Crítica: El Asombroso Hombre Creciente (The Amazing Colossal Man) (1957)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1957: Glenn Langan (teniente coronel Glenn Manning), Cathy Downs (Carol Forrest), William Hudson (Dr. Paul Linstrom), Larry Thor (mayor Eric Coulter, MD), James Seay (coronel Hallock)

Director: Bert I. Gordon, Guión: Mark Hanna & Bert I. Gordon

Trama: El coronel Glenn Manning se encuentra formando parte de un experimento de exposición de tropas militares frente a los efectos de la radiación. Pero una avioneta cae sorpresivamente en medio del terreno de la prueba, y Manning intenta salvar al piloto antes que estalle la bomba. Pero la detonación atómica se produce, y Manning resulta con el 90% de su cuerpo quemado por la radiación. Increíblemente su piel se recupera en menos de 24 horas… y el proceso de reproducción celular continúa a un ritmo frenético. Manning crece hasta más de 20 metros de altura; sin embargo sus días están contados, ya que su corazón no es proporcional al tamaño de su cuerpo. Y con fuertes dolores en el pecho y escasa irrigación sanguínea a su cerebro, el gigante se vuelve loco y escapa de la base militar, sembrando el terror en los pueblos cercanos.

El Asombroso Hombre Creciente Si no cabe dudas de que Norteamérica es un país generoso, he aquí el ejemplo de El Asombroso Hombre Creciente. Un filme monumentalmente bizarro que crearía una impresión perdurable en el público, e incluso generaría una secuela – War of the Colossal Beast -. Y Bert I. Gordon continuaría en carrera hasta 1990.

Ya hemos comentado algo sobre Gordon en la review de War of the Colossal Beast. Le gustaba que le llamaran Mr. BIG, y de hecho prácticamente se especializó en criaturas gigantes durante los años 50. Aquí dirige un producto de la habitualmente competente AIP, con el detalle que el presupuesto es miserable – y a secuela sería aún más pobre, reciclando una enorme cantidad de escenas y FX de esta película – y, por momentos, el guión parece escrito por niños escolares.

En sí la historia no es tan terrible como parece. De hecho, el comienzo del filme es sorprendentemente bueno, con una gran escena de tensión cuando la bomba atómica de la prueba falla en explotar y una avioneta cae en medio del escenario del test. Esos segundos que pasan entre la indecisión de Manning y su opción por tomar carrera para salvar al piloto mientras la bomba se mantiene silenciosa son formidables. Ya cuando sucede la detonación, entra en los carriles propios del cine de monstruos de los años cincuenta, con científicos ocultando a Manning y estudiando su asombrosa recuperación, su novia rastreándolo por todas las bases militares, y su entrada furtiva al hospital donde el coronel se encuentra alojado.

Pero donde la película se va a los caños (y mal) es cuando aparece por primera vez el gigante. Ver a un tipo enorme, fuera de estado, lampiño y con pañal es hilarante. Tomando por ejemplo un telefonito de juguete o tirando sillitas por el aire es asombrosamente ridículo. Cuando Glenn Langan no está en pantalla, las cosas resultan medianamente potables, aún cuando el personaje del Dr. Linstrom insiste en dar explicaciones didácticas de los temas médicos más obvios; y tanta charlatanería termina con que el personaje en un momento se empieza a expedir con idioteces propias de un guionista que no tiene ni idea de lo más básico de medicina. Cuando explica que el corazón de Manning no crece porque “el corazón es una sola célula”, la audiencia se levanta y aplaude de pie. No, ya a esa altura entre el doctor sabihondo y burro, y el gigante corriendo en pañales por la pradera, a uno le duele el estómago de tanto reírse.

Y por supuesto está el clímax – reiterado en un flashback de War of the Colossal Beast -, donde le quieren dar entre dos soldados una inyección gigante a Langan y éste termina empalando a uno de ellos con la jeringa. Si las actuaciones son malas, los FX dan lástima y el argumento es terrible, esperen a ver a un tipo fofito en pañales gritando “¡no quiero crecer! ¡no quiero crecer!”. Sinceramente, lo que había empezado bien termina resultando un show sideralmente ridículo; y por eso The Amazing Colossal Man merece nuestra más calida recomendación, ya que es tan mala que resulta fascinante verla.

THE COLOSSAL BEAST

El Asombroso Hombre Creciente (1957) es un filme dirigido por Bert I. Gordon. La Guerra de la Bestia Colosal (1958) es su secuela.