Crítica: Alien, el Octavo Pasajero (1979)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1979: Sigourney Weaver (Ripley), Tom Skerritt (Dallas), Ian Holm (Ash), Yaphet Kotto (Parker), Harry Dean Stanton (Brett), John Hurt (Kane), Veronica Cartwright (Lambert)

Director: Ridley Scott, Guión: Dan O’Bannon & Ronald Shusett

Trama: En su regreso hacia la Tierra el carguero espacial Nostromo recibe una señal de auxilio, razón por la cual la computadora de a bordo decide desviar el rumbo y despierta del hipersueño a toda la tripulación. El Nostromo arriba a un pequeño planetoide en donde descubren una nave espacial alienígena estrellada así como los restos de sus tripulantes. Al investigar las causas del impacto, uno de los astronautas es atacado por una criatura que se adhiere a su cara y lo deja en estado de coma. Sus compañeros lo llevan a la enfermería del Nostromo, pero la criatura muta y se convierte en un engendro que surge literalmente de las entrañas del desgraciado astronauta, desapareciendo en el interior del gigantesco carguero. Ahora la tripulación se ha organizado en patrullas para rastrear la nave y atacar al alienígena con las pocas e improvisadas armas de que disponen … pero la criatura se ha hecho gigantesca y ha comenzado a depredar a los astronautas de manera imparable.

Arlequin: Critica: Alien, el Octavo Pasajero (1979)

  En los años 70 surgió una generación de cineastas de enorme talento, que llegó a Hollywood con ansias de revolucionar el lenguaje del cine. Todo lo que existe hoy se basa en el trabajo que hicieron tipos del calibre de Francis Ford Coppola, George Lucas, Steven Spielberg, William Friedkin, Franklin J. Schaffner y John Milius (por mencionar algunos) durante aquella década, en donde sus obras maestras formaron el molde de la narrativa cinematográfica moderna. Y, en el ocaso de una década brillante, llegó Ridley Scott con Alien bajo el brazo. El título de Scott fue enormemente influencial y marcó el camino para una nueva generación del cine de terror.

La génesis de Alien es muy interesante. Dan O´Bannon había debutado en el cine junto con su compañero de universidad John Carpenter en Dark Star (1974). El filme no fue lo que se dice un éxito, pero obtuvo buenas críticas y O´Bannon decidió moverse a Hollywood en busca de capitalizar dicha repercusión y obtener trabajo en la industria. Ciertamente no le fue muy bien en dicha tarea ya que terminó en un hotel de mala muerte y escribiendo libretos de apuro con tal de tener algún material como para ir a golpear las puertas de los estudios y presentarles algo. Hasta él llegó Ronald Shusett – otro guionista novel, que tan sólo había escrito el thriller W en 1974, y sin demasiado suceso -, y que ahora se encontraba entusiasmado en la adaptación del cuento de Phillip K. Dick We Can Remember It For You Wholesale (tarea que lograría materializar el dúo años más tarde, cuando el proyecto se transformó en El Vengador del Futuro). O´Bannon aceptó colaborar con él si también lo ayudaba con su propio proyecto – que era una versión seria y terrorífica de Dark Star -, y juntos decidieron que éste último sería un libreto más fácil de vender y más barato de producir. Pero allí es cuando aparece el chileno Alejandro Jodorowski, quien estaba montando su descomunal y legendaria versión de Dunaen donde Pink Floyd escribiría la banda de sonido, Salvador Dalí haría de emperador sentado en un inodoro de oro como trono, y se utilizarían sofisticados (y carísimos) bocetos de producción diseñados por el dibujante francés Moebius -. A Jodorowski lo había impresionado los méritos de O´Bannon – quien no sólo escribió Dark Star sino que actuó e hizo los efectos especiales -, y lo llamó para que se fuera a trabajar con él en Europa. Y hacia allí partió O´Bannon.

Desde ya toda la producción de Duna de Jodorowski se fué por la cloaca cuando los inversores vieron el monto astronómico al que ascendía el proyecto (y, lo que es peor, el chileno agregaba carísimas excentricidades todos los días), y decidieron darle una patada al director & cía. En la volteada cayó O´Bannon, el que quedó completamente quebrado y tuvo que pedir prestado dinero para regresar a Norteamérica.

Sin embargo la experiencia europea no había sido un completo desperdicio, ya que O´Bannon se contactó con el artista plástico H. R. Giger durante la pre producción de Duna, y quedó profundamente impresionado por los retorcidos bocetos del suizo. Cuando O´Bannon regresó a USA, volvió obsesionado con la idea de hacer una película sobre uno de los engendros biomecánicos de Giger. Para ello también aplicó alguno de sus temores infantiles – como su fobia a las avispas lobo, las cuales implantan sus crías en el cuerpo de las arañas hasta que maduran y se nutren de ellas -, acopló ideas con Shusett, y empezaron a fogonear el primer libreto de la película – llamada, para ese entonces, Star Beast -. Tomando ideas de todos lados, la dupla de guionistas terminó el libreto (ahora renombrado como Alien) y salieron a venderlo. El primer interesado fue Roger Corman (QC!), pero por suerte también lo había visto Walter Hill, y éste junto a sus socios David Giler y Gordon Carroll decidieron comprarlo. El tema es que el trío de productores comenzó una larga serie de rescrituras – ocho en total, puliendo diálogos, sacando escenas, agregando el personaje del robot Ash -, y O´Bannon y Shusett comenzaron a sentirse radiados del proceso creativo. Las discrepancias sobre las modificaciones hechas a la historia terminaron por caldear los ánimos hasta tal punto que los productores le prohibieron la entrada a la sala de edición a O´Bannon durante el rodaje, y éste terminó por destilar pestes contra el estudio.

