Crítica: Los Tres Chiflados (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2012: Sean Hayes (Larry), Will Sasso (Curly), Chris Diamantopoulos (Moe), Jane Lynch (madre superiora), Sofía Vergara (Lydia), Jennifer Hudson (hermana Rosemary), Craig Bierko (Mac), Stephen Collins (Harter), Larry David (hermana Mary-Mengele), Kirby Heyborne (Teddy)

Director: Bobby Farrelly & Peter Farrelly, Guión: Bobby Farrelly, Peter Farrelly & Mike Cerrone

Trama: Larry, Curly y Moe son tres chicos que han pasado toda su vida en el orfanato. Ahora están bien entrados en los 30 y siguen viviendo en la institución, ya que nunca nadie quiso adoptarlos. Pero ahora el orfanato va a ser clausurado y rematado, a menos que alguien cancele en menos de un mes los 830.000 dólares que adeuda la institución. Decididos a salvar el hospicio a toda costa, el trío de ineptos se lanza a tomar cualquier tipo de trabajo que les reporte el dinero que necesitan; pero la única propuesta que reciben es la de una millonaria que desea contratarlos para que asesinen por causas humanitarias a su marido – aquejado de una dolorosa enfermedad terminal – a cambio del monto que precisan. Lo que no saben los chiflados es que el millonario se encuentra perfectamente de salud y que todo se trata de un complot de su inescrupulosa esposa y su malvado amante para apoderarse de su fortuna. Con la policía sobre sus talones el trío deberá demostrar su inocencia mientras intentan detener el complot criminal y recaudar el dinero que les falta… tareas que parecen haberse convertido en una misión imposible.

Los 3 Chiflados ¿Quién no ama a Los Tres Chiflados?. Quizás no sean los fundadores de la comedia física (o humor slapstick, como le llaman los norteamericanos), pero indudablemente son los mayores exponentes del género. Comenzaron como acto de relleno para la varieté de Ted Healy en 1925, y pronto tuvieron repercusión propia. Lo que siguió fue una historia tan conocida como triste: tuvieron su época de gloria entre 1934 y 1957, filmando decenas de cortos para la Columbia; la llegada de la televisión comenzó a asfixiar al cine, los cortometrajes dejaron de rodarse, y el trío terminó en la calle, con el agravante de que sus fortunas personales (que no eran muy grandes; recordemos que en esa época los actores trabajaban para los estudios a cambio de un sueldo fijo) habían sido dilapidadas durante décadas de mala administración. Súmense a esto la muerte de varios miembros en el medio (Curly en 1952, su reemplazante Shemp en 1955), algunos reemplazos posteriores sin lustre, y una perspectiva realmente oscura a finales de los 50. Por suerte una nueva generación de fans los redescubrió a través de la exhibición de sus cortos en la TV, y los Tres Chiflados regresaron – con mejores contratos y más dinero – a la actividad, generando películas, shows y hasta una serie de dibujos animados. Al menos esto les permitió llegar a la vejez con una situación económica mucho más holgada y con un sólido reconocimiento profesional. Larry y Moe fallecerían en 1975 – con meses de diferencia – y sus reemplazos (Joe Besser y Joe De Rita) partirían en 1988 y 1993 respectivamente.(si desean profundizar en el tema, les sugiero que lean el artículo especial que escribimos hace un tiempo para Portal Datacraft, haciendo click aquí).

Ciertamente la comedia física de los Tres Chiflados es atemporal. Uno puede verla hoy en día y sigue generando tantas carcajadas como en su emisión original, 60 años atrás. Lo más curioso es que sus reglas son sencillas, repetitivas y efectivas; uno puede anticipar qué va a pasar de un momento a otro – cuando Curly se manda una macana o cuando Moe se enoja – y, sin embargo, termina riéndose igual. Establecida dicha mecánica, es fácil repetirla; lo dificil es tener el talento para hacerla con gracia. Entre las imitaciones fracasadas figuran una parva de dibujos animados (usualmente, inventos de la Hanna Barbera que han intentado caricaturizar a conocidos cómicos como Laurel & Hardy, Abbott & Costello, y los mismos Chiflados), que no fueron más que un bizarro intento de Hollywood para capturar el espíritu de una formula y extenderla hasta el cansancio sin la necesidad de contar físicamente con los creadores de la misma. El fracaso de esos experimentos no impidió que las afiebradas mentes de los productores no probaran con otras suertes – como The All-New Adventures of Laurel and Hardy: For Love or Mummy (1999); una del Gordo y el Flaco, pero con actores modernos -, los que terminaron generando patéticos largometrajes.

