuando la chica sufre una crisis y se desmaya. Después de la reunión, Paul y Erica deciden alcanzar a Yorga hasta su casa, una enorme mansión en las afueras de Los Angeles. Al intentar regresar, la camioneta de los jóvenes queda atascada, así que deciden pasar la noche en el paraje. Pero Paul y Erica son atacados por Yorga, y a la mañana siguiente ambos no recuerdan nada. El doctor Jim Hays, amigo personal del grupo, revisa a Erica y descubre marcas de colmillos en el cuello. Hays comienza a sospechar de Yorga, pero no hay pruebas concluyentes acerca del misterioso conde. Pero cuando Erica es encontrada a la mañana siguiente, ensangrentada después de haber devorado a su gato, Hays comienza a convencer al resto de los amigos que Yorga es un vampiro y debe ser eliminado para liberar a Erica de su siniestra condición.

Arlequín: Crítica: Conde Yorga, Vampiro (1970)

Conde Yorga, Vampiro es un pequeño clásico subvalorado que la AIP produjo en 1970, y que le diera sus quince minutos de fama a Robert Quarry. Quarry – que venía de una larga carrera como actor secundario en la TV – se vio súbitamente puesto en el lugar de heredero del trono de Vincent Price en la American International Pictures, especialmente después del suceso de Dr. Phibes Rises Again y The Return of Count Yorga. Pero la AIP, después de la partida de su socio fundador James H. Nicholson, decidiría archivar los filmes de terror para dedicarse a la producción de cintas blaxploitation. Sumado a eso un brutal accidente automovilístico, la mala suerte de Quarry arruinaría lo que prometía ser una interesante carrera como estrella del género.

En un principio Conde Yorga, Vampiro fue planeada como un producto softcore. Incluso el título original – Los Amores del Conde Iorga – y algunas escenas de sexo subsisten de lo que fué el proyecto al principio. Pero el director Bob Kelijan y la AIP transformaron el libreto en un film de terror puro y duro, que obtuvo un moderado éxito de público y crítica. En sí la historia no es tan original como parece; es un reciclado de Drácula pero adaptado al mundo moderno. Las premisas básicas de la novela de Bran Stoker están aquí – vampiro que seduce a una muchacha, el novio que investiga y va a destruir al conde a la mansión, el ambiente gótico, la corte de vampiresas que acompañan al vampiro -, con la diferencia de que el setup está enmarcado dentro de la ciudad de Los Angeles en la década del 70. Hasta entonces, el género de los vampiros había quedado enclaustrado dentro del período gótico, tal como las producciones habituales de la Hammer con Christopher Lee. La Hammer nunca supo muy bien como aggiornar el género – Drácula 1972 A.D. fué un intento frustrado de traer a Drácula a la época actual, pero el vampiro permanecía encerrado en una iglesia todo el tiempo, aislado de tomar contacto con el mundo exterior -. El gran mérito de Count Yorga, Vampire es adaptar la idea para las nuevas generaciones, integrando a los vampiros con la época actual. El otro film basal que terminaría por encontrar la vuelta sería la película para la TV Kolchak, The Night Stalker, la que terminaría por renovar el género.

Pero Conde Yorga, Vampiro no es tan pulida como parece. Tiene un actor interesante, excelentes escenas, y bastante salvajismo, pero a su vez la estructura básica es algo traída de los pelos. Parece un compendio de grandes momentos planeados para la pantalla, pero la lógica interna de la sucesión de los hechos es bastante débil. Que el doctor Hays se transforme en un ferviente destructor de vampiros de una escena a la otra es algo abrupto, del mismo modo que las sospechas e invasiones a la mansión Yorga no están tan bien fundamentadas – el espectador sabe que el conde es el responsable de los hechos, pero los protagonistas no -. Además el escenario gótico que tiene armado Yorga dentro de su mansión parece pertenecer a otra película – mazmorras, antorchas encendidas -, y la inclusión del deforme sirviente Brudah es un cliché demasiado remanido y hasta ridículo. Brudah se exhibe por allí con un moderno traje cruzado arruinado que me hace acordar al estado actual de mi traje de casamiento.

Donde Conde Yorga, Vampiro se luce es en sus escenas intermedias. El grupo de muchachos se comporta con bastante naturalidad – en especial el personaje de Paul -, y la presencia en pantalla de Robert Quarry destila el carisma que el film requiere. Si uno analiza al personaje, puede asumir que Yorga es el primer vampiro gay de la pantalla – si bien está rodeado de mujeres, nunca hace nada, y en una escena se lo ve como un voyeur de las orgías que sus esclavas realizan en la mansión -. Aunque uno no tenga datos concretos, siempre asumí que Quarry es gay en la vida real – y eso se transpira en la pantalla, tanto en este film como en Dr. Phibes Rises Again -. Uno no tiene nada en contra de los personajes y actores gays – le dan un toque de extravagancia y estilo a sus interpretaciones -, pero ciertamente Quarry no despide el mismo sex appeal que, por ejemplo, Christopher Lee. Y si bien la interpretación de Quarry es muy buena, calificarlo como sucesor de Vincent Price le queda algo grande; el actor no llega al 80% del carisma que tenía Price en la pantalla.

El film tiene un puñado de grandes momentos y excelentes sorpresas. El espectador salta de su butaca cuando descubre que Erica se ha devorado a su gatito – una escena que en el film original fue podada por la censura -. El despedazamiento de uno de nuestros héroes (cerca del final) por parte de la horda de vampiresas de Yorga es formidable. Así mismo los choques entre Hays y Yorga están bien escritos – el film se preocupa por construir al conde como un villano clásico, casi al estilo de Goldfinger, en donde el héroe tiene tiempo de conocerlo y uno puede profundizar en cómo piensa y se comporta el personaje -. Incluso en el ataque final, Yorga se toma su tiempo para charlar con Hays y hasta de evaluar el tipo de estaca con la cual vino a derrotarlo – en una secuencia realmente muy fina -. El personaje sin dudas se las trae, exhibiendo en todo momento una gran dosis de inteligencia salpicada con toques de humor negro – como cuando al principio se desata una tormenta, y le preguntan al conde si tiene abrigo, a lo que responde “sí, creo que traje mi capa” -. Y como todo film inteligente termina mal. El costo para vencer a Yorga resulta muy alto y es lógico.

Conde Yorga, Vampiro es un gran título del cine de terror. Sus shocks no han perdido efecto en todos estos años, tiene un personaje central carismático, muy buenas escenas y diálogos, y excelente clima. El hilo central que encadena las escenas tiene sus debilidades, pero es una película que triunfa sobre sus defectos en base a pura inteligencia. Yorga es despiadado y refinado, excéntrico y carismático, inteligente y autorreferencial. Es un excelente film que merece ser rescatado del olvido.

CONDE YORGA, VAMPIRO

Las películas sobre el conde Yorga son: Conde Yorga, Vampiro (1970), y El Retorno del Conde Yorga (1971)