Crítica: Buscando un Amigo Para el Fin del Mundo (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2012: Steve Carell (Dodge Petersen), Keira Knightley (Penny), Connie Britton (Diane), Adam Brody (Owen), Martin Sheen (Frank Petersen), William Petersen (camionero), Derek Luke (James Speck), Tonita Castro (Elsa)

Director: Lorene Scafaria, Guión: Lorene Scafaria

Trama: Un asteroide se dirige hacia la Tierra en trayectoria de colisión, y todos los intentos para detenerlo han fracasado. Apenas quedan 21 días hasta el armagedón, y la gente ha reaccionado de las mas variadas formas – ya sea provocando disturbios, internándose en las drogas, el alcohol y otros excesos, perdiendo todo tipo de inhibiciones, o acogiéndose a una constante e inútil rutina -. Dodge Petersen es uno de los tantos damnificados por la noticia. Al enterarse del fin del mundo su mujer le ha abandonado sin darle explicación alguna, y Dodge sólo piensa en continuar con su rutina de todos los días. Pero las cosas cambiarán cuando conozca a Penny, una muchacha inglesa que vive en su edificio, en un departamento ubicado un par de pisos abajo del suyo. Penny se ha peleado con su novio y se encuentra desesperada por volver a la casa de sus padres en Gran Bretaña, algo que parece imposible ya que todos los vuelos comerciales han sido suspendidos. Dodge se ofrece a ayudarla, a la vez que encara su propia misión personal: la de contactar a una antigua novia de la secundaria, a la cual considera el gran amor de su vida. Juntos emprenderán una larga travesía – él, para encontrar a la chica; ella, para llegar hasta el avión del padre de Dodge, quien puede regresarla a Europa -, en la cual terminarán por descubrirse ellos mismos, en el filo mismo de la extinción de la humanidad.

Buscando un Amigo Para el Fin del Mundo El fin del mundo es un tema clásico de la ciencia ficción. Siempre hablamos del fin del mundo en términos rimbombantes, con Arcas de Noé espaciales construidas a las apuradas, o con misiones suicidas destinadas a eliminar la amenaza de turno sobre el filo de la hora, pero pocas veces se trató semejante escenario con una perspectiva minimalista y mucho mas humana. ¿Que le pasaría a cada uno de nosotros si supiera que dentro de unos días se termina todo, y que no hay salvación de último momento posible?. La mente humana es una computadora insondeable, un dispositivo del cual creemos conocer sus mecanismos pero que jamás podremos anticipar su comportamiento en una situación de stress intensivo. Los obsesivos seguirán con sus trabajos, los nerviosos estallarán en llanto y depresión, los locos saldrán a destruir todo – y a arremeter con furia contra todo lo que les rodea, utilizando la violencia como catarsis para su impotencia -, y el grueso de las personas terminará por perder las inhibiciones, todo ese corset de reglas morales que nos hacía una sociedad civilizada. Como los que insultarán a los tipos que siempre odiaron (pero nunca se animaron a hacerlo), hasta los que se droguen y queden duros como una puerta, pensando que la intoxicación es la mejor anestesia frente a semejante drama; o aquellos que se internen en incontables orgías, pensando que el placer es la mejor manera de nublar la mente.

Buscando un Amigo Para el Fin del Mundo plantea semejantes preguntas frente a un escenario apocaliptico. Por Dios, ésta sí que es una premisa apasionante y plagada de matices inquietantes: como diría Berardinelli, piensen en los niños que nunca crecerán, se enamorarán, se casarán y formarán familia; o en los embarazos que nunca llegarán a término; o en las familias que seguirán peleadas y que nunca tendrán oportunidad de reconociliarse debido a lo abrupto del evento. Como dicen muchos de los personajes del filme, el fin del mundo es un evento liberador. ¿Qué es lo que te ata a continuar siendo el mismo de antes?. ¿Qué sentido tiene la policía y las autoridades, cuando ahora las personas lo único que buscan es pasar sus últimos días en compañía de sus seres queridos?. ¿Tiene sentido el castigo, el cumplimiento de las leyes y la opresión de la autoridad en un mundo que ha perdido las reglas?. ¿Es acaso la oportunidad para revalorar la propia existencia y salir corriendo a saldar esas deudas que uno mantenía consigo mismo, todas esas cosas que uno siempre se negó por inhibición, falta de tiempo y recursos, y que ahora debe cumplir a las apuradas ya que no habrá otra oportunidad de concretarlas?.

Hay tantas inquietudes, tantas situaciones interesantes, tantas posibilidades… incluso la alternativa de encarar todo esto como una comedia negrísima, mostrando todos los arrebatos de locura que podrían surgir en semejante escenario – ya me imagino un sketch a lo Monty Python con un monton de burócratas exigiendo papeleo imposible de cumplir en los brevísimos 21 días que nos deparan del fin del mundo -. Lamentablemente Lorene Scarfaria no es Monty Python, y ni siquiera se anima a plantear todas las preguntas apasionantes que brindaría semejante escenario, optando por un enfoque blandengue y romanticoide. Mientras que uno podría afirmar que se trata de un enfoque válido – la gente se redescubre y termina por encontrar al amor de su vida en el filo mismo del momento de la extinción de la raza humana -, la puesta en escena deja bastante que desear. El gran problema de Buscando un Amigo Para el Fin del Mundo es que las escenas son tremendamente dispares, y el tono del relato nunca termina por quedar definido. Hay momentos de tibia comedia – cuando uno ve los excesos que comete la gente -, pero el resto del tiempo Steve Carell vive sumido en un estado de semi-depresión, y al personaje de Keira Knightley sólo parece interesarle las banalidades. Que estos dos caracteres terminen siendo medianamente queribles es gracias al esfuerzo sobrehumano que ponen Carell y Knightley, los cuales demuestran ser intérpretes de gran altura. Pero el libreto es un acolchado de retazos que mezcla momentos inspirados con secuencias fallidas, y que nunca termina por cuajar. No se molesta en analizar por qué la esposa de Carell lo ha abandonado, o siquiera cuáles son las deudas que lo distancian de su padre; los encuentros con personajes pintorescos a lo largo de su travesía no son lo que se dicen inspirados, y toda esta gente vive en una especie de letanía de la cual nunca terminan de salir. Lo que digo es que, para intentar ser una comedia romántica offbeat, tendría que tener más momentos movilizantes. Sin dudas los hay – la charla telefónica de Keira Knightley, la noche del vuelo a Gran Bretaña, el encuentro con el padre que compone Martin Sheen -, pero no terminan de generar esa carga emocional que daría un balance tremendamente positivo, el cual que nos tendría que poner tristes cuando estos personajes se topan con su final.

Yo creo que Buscando un Amigo Para el Fin del Mundo es una oportunidad desperdiciada. El resultado es tibio y no me termina de convencer, quizás porque la interacción entre los personajes principales se ve forzada. Había dos millones de maneras diferentes de encarar la película, y ésta es una de las menos satisfactorias. Podría haber sido un drama amarguísimo, una comedia negrísima, o un filme tremendamente existencial. Así como está es una comedia tibia con final triste, el cual queda mas que anticipado desde los primeros fotogramas del filme.