Crítica: Aqui Vive el Horror (The Amityville Horror) (1979)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1979: James Brolin (George Lutz), Margot Kidder (Kathy Lutz), Rod Steiger (padre Delaney), Don Stroud (Father Bolen), Natasha Ryan (Amy Lutz), K.C. Martel (Greg), Meeno Peluce (Matt), Michael Sachs (Jeff)

Director: Stuart Rosenberg, Guión: Sandor Stern, basado en el libro homónimo de Jay Anson

Trama: Los Lutz deciden mudarse a su nueva casa, la cual han adquirido a precio de ganga. Pero la casa ha sido escenario de una sucesión de violentos crímenes unos años antes, cuando un adolescente mató a tiros a toda su familia. A medida que pasan los días, los Lutz comienzan a comportarse de manera cada vez más extraña, con visiones de puertas cerrándose solas, ojos que los asedian desde la oscuridad, amigos imaginarios de los niños que les cuentan historias realmente sádicas, y ruidos fantasmales en toda la casa. Y las cosas parecerán salirse de control cuando George Lutz empieza a volverse agresivo, como si el espíritu del antiguo propietario – y asesino de su familia – lo estuviera poseyendo. Ahora Kathy deberá luchar para salvar a su familia antes de que el clima ominoso que reina en la casa termine por generar una desgracia.

The Amityville Horror The Amityville Horror es un pequeño clásico. No tanto por su calidad cinematográfica sino por el precedente que sentaría para todo el subgénero de casas poseídas que le seguirían con el correr de los años, y que tomarían ideas de aquí para expandirlas o reciclarlas. Si uno considera los conceptos centrales de Poltergeist, terminará por descubrir que es un clon de The Amityville Horror, sólo que con más efectos especiales. La idea de casas malditas, construídas sobre sitios abominables, que poseen a sus integrantes y abren portales a horrores de otras dimensiones viene del filme que aquí comentamos, dirigido por Stuart Rosenberg – Brubaker, The Drowning Pool -.

En teoría The Amityville Horror está basada en las experiencias reales del matrimonio Lutz, las cuales fueron documentadas y se transformaron rápidamente en un bestseller. En 1975 los Lutz adquirieron la casa que perteneciera a la familia DeFeo, en donde el hijo mayor de la familia había asesinado al resto de sus integrantes un año antes. En menos de un mes de estar en posesión de la casa, los Lutz comenzaron a sufrir experiencias paranormales que terminaron por alienarlos y culminarian por darse a la fuga. En la vida real los Lutz amasaron una pequeña fortuna gracias a los libros y entrevistas que concedieron sobre su historia, y empezarían con una serie de intrincados reclamos legales de los sobrevivientes por el lado de los DeFeo, quienes intentarían subirse al carro del bestseller y obtener su tajada de beneficios. Aún a más de 30 años de la publicación del libro, la polémica se mantiene sobre si las experiencias de los Lutz fueron verdaderas o simplemente un engaño para aprovechar la mala fama de la casa y obtener un rédito comercial.

La película en sí no está mal. No hay demasiada historia, salvo la sucesión de incidentes que les ocurren a los Lutz. Algunos de ellos – la visión de ojos demoníacos en la ventana o el raro comportamiento de los animales de la casa – sirven de excusa para un par de buenos sustos. Hay una revelación final que no difiere demasiado de la de Poltergeist – la casa está construída sobre territorio maldito -, pero el libreto no sabe muy bien como manejar el tema. Una vez descubierta la verdad, los Lutz siguen con su rutina, aún cuando las cosas van cada vez peor. Incluso la pareja de amigos de los Lutz queda descartada y sepultada en el guion, sin jugar ningún papel adicional – aún cuando sean ellos los que descubren la historia de la casa y la chica tenga poderes de medium -.

Lo que realmente opaca a la historia es la subtrama del sacerdote que compone Rod Steiger, que parece un emparche de un libretista mediocre de Hollywood y arruina el filme. No sólo a toda esa subtrama se la podría haber podado olímpicamente – y la película hubiera ganado enfoque -, sino que está llena de truculencias hollywoodenses. Aquí hablamos de una casa poseída que afecta a sus ocupantes; pero con la historia del cura – que es atacado incluso en su casa o en el auto en que se dirige hacia el hogar de los Lutz – pareciera que hablamos de una entidad demoníaca que va mucho más allá, al estilo de La Profecía, y que es omnipresente, lo cual es idiota. Que James Brolin tenga visiones o accidentes en la casa es una cosa; que Rod Steiger sufra lo mismo, a decenas de kilómetros, es ridículo y queda en el mero efectismo. Parece que los demonios se transmiten por las lineas telefónicas para quemarle las manos a los curas que viven a millas del lugar en donde residen. Tampoco ayuda la sobreactuación sideral de Steiger, ni que el personaje no aporte nada al grueso del relato.

The Amityville Horror es pasable y se deja ver. Si está basada en sucesos reales es discutible; al menos las experiencias paranormales relatadas aquí son modestas y relativamente creíbles. El tema es que todo esto cabría perfectamente en un docudrama tipo Discovery Channel. Como filme, es dramáticamente incompleto ya que no hay un climax, una revelación o una batalla final contra fuerzas de la oscuridad. Queda como una curiosidad sobre lo que podría haber sido una experiencia inquietante … y que aquí se empeñan en vender como real.