Crítica: El Club de la Pelea (Fight Club) (1999)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1999: Edward Norton (Jack / narrador), Brad Pitt (Tyler Durden), Helena Bonham Carter (Marla Singer), Meat Loaf Aday (Robert Paulson), Zach Grenier (jefe de Jack)

Director: David Fincher, Guión: Jim Uhls, basado en la novela homónima de Chuck Palahniuk

Trama: Jack es un oficinista que comienza a padecer de insomnio crónico. Sin obtener respuesta adecuada de los médicos, Jack toma como terapia asistir a los grupos de ayuda de enfermos terminales, donde descubre que presenciar sus dramas personales le sirve para liberar sus propias emociones reprimidas y le permite reconciliar el sueño. Pero Jack se vuelve adicto a las reuniones, y comienza a asistir todos los días a distintos grupos. Cuando descubre que Marla – una chica dark a la que siempre ve en las sesiones – es otra impostora como él, la confronta. Dividiéndose días y grupos las cosas parecen volver a la normalidad para Jack… hasta que se encuentra en un viaje de trabajo con Tyler Durden, un extraño hombre de negocios que parece tener ideas muy particulares acerca de cómo funciona el mundo. Cuando el departamento de Jack se incendia, el único conocido que tiene para solicitar ayuda es Tyler, quien le ofrece irse a vivir con él temporalmente. Pero la amistad entre ambos comienza a cimentarse, especialmente después que Tyler le pidiera que lo golpeara como compensación por el favor del hospedaje. Jack descubre que en la lucha existe un sentimiento liberatorio superior al que sentía con los grupos de auto ayuda. Y entre Jack y Tyler terminan por fundar un grupo marginal conocido como “el club de la pelea”, que se encarga de organizar riñas clandestinas y del cual participan individuos desconformes con sus vidas. Pero el club de la pelea comienza a crecer desproporcionadamente y empieza a tener connotaciones totalmente diferentes de las originales, un cambio que termina por alarmar a Jack y por lo cual intentará detener a Tyler.

El Club de la Pelea La primera regla del club de la pelea es: no se habla del club de la pelea. La segunda regla del club de la pelea es: no se habla del club de la pelea.

El Club de la Pelea es un proyecto completamente inusual proveniente de los rutinarios estudios de Hollywood. Está basada en la novela de 1996 de Chuck Palahniuk, la que en su momento generó cierto interés en los estudios. Los productores pensaron en Peter Jackson, Brian Synger e incluso Danny Boyle para adaptarla, pero por desínterés o por complicadas agendas de trabajo ninguno de ellos pudo acercarse al proyecto. La cuarta opción fue David Fincher, quien ya era un nombre destacado después del suceso de Se7en – Pecados Capitales. Pero aún con Fincher y con el elenco de estrellas – Norton, Pitt, Bonham Carter – subido al carro, El Club de la Pelea sería un proyecto resistido por los estudios major. A regañadientes la Fox aceptó, aún cuando el estudio y Fincher tenían las heridas abiertas sobre la caótica producción de Alien 3. Tras varias reuniones de reconociliación las cosas se enfriaron… por lo menos hasta que empezaron a llegar los primeros cortes del rodaje. Una interminable sucesión de disputas de uno y otro bando se sucedieron, fundamentalmente por el salvajismo – en lo físico y en lo intelectual – que estaba mostrando el filme. Por suerte David Fincher logró salirse con la suya y Fight Club se estrenaría en cines con cambios mínimos. No obtuvo una gran respuesta del público, y en general la crítica no supo muy bien cómo catalogarla. Pero desde entonces se ha convertido en un sólido suceso de culto.

Lo que más llama la atención sobre El Club de la Pelea es el hecho de que un estudio hollywoodense haya aceptado respaldar un proyecto claramente anarquista y anti establishment. En el fondo la historia no deja de ser la épica del nacimiento de un grupo terrorista, bañada con citas nihilistas. Es una trama sorprendente por el hecho de que uno no tiene ni idea de cómo va a seguir evolucionando la historia; y está integrada por una serie de personajes totalmente carismáticos que no dejan de ser profetas de la destrucción. Tal como dijimos en otras reseñas, existe una fascinación del mal entre el público y los villanos, especialmente cuando éstos últimos generan una teoría completamente coherente (en sus propios términos) de por qué hacen lo que hacen. Si bien El Club de la Pelea no tiene villanos formales, uno podría despojar de sus personalidades a los caracteres – dejando sólo sus acciones – y se daría cuenta que son actos de villanía. Cuando uno elabora un explicación comprensible sobre qué los impulsa actuar así, no se ven tan oscuros.

