Crítica: Beowulf (2007)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2007: Ray Winstone (Beowulf), Anthony Hopkins (Rey Hrothgar), Angelina Jolie (madre de Grendel), Robin Wright Penn (Reina Wealthow), John Malkovich (Unfreth), Brendan Gleeson (Wiglaf), Crispin Glover (Grendel)

Director: Robert Zemeckis, Guión: Roger Avary & Neil Gaiman, basados en el poema epico del siglo X, Musica – Alan Silvestri

Trama: En el año 500 de la era cristiana en Dinamarca, el Rey Hrothgar se dispone a dar un festin en honor a su ejército de guerreros. Pero el escándalo provocado altera al monstruoso Grendel, que vive en las montañas, y que desciende al pueblo provocando una matanza. Ofreciendo una enorme recompensa, el héroe Beowulf y un puñado de guerreros gautas aparecen en la villa a aceptar la misión. Tendiéndole una trampa, logran liquidar a Grendel. Pero la madre de Grendel, un demonio con apariencia de mujer, baja al pueblo y toma sangrientas represalias por la muerte de su hijo. Beowulf se interna en los bosques, decidido a matarla y a cobrar revancha por sus guerreros asesinados. Lo que desconoce Beowulf es que el demonio le ha preparado una oferta que no podrá rechazar y que alterará el resto de su vida.

Beowulf Beowulf es considerada como la primera ficción heroica de la historia. Es un poema escrito entre los siglos IX y XI que narra las aventuras del héroe del título, enfrentado a todo tipo de criaturas fantásticas. Si bien tiene visos de leyenda, hallazgos arqueológicos realizados en el siglo XX han terminado por demostrar que algunos de los personajes así como las locaciones del relato están basados en la realidad – por ejemplo, se han encontrado restos de los que podría haber sido el salón real del rey Hrothgar y que se menciona en el film -. El poema estuvo en manos privadas y separado de la vista del público durante muchos siglos, hasta que en el siglo XIX fue traducido y publicado.

En los últimos años han existido varias adaptaciones del relato, tanto con Christopher Lambert como con Gerard Butler interpretando al héroe del título. Pero no sería hasta el 2007, con este proyecto de Robert Zemeckis (Forrest Gump, Contacto) que la historia tuviera una versión realmente popular.

Robert Zemeckis es un director que ha surgido de las filas de un grupo de cineastas enrolados por Steven Spielberg en los años ochenta, cuando éste intentaba generar una fuerza artística propia dentro de la industria – que terminaría por dar a luz a su productora Amblin primero, y después a los estudios Dreamworks -. De toda esa troupe – John Landis, Joe Dante, etc – Zemeckis es sin dudas el que mayor talento posee. Ha terminado por desarrollar una carrera impecable, de la cual se destaca sus esfuerzos por probar con tecnologías cinematográficas de punta. Desde la fusión de humanos y dibujos animados conviviendo en la misma escena en ¿Quien Engañó a Roger Rabbit?, pasando por los collages de actores y personajes históricos en Forrest Gump hasta su primer experimento con animación fotorrealista en El Expreso Polar, el director siempre ha estado en la avanzada de nuevas técnicas de filmación, amén de demostrar una capacidad camaleónica para rodar cualquier tipo de estilo de relatos con igual intensidad y calidad. En los últimos años Zemeckis también ha montado su propia productora, la Dark Castle Productions, que se ha especializado primeramente en realizar remakes de cintas del director de culto William Castle (House on Haunted Hill, 13 Ghosts, etc).

Aquí Zemeckis vuelve a retomar el hilo de la animación fotorrealista, una técnica que presentó al mundo con El Expreso Polar. Los actores representan sus papeles y sus movimientos son capturados en computadora, insertándolos en mundos virtuales. Realmente es una técnica que plantea fabulosas posibilidades, desde la creación de escenarios fantásticos, la posibilidad de manipular la cámara como el director desee, la modificación de las características físicas de los personajes a voluntad, pasando por monumentales escenas de acción que resultarían mucho más caras de realizar en un film standard plagado de CGI.

Pero el tema pasa aquí precisamente por el uso de dicha técnica, la cual resulta ambiciosa pero que aún necesita madurar. Mientras que en escenas desarrolladas a plena luz del día son impecables, por otro lado las secuencias que tienen lugar a la noche resultan bastante desparejas. La animación de movimientos a veces deja bastante que desear, la expresividad de los ojos es neutra, y por momentos el problema de perspectivas en las escenas nocturnas termina por darle una fisonomía de cartoon a los caracteres que no es la deseada. La secuencia inicial en el salón del Rey Hrothgar no difiere mucho de las escenas de cantina de Shrek. A esto se suman algunas decisiones artísticas no muy felices, como el diseño de Grendel que raya en lo bizarro o el exagerado respeto por la apariencia física de Anthony Hopkins, que luce demasiado gordo y débil para quien se supone que es un poderoso rey guerrero entrado en años (al pensar en un caracter similar, así hubiera sido mejor perfilarlo como un Schwarzenegger maduro al estilo Conan, o al menos en un respetable anciano guerrero como Theoden en El Señor de los Anillos, que resultaban más dignos). A su vez la elección de Ray Winstone como Beowulf resulta algo discutible, tanto por su performance vocal como por su expresividad y apariencia que han sido enormemente retocados (como diría James Bernardelli, “si van a modificar la voz y la apariencia de un actor para que parezca Sean Bean…¿por qué no contratan directamente a Sean Bean?”). Muchas de estas elecciones artísticas resultan a veces distractivas y rompen la magia del momento.

Pero si uno omite esas distracciones (o la bizarra secuencia inicial del primer ataque de Grendel), es un film más que interesante. Zemeckis no precisa desplegar enormes ejércitos para realizar una historia épica. Sin dudas Beowulf es un personaje bidimensional en todo sentido, propio del género, pero la película se las ingenia para darle un costado interesante, fundamentalmente por la ambiguedad moral del mismo. Estos son añadidos que los guionistas (Roger Avary, frecuente socio de Tarantino, y el libretista de comics Neil Gailman) agregan de su propio pecunio a la trama. En el poema original el relato funciona de una manera clásica y lineal, pero aquí los libretistas suman todo el esquema de relaciones incestuosas entre reyes y demonios, lo que muestra el costado débil de los héroes – la ambición por el poder – y termina por predestinarlos a la tragedia. Es un giro de tuerca realmente sorprendente que, si se quiere, termina por demostrar a la larga la grandeza del héroe – el climax no es más que la reivindicación de Beowulf de sus propios pecados -. Citando ahora a Richard Scheib, es tan inesperado como si Aragorn se hubiera aliado con Saruman a último momento en El Señor de los Anillos.

El film se las arregla para construir un relato realmente adulto, con desnudos y carnicería incluídos. Es un saludable regreso a la madurez del género, ya que desde El Señor de los Anillos y 300 (y con algunas excepciones como Cruzada), ultimamente sólo se han visto batallas asépticas en el cine épico. A su vez Zemeckis lograr generar excelentes escenas de acción y tensión, lo que transforman al film en un espectáculo sólido y de lo más destacable de su género dentro de lo visto en los últimos años.

Es una película más que recomendable, siempre que el espectador pueda omitir las faltas mencionadas. A mi juicio, si Beowulf hubiera sido rodado con otras técnicas más pulidas (como actores sobre pantalla azul, al estilo de 300), hubiera culminado en un clásico. Así como está, los problemas de estética lastran el film y le quitan algunos puntos para lo que podría haber sido memorable.