Pero en aquel momento ni aún la profunda pulida de Alien había logrado convencer a los estudios Fox para que financiara el proyecto. Habría que esperar a la llegada del megaéxito de La Guerra de las Galaxias en 1977 para que la ciencia ficción explotara en toda su furia y los estudios se abalanzaran a rodar cualquier cosa que tuviera naves espaciales. Y, en aquel momento, el libreto de Alien era el único guión de ciencia ficción que la Fox tenía a mano.

Con la producción en marcha la Fox comenzó a barajar nombres como Peter Yates y Robert Aldrich para la silla del director, pero Hill y sus socios pujaron por Ridley Scott – un veterano de la publicidad y que había llamado la atención con su primer filme Los Duelistas (1977) -. Con Scott a bordo, O´Bannon hizo su siguiente movida y logró importar a H.R. Giger. Y con ello pusieron en marcha el rodaje una de las historias de terror más impactantes de la historia.

Ciertamente Alien es una amalgama de influencias. Usualmente se cita a It! The Terror From Beyond Space (1958) como la primordial, ya que la estructura es idéntica – criatura se escabulle a bordo de una nave espacial y toda la tripulación sale a cazarla -, pero toma cosas de Planeta Prohibido (una alerta planetaria para que nadie se acerque… y que no es escuchada), El Planeta de los Vampiros (en donde figura otro esqueleto alienígena gigante, hallado por los astronautas en el planetoide), y hasta El Enigma de Otro Mundo, amén de una parva de otros filmes. Pero, en mi opinión personal, ésta es en realidad una versión terrorífica de 2001, Odisea del Espacio. El comienzo es similar, con 10 minutos a puro silencio y viendo la desabrida rutina diaria de los astronautas. Hay otra computadora que desvía su misión debido a un encuentro de origen desconocido. Hay otra entidad autómata – Ash, en vez de HAL – que cree que el contacto y la preservación del alien es más importante que la suerte de la tripulación (se acuerdan del video que descubre Bowman mientras desarticulaba a HAL en 2001?). Hasta la estética final de Sigourney Weaver en una cápsula de hibernación se ve similar al bebé espacial del clímax de 2001. Los largos silencios, la música minimalista, hasta el sonido de las computadoras se ve (y oye) similar al clásico de Stanley Kubrick.

En realidad es culpa de Ridley Scott, quien imita muy bien a Kubrick durante la mayor parte del tiempo. Es un filme de combustión lenta, lo que ayuda a crear clima. El libreto no le da mucha importancia a las caracterizaciones – no tiene tiempo para ello – y prefiere tomar un atajo: todos son obreros, belicosos y de mal humor (una lección de economía de caracteres que aprendería CSI, por ejemplo). El capitán es un pedante, la ayudante una malhumorada, los mecanicos viven protestando por el sueldo, el oficial científico es un soberbio, y nadie le hace caso a la tercer oficial. Obviamente las cosas cambian cuando la criatura sube a bordo, incrustada en la cara de John Hurt (una de las tantas imágenes sexuales que posee el filme; O´Bannon ha declarado que el alien es en realidad un violador extraterrestre; su forma es fálica y sus ataques consisten en penetración y fecundación forzada). Eso da pie a la escena más recordada del filme, que es cuando el engendro destroza el pecho de John Hurt, mira al resto de la tripulación (como si estuviera memorizando sus aterrados rostros) y desaparece en un segundo. Simplemente shockeante.

Quizás allí podemos encontrar el pie para analizar Alien como corresponde. Si uno se atiene al diálogo, el mismo es fluído pero bastante genérico (no hay nada memorable en los parlamentos del filme). En cambio Alien funciona más como una serie de esqueletos de escenas, en donde el director se encarga de llenar los blancos. Es por eso que la película es un triunfo de Ridley Scott por encima de los libretistas. Las apariciones de la criatura, su mimetización con el entorno (el ataque a Harry Dean Stanton es brillante), el carisma del monstruo como tal (que sangra ácido, recolecta humanos para crear colmenas con ellos, etc), las coreografías de las sangrientas peleas con la criatura … son mérito exclusivo de Scott. Pongan a otro director con menos talento y Alien hubiera pasado inadvertida como una serie B más.

Alien es una experiencia. Cada escena es impecable y creíble. Al transformar al villano en un ser enigmático y que sorprende a cada rato el filme le da una personalidad única, algo que ninguno de sus imitadores pudo copiar – y que constituye el secreto.del género, desde Godzilla hasta la fecha -. Con su desarrollo minimalista – solo corredores mal iluminados, escasa música – mantiene un clima formidable durante todo el filme y resulta efectiva al momento de los shocks. Y la intensidad que le inyecta Ridley Scott la mantienen fresca y muy recomendable, aún a más de 30 años de su estreno.

LA SAGA DE ALIEN

Otros filmes de la saga original de Alien son: Alien, el Octavo Pasajero (1979), Aliens (1986), Alien 3 (1992) y Alien: Resurrección (1997). Una trilogía de precuelas comenzaría con Prometheus (2012), Alien: Covenant (2017) y un tercer filme a rodar en el futuro.