Crítica: El Monstruo Está Vivo III: La Isla de los Monstruos (1987)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1987: Michael Moriarty (Stephen Jarvis), Karen Black (Ellen Jarvis), James Dixon (teniente Perkins), Laurene Landon (Sally), MacDonald Carey (juez Milton Watson), Gerrit Graham (Ralston)

Director: Larry Cohen, Guión: Larry Cohen

Trama: Siguen naciendo bebés mutantes. El actor Stephen Jarvis, padre de uno de ellos, llega hasta la Corte Suprema para evitar su exterminio, y consigue que el juez les asigne una isla para que sean desterrados y vivan lejos de la sociedad humana. Pero ahora han pasado cinco años, y el juzgado quiere chequear el estado de los niños. Jarvis termina integrando la expedición a la isla, pero al llegar todos sus miembros – con excepción de Jarvis – terminan siendo masacrados. Los mutantes han crecido a proporciones gigantes, e incluso han comenzado a procrearse entre sí. Utilizando sus poderes telepáticos, el hijo mutante de Jarvis domina a su padre para que maneje el barco y los lleve de regreso al continente – específicamente, a donde vive Ellen Jarvis, su ex esposa y madre de la criatura -. Pero al tocar tierra, terminarán por desatar una masacre, y Stephen irá tras ellos para evitar su exterminio por parte de la policía.

El Monstruo Está Vivo III: La Isla de los Monstruos – ¡Hey, Larry!

– ¿Qué, Michael?

– Este guión no está terminado y es algo soso. ¿Querés que improvise algo, así salimos a filmarlo ya?

– Eh… está bien. Eso sí: no vuelvas a fumar esa droga mala durante el rodaje.

– Nooo… quedáte tranquilo.

El Monstruo Está Vivo III: La Isla de los Monstruos es la segunda de las secuelas del clásico de culto El Monstruo Está Vivo (1974), y fué desarrollada específicamente como una de las primeras producciones directo a video. Regresa el creador de la saga Larry Cohen con la intención de darle un cierre a la historia. Si bien la trama arranca de manera fabulosa, a los quince minutos comienza a desbarrancarse muy mal. Es como si el guión hubiera perdido el rumbo, y el peso de la historia hubiera caido en las improvisaciones de los actores. En realidad, de uno de ellos, y el principal responsable de arruinar la película. Sí amigos: ese criminal tiene nombre y apellido: Michael Moriarty.

Decir que, en la vida real, Michael Moriarty está loco es quedarse algo corto de adjetivos. Es un tipo completamente sacado, que ha tenido problemas en casi todas las producciones en donde ha trabajado. El tipo ha salido a proclamar públicamente sus ideas en contra del aborto, Bill Clinton, el Islam y Arthur Conan Doyle (wtf?). Cuando había encontrado un trabajo serio y meritorio como el del abogado de la serie La Ley y el Orden, en 1994 comenzó a sentirse censurado por el gobierno y perseguido por la fiscal general Janet Reno. El lío con Reno creció hasta tal nivel – solicitadas en los diarios, debates en televisión – que los productores de la serie terminaron por echarlo, y Moriarty se fue a vivir a Canadá, considerándose un “exiliado político”. Así de pirado está Moriarty.

De alguna manera la personalidad excéntrica de Moriarty sedujo a Cohen, ya que pasó a ser su actor fetiche en numerosas de sus películas. Pero mientras más terreno abarcaba Moriarty, la calidad de los filmes de Cohen se vino en picada. Es como un loco lindo que habla estúpideces graciosas, pero que no tienen nada que ver con el resto de la historia que intentan rodar. Y aquí, en El Monstruo Está Vivo III: La Isla de los Monstruos, el caso es más que obvio.

El arranque de la película es muy bueno. La epidemia de nacimientos de bebés mutantes continúa, y el caso ha llegado a la justicia. Toda la escena en que Michael Moriarty debe demostrar ante el juez que no tiene miedo a acariciar a su propio hijo es excelente. Los chicos son desterrados a una isla, y a los años se arma una expedición para chequear su estado. En el medio, los responsables del laboratorio que hizo los medicamentos que provocaron las mutaciones se van de safari a la isla (con idea de cazar a los mutantes), sólo para terminar masacrados por estos … Sí amigos, aquí hay un montón de ideas que robaría Michael Crichton para su saga de Jurassic Park.

Es posible que el libreto quisiera mostrar que semejante situación terminó por desquiciar al personaje de Michael Moriarty – la secuencia en donde empieza a hacer chistes sobre su hijo en una fiesta organizada por el bufete de abogados tras ganar el juicio parece ir en tal sentido -, ya que hasta ese entonces venía todo muy serio. Pero lo que sigue es directamente salvaje y absurdo. No niego que muchas de las intervenciones son muy graciosas – el acoso sexual a la especialista de la misión; la prueba del dardo tranquilizador con uno de los científicos -, pero pasa el tiempo y la película se vuelve cada vez más estúpida – tampoco ayuda el hecho que los FX de los bebés adolescentes hace que se vean como mamotretos gigantes -. El colmo es cuando Moriarty es abandonado en alta mar por los mutantes y va a parar a la Cuba de Fidel Castro … sólo para terminar siendo ayudado por los cubanos, regresando a Norteamérica en una balsa con uniforme castrista y una pistola rusa (!).

El clímax es extremadamente absurdo, pero para esa altura pareciera que a nadie le importaba un cacso lo que pasaba en pantalla. Lo que había empezado bien termina siendo un insulto para los fans de la saga.

El Monstruo Está Vivo III: La Isla de los Monstruos en sí no es abominable, ya que entretiene en un sentido u otro, sea por sus aciertos o por las situaciones increíblemente bizarras que empieza a exhibir sobre el final. Pero definitivamente es esquizofrénica: arranca como una película de terror seria, y termina convirtiéndose en una parodia de sí misma. Es una conclusión lamentable para lo que era una franquicia más que interesante.

LA SAGA DE IT´S ALIVE

La saga de Larry Cohen de It´s Alive se compone de: El Monstruo Está Vivo (1974); El Monstruo Está Vivo II (1978); y El Monstruo Está Vivo III: La Isla de los Monstruos (1987). Está Vivo (2008) es una terrible remake del primer filme.