El tema pasa por una compleja teoría que desarrolla Palahniuk acerca de cómo el hombre de la sociedad moderna ha perdido sus emociones e instintos naturales. La razón es simple: el mercado. El consumismo ha sustituído la naturaleza instintiva del hombre (y sus valores morales) por la superficialidad de los productos que compra. Uno es valorado de acuerdo a lo que posee, y a la posición de poder en la escala de consumidores. Aquí es donde resulta indispensable comparar a Fight Club con otra obra controversial como es American Psycho. Mientras que en Psicópata Americano (cuya novela data de 1991, y puede haber sido influencial en la obra de Palahniuk), el yuppie Patrick Bateman se encontraba en la misma sensación de vacío emocional que el narrador de El Club de la Pelea, allí optaba por permanecer en ese universo – regodeándose con productos y marcas – y en donde el asesinato era una experiencia orgásmica que rompía la monotonía de su vida. En cambio, en El Club de la Pelea, los personajes deciden despertar de la fantasía artificial del mundo del consumo, e intentar recuperar su naturaleza humana. Pero el giro que toma la historia no es menos salvaje y brutal que American Psycho: acá el dolor de los violentos combates los despabila de sus vidas ordinarias, pero termina siendo una forma de vida contagiosa. Los clubes de lucha empiezan a diseminarse y a expandirse en proporciones inimaginables, demostrando que hay muchísima gente que siente lo mismo sobre el vacío de sus propias existencias. Esa necesidad de sentir, de salir de su estado de zombies, de ganar respeto y seguridad a partir de ese centro de poder que es la arena callejera. En el fondo no deja de ser una teoría basada en la testosterona pura, donde los machos más fuertes merecen gobernar al resto.

El otro tema pasa por estos individuos que han despertado con la lucha, que en vez de mantenerse en sus vidas, han decidido ir más allá y salir a combatir a los causantes de sus desgracias. Allí la película toma un rumbo claramente anarquista, lo cual la convierte en una experiencia única. Imaginar hoy en día a un film donde el héroe es un terrorista que bombardea centros comerciales y corporaciones de tarjetas de créditos resultaría imposible – El Club de la Pelea no podría haber sido producida en el mundo posterior al 11 de Setiembre -. Es un film completamente autodestructivo, que ataca a las marcas y corporaciones que usualmente respalda a la industria del cine. Quizás el punto aquí pase por esa misión de revancha hacia aquellos a los que se les imputa haber matado los ideales americanos. No existen ideologías; existe el mercado; pero el mercado ha tergiversado las cosas que , en vez de transformarse en accesorios, se han convertido en objetivos de nuestra propia vida; y toda su esencia ha sido alterada. La escena clave es el ataque de Jack y Tyler a los autos estacionados; y con el que particularmente se ensañan es con un Volkswagen New Beetle – un auto que había nacido con propósitos prácticos para la clase media (y que incluso fué uno de los simbolos del flower power de los hippies en los 60), y que se ha sofisticado para transformarse en un producto para ricos -. Pero al momento de atacar marcas y productos, el filme corre el riesgo de lanzarse de manera suicida para cumplir sus propósitos. En vistas de su plataforma pro terrorista, El Club de la Pelea podría haberse transformado en un producto execrable si no fuera por la inteligencia de la construcción de sus teorías y por el sentido de humor negro que empapa el guión. Fincher y los libretistas transitan por una cuerda delgadísima tendida sobre un enorme precipicio, a la cual logran sortear con éxito.

(alerta spoilers) El ultimo punto es el tema de la personalidad dividida, que es un giro de tuerca brillante. En una segunda visión del filme uno descubre las alertas que Fincher va dando sobre el asunto, con las apariciones subliminales de Tyler Durden mientras Edward Norton está en el hospital tratándose del insomnio. Es como si el insomnio fuera el proceso de gestación de la personalidad de Tyler, el otro yo que hace lo que Jack no puede. Es una revelación sorprendente y construída de manera inteligente, ya que recapitulando la historia calza perfectamente en todas las escenas. (fin de spoilers)

El Club de la Pelea es un filme brillante en su oscuridad. Es una teoría fascinante acerca del funcionamiento del mundo en que vivimos. Quizás su tesis sea salvaje; pero está tan genialmente ejecutada que resulta imposible no aplaudirla.

DAVID FINCHER

Alien 3 (1992) – Se7en, Pecados Capitales (1995) – El Juego de la Muerte (1997) – El Club de la Pelea (1999) La Habitación del Pánico (2002) – Zodiaco (2007) – El Curioso Caso de Benjamin Button (2008) – La Chica del Dragón Tatuado (2011) – Perdida (Gone Girl) (2014)