Crítica: Los Amigos de Eddie Coyle (1973)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1973: Robert Mitchum (Eddie ‘Fingers’ Coyle), Peter Boyle (Dillon), Richard Jordan (Dave Foley), Steven Keats (Jackie Brown), Alex Rocco (Jimmy Scalise)

Director: Peter Yates, Guión: Paul Monash, basado en la novela de George V. Higgins

Trama: Eddie Coyle es un criminal de poca monta. Hace unos meses lo atraparon transportando mercadería robada de un estado a otro y ahora tiene una sentencia pendiente de dos años en la cárcel. Pero Eddie está dispuesto a zafar como sea y ahora se ha comunicado con del detective Dave Foley, prometiéndole pasarle un par de datos útiles como para quedar bien con el fiscal y saltearse la condena. Primero le ha entregado un proveedor de armas, pero para Foley es insuficiente. Lo único que tiene a mano Eddie es delatar a su pandilla, la cual está haciendo estragos en los bancos locales. El problema es que, si todo sale mal, Coyle será hombre muerto y, para colmo, Foley no es muy confiable que digamos. ¿Podrá Coyle salirse con la suya? ¿O el destino le tendrá preparada una desagradable – y letal – sorpresa?.

Un desesperado Robert Mitchum agota alternativas para zafar de la carcel en esta escena de Los Amigos de Eddie Coyle (1973) Un desesperado Robert Mitchum agota alternativas para zafar de la carcel en esta escena de Los Amigos de Eddie Coyle (1973)

Los Amigos de Eddie Coyle es otro típico ejemplo de qué buenos eran los policiales en los años 70. Nada de cosas artificiosas, tiroteos coreografiados ni actores recargados de botox. Eran policiales puros y duros, protagonizados por tipos curtidos, basados en novelas, con tramas pensadas y recargadas de suspenso. En este caso la historia no es gran cosa ni hay muchas vueltas de tuerca (apenas una, sobre el final), pero el gusto está en el desarrollo, en donde hay la tensión es palpable. Dirige Peter Yates (el mismo de Bullitt) pero en una trama mas íntima. Acá la historia es sobre un criminal de poca monta, ya veterano y agotado de la vida fuera de la ley, que quiere zafar de su última condena a toda costa. Mientras tanto el tipo está ayudando a sus amigos pandilleros a armarse para formar una implacable banda de asaltantes de bancos. Su contacto con el traficante de armas de turno le da una idea: pasarle el soplo de éste a su amigo policía…. lastima que el detective de turno no tiene demasiada predilección por salvar a hampones que están en las últimas.

Lo mejor de Los Amigos de Eddie Coyle es el segundo acto. En él vemos como el traficante de armas (Steven Keats) lidia con sus traicioneros proveedores mientras esquiva a las autoridades a bordo de su Plymouth Road Runner; por otro lado está la pandilla de roba bancos, los cuales tienen como modus operandi secuestrar a la familia del gerente de un banco para obligar a éste a abrirles la caja fuerte y doblegar la dotación de la sucursal. El tema en el medio es que, aparte de Eddie Coyle, hay otro soplón (Peter Boyle) que está metiendo su cuchara en el estofado y está complicando las cosas. Esto va generando un creciente clima de tensión, especialmente después que la movida de Robert Mitchum – delatar a sus compañeros ladrones – no sale como lo esperado.

El filme es sólido e interesante. Mitchum hace de perdedor, un criminal con una vida hogareña inusualmente ordinaria – la mujer está al tanto de la vida de su marido, y ya ha previsto dejar a sus hijos con su madre mientras trabaja durante el tiempo en que Mitchum esté en prisión – y que quiere rizar el rizo mas de lo que es debido. El resto es un cast de lujo – incluyendo a Alex Rocco (El Padrino), el cual fuera un pandillero en la vida real durante su juventud y que hizo contactar a Mitchum con sus antiguos compañeros de banda durante el rodaje del filme, para darle verosimilitud a su papel de hampón -. Quizás la acción sea escueta, apenas un par de balaceras y una persecución, pero la historia atrae y eso basta para sacarla del olvido y poder recomendarla con total confianza.