El caso que ahora nos ocupa comenzó a gestarse en el 2000, precisamente cuando Mel Gibson decidió homenajear a sus venerados chiflados produciendo una biopic sobre ellos para la TV. La gente de la Columbia vió el gran suceso del telefilme y empezó a jugar con la idea de armar una película para la pantalla grande. Ahora, el cómo evolucionó el proyecto a lo largo de todos estos años sigue siendo un gran misterio. Cuando uno piensa en que un gran estudio va a hacer un filme sobre un artista (o grupo de artistas) ya desaparecido, piensa en dramas y nominaciones al Oscar. El paso por el proyecto de Russell Crowe (como Moe!), Sean Penn (como Larry!), o incluso Jim Carrey (como Curly!) dan a entender que se iba por el mismo sendero dramático que el telefilme de Mel Gibson; pero, por otra parte, el reclutamiento de los hermanos Farrelly como directores terminaba por indicar exactamente lo contrario ¿Acaso los Farrelly querrían encarar su primer filme serio y aplicarían todo su expertise en la recreación de los pasos de comedia de los Chiflados?.

Por supuesto la versión final de Los Tres Chiflados terminó por contradecir todas las expectativas creadas sobre el filme. Esto no es más que una comedia liviana, recreando a los Chiflados en el mundo moderno y technicolor del siglo XXI. Ciertamente los Farrelly se arriesgaban a cometer el mismo sacrilegio que The All-New Adventures of Laurel and Hardy: For Love or Mummy, reclutando a imitadores que – por más talentosos que fueran – iban a verse como impostores de un grupo de venerados artistas. Recordemos que esto no se trata de reemplazar al inspector Clouseau sino de revivir a un grupo de gente que hicieron de sí mismos unos personajes (y vivieron toda la vida de ello).

Los Tres Chiflados 2012 captura con absoluta fidelidad el espíritu anárquico de los cortometrajes del grupo. El trío de comediantes elegidos para encarnar a los chiflados es impecable – Will Sasso (de Shit, My Dad Says); Sean Hayes (de Will & Grace), y el poco conocido Chris Diamantopoulos (que hizo varias series y participó en la temporada 2010 de 24) – y recrean a la perfección las rutinas fisicas de los chiflados. Por supuesto los hermanos Farrelly se encargan de aggiornar los gags y aportan su cuota habitual de salvajismo – como el duelo con bebés “meones” en la guardería de un hospital, o la impagable secuencia en el zoológico que involucra disparar maníes a los testículos de un león -, trasladando con éxito el humor anárquico de los chiflados a la época actual.

Si hay algo para reprocharle al filme, es que el acto III no es tan pulido y satisfactorio como debiera. Aún considerando que se trata de una historia disparatada, la resolución de la trama no se condice con la evolución natural de los sucesos del filme y tiene algo de emparche de último momento. Lo otro que tampoco calza demasiado bien es la subtrama del programa televisivo – la peculiar personalidad de Moe termina por fascinar a los productores de un insulso reality show (el cual existe en la realidad!), quienes lo contratan para que torture a los participantes y suba los ratings -, que suena como una satira fallida. Por lo demás, el filme es un delirio constante, con gags atroces e insanos, y maldades de todo tipo y color.

Es una lástima que Los Tres Chiflados 2012 haya tenido una tibia recepción de crítica y público. Ciertamente no es un filme perfecto pero es muchisimo más cómico y efectivo que cualquier comedia vista hasta ahora en lo que va del año. Tiene formidables performances y tiene un timing impecable; y aún cuando no gane un Oscar, es un excelente homenaje para los Chiflados, mostrando un trabajo de amor y pasión por parte de los hermanos Farrelly. ¿Hace falta agregar algo más, aparte de que la recomendamos de todo corazón?.