Crítica: Galáctica, Astronave de Combate (1978) (Battlestar Galactica)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1978: Lorne Green (Comandante Adama), Richard Hatch (Capitan Apolo),Dirk Benedict (Teniente Starbuck), Herb Jefferson Jr (Boomer), Jane Seymour (Serina), Laurette Spang (Cassiopeia), Terry Carter (Coronel Tigh), Ray Milland (Sire Uri), Maren Jensen (Athena), Noah Hathaway Jr (Boxey), John Colicos (Conde Baltar), Lew Ayres (Presidente Adar), Rick Springfield (Zac)

Director: Richard A. Colla, Guión: Glen A. Larson, Música – Stu Phillips

Trama: Las doce colonias humanas que residen en el espacio se dirigen a firmar un tratado de paz con el Imperio Cylon. Pero la misión resulta ser una emboscada, y la mayoría de la flota estelar es arrasada. Sólo sobrevive la astronave Galactica con un puñado de cazas, quienes se dirigen a los planetas del sistema para descubrir que los Cylones han devastado la mayoría de las ciudades. Reuniendo las fuerzas remanentes, el resto de la flota se encamina en un éxodo a través del espacio hacia la Tierra, el último planeta de la galaxia que hospeda a la raza humana. Desesperados por combustible, agua y comida, logran llegar hasta el planeta Carillon, donde descubren un paraíso pleno de recursos y placeres. Pero los Ovions, moradores del planeta, en realidad están aliados con los Cylones y todo resulta ser una trampa para exterminar los remanentes de la flota estelar.

Galactica, Astronave de Combate (1978) No es cierto que Hollywood comenzó a canibalizar modas realizando clones y secuelas hasta la saciedad en 1977, a partir del éxito descomunal de La Guerra de las Galaxias. En los 40, 50 y 60 era una práctica habitual, aunque con menor frecuencia, que los estudios se copiaran entre sí – basta con mencionar a Roger Corman, el rey del bajo presupuesto, que solía sacar imitaciones clase Z de los éxitos de los estudios major -. Pero sin duda Star Wars fue el movimiento cultural cinematográfico más importante de los últimos 30 años; el fundador del cine comercial industrial en donde las peliculas son simples productos pensados y vendidos en términos de marketing – una revolución que terminaría por devorar al mismo fundador, George Lucas -.

Y entre millares de clones se encuentra Galactica, Astronave de Combate. Galactica es uno de los productos televisivos pergeñados por Glen A. Larson, creador de infinidad de series exitosas (Quincy, Magnum, Buck Rogers en el Siglo XXV, el Auto Fantastico, etc). Quizás Larson no sea Shakespeare pero en general sus productos cumplen con su propósito: son fáciles de entender, tienen intérpretes carismáticos, construyen su propia mitología, y son agradables al gusto popular, más allá de que clonen modas del momento, y que no dejen de ser reciclados de clisés ultrarrepetidos en la caja boba.

Pero Battlestar Galactica es uno de los proyectos más frustrantes de Larson. Comenzando por el lado de los costos, que siempre fueron exorbitantes – el film piloto costó 1 millón de dólares de su época, y debió ser estrenado como un filme comercial fuera de Norteamérica para recuperar costos; el presupuesto por capítulo fue uno de los mas altos de la historia en su momento -, y que nunca pudieron compensarse como es debido, razón por la cual la serie sólo duró una temporada de 21 capítulos entre 1978 y 1979. Segundo, por las malas críticas que siempre lo consideraron una flagrante copia de Star Wars, además de toda la mitología absurda construida como seteo de la historia. Tercero, porque a pesar del buen rating la serie resultó cancelada – debido a los costos mencionados – y Larson reciclaría la idea en una versión más barata como fue Galactica 1980 (ambientada en la Tierra, sin escenas espaciales) que fue repudiada unánimemente, además de carecer de la mayoría del cast original. El gran drama de Larson es que había encontrado una franquicia potencialmente equiparable a Star Trek pero jamás pudo batallar con el tema presupuestario. Esto sin dudas es algo que también olfateo Richard Hatch, que en 1999 financió un corto presentado como Battlestar Galactica: The Second Coming – con un mayor respeto por la historia que incluso el propio Larson, y con el regreso de algunos clásicos de la serie como Terry Carter y John Colicos – con la idea de convencer a los ejecutivos de las cadenas de TV sobre la posibilidad de una continuación o bien una remake. Pero las chances de Hatch se diluyeron con el tiempo (el actor incluso perdió su casa ya que nunca pudo recuperar la inversión), y como premio consuelo obtuvo un papel en la formidable nueva versión que está en el aire desde el 2004.

