Crítica: El Buen Dinosaurio (2015)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2015: con las voces de Raymond Ochoa (Arlo), Jack Bright (Spot), Jeffrey Wright (Poppa), Frances McDormand (Momma), Steve Zahn (Thunderclap), Peter Sohn (Forrest Woodbush)

Director: Peter Sohn, Guión: Meg LaFauve

Trama: En una versión alternativa de la historia, los dinosaurios no resultaron extinguidos y se volvieron los seres predominantes sobre la Tierra, desarrollando inteligencia y erigiendo las primeras civilizaciones. Arlo en un pequeño brontosaurio que trabaja junto a su padre y sus hermanos en la granja de la familia, en donde los logros excepcionales quedan registrados con una marca en el muro del silo. Pero arlo es pequeño, torpe y tímido, y pareciera que nunca va a lograr marcar su propia proeza. Un día, explorando el lugar junto a su padre, queda atrapado en una inundación del río y es llevado a una tierra extraña y lejana. Allí se hará amigo de Spot, un niño Cro-Magnon que le responde como si fuera un perro, y el cual parece estar dispuesto a ayudarlo a encontrar el camino de regreso. Con Spot vivirán numerosas aventuras, y pronto Arlo descubrirá que ya no es el mismo, ya que el peligro lo ha hecho madurar hasta el punto de tomar sus propias decisiones.

Arlo y su mascota humana Spot parecen estar cerca de casa en esta escena de El Buen Dinosaurio (2015) Arlo y su mascota humana Spot parecen estar cerca de casa en esta escena de El Buen Dinosaurio (2015)

El Buen Dinosaurio El Buen Dinosaurio es otra entrega de los productos Pixar. La gente de Pixar hace rato que viene intentando recuperar el rumbo – como con Intensamente y el filme que nos ocupa -, especialmente después de una racha de secuelitis con filmes de calidad cuestionable o poco brillante. Por contra, pareciera que la Disney hubiera absorbido el mojo de Pixar, ya que sus últimos filmes digitales – como Zootopia o Big Hero Six – gozan de una frescura y originalidad tal que parece habérsele escapado a los padres de la animación digital.

El Buen Dinosaurio, a decir verdad, es una bolsa de gatos. Visualmente es un orgasmo – es increíble darse cuenta que esos ríos, ese cielo, esas tormentas, esas montañas y, sobre todo, esa vegetación, están producidos en una Commodore 64 en vez de ser reales -, pero el diseño de los personajes principales bordea lo abominable. Digo: en semejante desborde de fotorealismo los tipos han decidido trazar a los dinosaurios como si fueran figuras de arcilla salidas de alguna animación de Wallace & Gromit, lo cual causa un contraste chocante. Lo mismo ocurre con los villanos – terodáctilos, raptores – que parecen versiones bizarras de Willie E. Coyote, con ojos disparatados y dientes deformes. Pero si bien esto es debatible – no es mas que una cuestión del estilo elegido -, lo que termina partiéndome al medio es el escenario de historia alternativa que han decidido utilizar. Ahora resulta que el meteorito que provocó el cataclismo que mató a todos los dinosaurios en la Tierra pasó raspando cerca del planeta, y ello terminó provocando que – con el paso de millones de años – los dinosaurios se volvieran inteligentes, civilizados y erigidos en la raza dominante sobre el planeta. Chicos: los dinosaurios hablan, construyen silos, aran y plantan su comida y, en el caso de los carnívoros, los tipos se han vuelto cowboys y crian búfalos como fuente de comida. Este último detalle da lugar a una versión alternativa – y super bizarra – de los típicos campamentos de los filmes western, en donde los dinosaurios prenden una fogata (¿cómo?¿con qué manos?), tararean canciones usando grillos como si fueran armónicas, y cuentan anécdotas como si fuera una noche de boy scouts.

Las preguntas se acumulan en mi cabeza. ¿Por qué los dinosaurios evolucionaron y no lo hicieron, por ejemplo, los bisontes que ahora crian en rebaño?. Ahora los hombres son bestias y se comportan como perros salvajes. De hecho el dinosaurio protagonista tiene a un niño humano como mascota, y lo llama como si fuera un perro. Todo esto es tan bizarro que atenta contra la historia que El Buen Dinosaurio intenta contar – una road movie en donde el joven protagonista termina perdiendo el miedo y se vuelve en un experto aventurero capaz de lidiar con los dramas de la supervivencia en un mundo tan hostil como es el prehistórico -. Por cada momento en que Arlo conecta con el chico Cromagnon – compartiendo la pérdida de sus propios padres, viviendo aventuras juntos, descubriendo el camino a casa -, hay un momento excéntrico con Arlo peleando con una banda de raptores devenidos cuatreros, o dialogando con un triceratops pasado de rosca que usa sus cuernos como una especie de pajarera ambulante.

Honestamente, El Buen Dinosaurio es un filme tremendamente dispar. Lo visual es fabuloso – las tormentas son una delicia para quienes tengan un home theater y un buen televisor HD – , los personajes tienen su corazón, pero la historia en que los meten tiene cosas muy extrañas. Para mí es un 3 y medio pero aquí damos cifras redondas; y como el espectáculo prima sobre los problemas de credibilidad del argumento, prefiero ser benévolo. Desde ya, ni se acerca a los títulos formidables del panteón de oro de Pixar; el problema es que intenta ser original y lo logra, pero a costa de seguir un recorrido tan extraño como poco creíble.