Crítica: Los Hijos de los Condenados (Children of the Damned) (1963)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1963: Ian Hendry (Dr Tom Llewellyn), Alan Badel (Dr David Neville), Barbara Ferris (Susan Elliott), Alfred Burke (Colin Webster), Clive Powell (Paul Looran), Lee Yoke-Moon (Mi Ling), Mahdu Mathers (Rashid)

Director: Anton M. Leader, Guión: John Briley, inspirado en The Midwich Cuckoos de John Wyndham

Recomendación del Editor

Trama: El sicólogo Tom Llewellyn y el genetista David Neville se encuentran realizando tests de inteligencia en escuelas londinenses como parte de un proyecto de la ONU. Ambos dan con Paul, un niño asombrosamente inteligente, capaz de resolver complicadas pruebas en cuestión de segundos. Pero el proyecto de las Naciones Unidas es a nivel mundial, y la sorpresa es que hay cinco chicos más dispersos por todo el globo, que poseen la misma capacidad de Paul. Inmediatamente se los reúne en Londres para continuar con los estudios, pero los niños comienzan a comportarse de manera extraña cuando se conforma el grupo. Tienen poderes mentales capaces de controlar a las personas, y cada uno puede ver y escuchar lo que hacen los otros. El descubrimiento de dichos poderes asusta a las autoridades; y mientras deciden qué hacer, los chicos se han escapado y se han refugiado en una iglesia, dispuestos a aislarse del resto de la humanidad.

Los Hijos de los Condenados El mismo estudio que en 1960 produjo Village of the Damned decidió despacharse tres años después con una secuela, debido al gran suceso obtenido. Pero la realidad es que el autor original del libro, John Wyndham, jamás escribió ningún tipo de continuación; y por más que Los Hijos de los Condenados venga con la chapa de “secuela”, se trata en realidad de una reimaginación del mismo concepto . Aquí nuevamente hay una generación de niños super inteligentes y con poderes mentales que comienza a surgir en distintas partes del globo; sus madres están controladas por ellos, y sus padres no se conocen o han desaparecido.

Pero Children of the Damned funciona de modo muy distinto al primer film. Mientras que en El Pueblo de los Malditos había un auténtico clima de horror y paranoia, aquí el relato toma los carriles de alegoría acerca de la xenofobia. En el clásico de Wolf Rilla, era una auténtica invasión alienígena silenciosa; pero aquí el libreto – que comienza de modo similar – decide cambiar su rumbo a mitad de camino, y se despacha con que los chicos son una mutación genética, como si la humanidad se hubiera saltado el próximo millón de años de evolución y los hiciera presentes hoy.

Es posible que por ese cambio en el significado de la existencia de los chicos, Los Hijos de los Condenados haya terminado relegada a un injusto olvido, cuando en realidad es un filme válido en sus propios términos. Sin dudas es decepcionante para quienes quieren ver qué ha sucedido con la masa silenciosa y malévola de niños alienígenas de Village of the Damned, pero por otro lado la historia que desarrolla el libretista John Briley es una variación interesante del tema. Ciertamente hay una manipulación del clima que no siempre está justificada; el comienzo del filme es muy similar a El Pueblo de los Condenados, con niños que han nacido sin padres conocidos, madres controladas por los chicos y cierta atmósfera de paranoia paternal – en un momento, una de las madres desearía haber asesinado a su hijo -. Tampoco resulta demasiado coherente con todo lo que sigue el hecho de que Paul – el líder del grupo – mande a su madre a matarse al medio de una autopista. La película intenta justificar estos actos de control y violencia por el hecho de que son una minoría que intenta sobrevivir a los atentados contra su existencia, eliminando a sus enemigos; pero crea un manto enorme de duda si realmente hay algo de bondad en el corazón de estos chicos que terminan a la postre transformándose en las víctimas del relato.

Si uno puede comparar a Los Hijos de los Condenados con algún otro filme, este sin dudas es Escape del Planeta de los Simios. Las circunstancias son similares; aquí por nacimiento, en Escape del Planeta de los Simios por viajes en el tiempo, lo cierto es que la humanidad termina enfrentándose ahora con especímenes que son en realidad su futuro, y que representan una amenaza a su existencia en el presente. En el filme de Don Taylor la humanidad intentaba esconder su naturaleza hipócrita con la decisión de castrar (o eliminar) a los simios que terminarán por subyuzgarla en un acto justificado – la rebelión contra el abuso humano -; aquí es la presencia de lo diferente y sobrenaturalmente poderoso, que hace temer que estos chicos (tarde o temprano) puedan dominar al resto del planeta. Y como X Men, ese salto evolutivo genera miedo y discriminación. Lo que ocurre aquí es que los chicos son tan herméticos emocionalmente que resulta imposible adivinar sus intenciones. Y elementos para justificar la paranoia hay de sobra, comenzando con la increíble arma sónica que los niños elaboran con unas escasas piezas eléctricas y un órgano abandonado de la iglesia donde se esconden. En el medio hay un acalorado debate sobre si dejarlos vivir o no, que plantea algunos temas interesantes. El final (amargo, sorpresivo, valiente y brillante) termina por dejar esas preguntas abiertas.

Quizás lo que se le puede reprochar a Los Hijos de los Condenados sea la falta de exposición por parte de los chicos, quienes podrían dar un poco más de luz sobre el significado de su aparición en el tiempo presente. (alerta spoilers) En uno de sus últimos parlamentos, Paul les dice a los políticos que el regreso a la Iglesia no ha sido un error, sino que era parte de su misión: ellos han regresado para dar el ejemplo y morir, con lo cual uno podría asumir que el relato toca incluso una vena religiosa. Como Jesús, ellos han sido discriminados y sacrificados, quizás para dejar un mensaje sobre aceptación y convivencia con seres superiores que con seguridad continuarán naciendo. (fin de spoilers). También se le puede criticar la manipulación inicial que hacen estos niños con los adultos que los rodean, la que queda sin demasiada explicación (o al menos demuestra una soberbia intelectual de estos chicos que no se molestan en justificar las causas de sus acciones). El Dr. Llewellyn hace las veces de abogado defensor, pero son más las presunciones que salen de su boca que justificativos reales expresados por los autores de los hechos.

Las actuaciones son muy buenas, y la película es interesante en un sentido intelectual. No es un filme de terror como Village of the Damned; pero Los Hijos de los Condenados es una cinta con muy buenos momentos y argumento inteligente. Y desde ya, una película más que recomendable.

THE MIDWICH CUCKOOS

Los filmes basados en la novela de John Wyndham The Midwich Cuckoos son: El Pueblo de los Malditos (1960), y Los Hijos de los Condenados (1963).Village of the Damned (1995) es la remake dirigida por John Carpenter.