El problema a nivel artístico de Battlestar Galactica es que es un inmenso pastiche de ideas, muchas veces ridículas. Aquí se mezclan las premisas de Erich Von Daniken acerca de los dioses extraterrestres – y que las civilizaciones antiguas provienen de las estrellas -, junto con universos basados en signos del zodíaco, tribus errantes similares al éxodo del pueblo judío, concilios de ancianos al estilo bíblico, fuerzas militares nombradas y ordenadas como lo hacían romanos y griegos … y una enorme mescolanza de cuanta mitología pudiera encontrar Larson para incluir en la historia. Larson no precisaba ser tan obvio – los oficiales cylones son centuriones; el hijo del comandante se llama Apolo; los planetas de las colonias se llaman Aries, Taurus, Geminis… -. La gente cuando crea cosas a partir de otras ideas e influencias no las incluye tal cual – cosa que sí hace Larson con Galactica -.

Pero mas allá de ese trasfondo, lo otro que hace Larson es trasplantar la mayoría de personajes de Star Wars a este universo que ha creado. Los Cylones son una versión robotizada más fashion de los Stormtroopers, y están organizados como un imperio del mal. Starbuck es un clon obvio de Han Solo, si bien prefiero la versión de Dirk Benedict – que es más simpática y carismática que la de Harrison Ford -; las batallas espaciales copian planos enteros de Star Wars – en especial, los combates sobre la superficie de la Estrella de la Muerte -; faltan los robots y Chewbacca, pero tenemos a un horrible perro robot que cumple ese rol combinado. Mientras que alguno de esos trasplantes funcionan, otros resultan demasiado alevosos o patéticos.

Donde este film – formado con el piloto y algún capítulo adicional – funciona mucho mejor es con el nivel de interpretaciones. El cuarteto compuesto por Lorne Greene, Richard Hatch, Dirk Benedict y Terry Carter es muy bueno, compensando de sobra lo terrible o acartonado de los papeles secundarios. En la película, el consejo de ancianos está compuesto realmente de idiotas – el caso más obvio es el del personaje de Ray Milland -, pero al menos el comandante Adama tiene un par de iniciativas decentes que lo rescatan del patetismo de los caracteres secundarios. La dirección en general es bastante chata – los combates tienen muy poco de tensión, y los conflictos dramáticos en general no duran más que unos escasos minutos para pasar al siguiente drama de turno -, pero al menos por bombardeo de situaciones logra entretener, ya que disparando tantas escenas de conflicto… alguna debe dar en el blanco. En el film un tema tan esencial como la escasez de comida y recursos dura unos instantes mientras que el guión decide darle mucho más espacio a una trama tan idiota como la del reemplazo de la mascota del hijo de Serina por un robot espantoso. No hay un balance en los tiempos y desarrollo que ameritan los temas, algo que la versión 2004 se deleita en explorar hasta las últimas consecuencias.

No es exactamente un filme terrible; sí es uno inconsistente y desbalanceado, donde un puñado de buenos intérpretes y buenos FX compensan apenas las desprolijidades de un guión no siempre bien pensado.

LA SAGA DE GALACTICA, ASTRONAVE DE COMBATE

Los filmes basados en la saga de Battlestar Galactica son: el piloto de la serie original Battlestar Galactica (1978); Battlestar Galactica (2003), una miniserie que reimagina el universo de la saga; y Battlestar Galactica: Razor (2007), un filme de video compuesto por dos capítulos de la nueva serie.