Crítica: Despues de la Tierra (After Earth) (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2013: Jaden Smith (Kitai Raige), Will Smith (Cypher Raige), Sophie Okonedo (Faia Raige), Zoe Isabella Kravitz (Senshi Raige)

Director: M. Night Shyamalan, Guión: M. Night Shyamalan & Gary Whitta

Trama: En el futuro la Tierra se habrá convertido en un territorio inhabitable. Ello ha obligado a la humanidad a emigrar a las estrellas, tomando como su nueva casa el planeta Nova Prime. El problema es que el mismo estaba habitado por una raza alienígena, la cual ha entrado en guerra con los humanos y azota las colonias lanzando hordas de criaturas destructivas conocidas como los Ursa. La única manera de combatir los Ursas – que son ciegos y se guían por el olor de las feromonas producidas por el miedo ante su aterradora presencia – ha sido crear a los Rangers, un cuerpo de soldados con absoluto autocontrol sobre el pánico y capaz de acercarse de manera inadvertida a las criaturas para matarlas en un fugaz combate cuerpo a cuerpo. Ahora el joven Cypher Raige ha sido reprobado como cadete Ranger, decepcionando las expectativas que había puesto en él su severo padre, el general Kitai Raige. Pero Kitai busca un acercamiento con su hijo, y por ello le termina pidiendo que lo acompañe en una de sus próximas misiones. El problema es que la nave en la que viajan sufre un grave accidente y termina estrellándose en el desolado planeta Tierra, en donde todo el ecosistema ha evolucionado para transformarse en letal trampa para los humanos. Con el resto de la tripulación muerta y su padre seriamente herido, Cypher deberá encontrar el modo de ubicar la baliza planetaria – la cual se encuentra en la otra mitad de la nave, la cual ha caído a unos 100 kilómetros de su actual posición -. Y, por si todo esto fuera poco, un especimen de Ursa que llevaban en la nave se ha liberado y se encuentra al acecho, esperando la hora de poder atacarles. No pasará mucho tiempo antes de que el aprendiz comprenda que el encuentro con la criatura es inevitable y de cuyo resultado dependerá no sólo su vida sino también la vida de su padre.

Despues de la Tierra Todos los seres humanos tenemos una curva de creatividad; aprendemos, desarrollamos nuestros talentos y, en un determinado momento de nuestra vida, tenemos un pico de brillantez cuya duración es indeterminada y depende de cada caso. Luego, agotada la instancia de ser novedoso, uno comienza a copiarse a si mismo y entra en un período de decadencia, cuya pronunciación depende de la capacidad de adaptación / reinvención de cada uno. Eso es inevitable: el cerebro humano posee su desgaste y la vida misma nos agota, con lo cual no nos inspiran las mismas cosas ni sentimos el mismo ímpetu de cuando éramos jóvenes. Aún los artistas más geniales tienen su declive, simplemente porque nadie es perfecto.

Mientras que el ascenso y descenso de talento es una cuestión natural, existen excepciones en las cuales ese declive resulta tan rápido y brusco que resulta alarmante. En esas ocasiones lo que influye no es el paso del tiempo ni el desgaste físico, sino el ego inflado y la falta de sentido común. Si en los actores hemos visto semejantes caídas en picada (tipo Cuba Gooding Jr), en los directores el caso patente es M. Night Shyamalan. El tipo creó un puñado de genialidades – Sexto Sentido, Unbreakable, Señales -, y después se lanzó a la hoguera, especialmente a partir de La Dama del Agua (2006), película universalmente repudiada. Desde entonces ha sido incapaz de escribir o dirigir algo decente, sea El Fin de los Tiempos, Devil, o El Ultimo Guerrero del Aire. Si el tipo hoy sigue teniendo trabajo es gracias a que aún deben existir fanáticos de sus primeras obras; pero Shyamalan no es siquiera la sombra de lo que una vez fue – prometía ser un nuevo Hitchcock -, y hoy se desempeña más como director a sueldo que como fuerza creativa independiente.

En el caso que nos ocupa, Shyamalan termina siendo un empleado de Will Smith, otro talentoso que parece haber comenzado su declive – cuando uno revisita secuelas de sus antiguos éxitos o empieza a patrocinar proyectos propios que terminan siendo repudiados, pronto queda en evidencia que la suerte de uno ha cambiado -. Smith quería armar un proyecto para trabajar con su hijo, el insufrible Jaden Smith – el mismo que arruinó la remake de Ultimatum a la Tierra y lloraba como un descocido en En Busca de la Felicidad -, el cual había comenzado como una historia de aventuras en donde un padre y su hijo sufrían un accidente mientras hacían un día de campo en un enorme parque natural tipo Yellowstone, y el chico debía darse maña para buscar ayuda mientras sorteaba todo tipo de peligros naturales. El cómo semejante historia minimalista se transformó en un bofe futurista y sobreinflado de 130 millones de dólares es un misterio. El punto es que para mantener los conceptos básicos de la historia – ambiente hostil, maduración abrupta del joven y reencuentro con su padre, el cual está seriamente herido -, el libreto se despacha con un montón de sentencias de base que resultan tremendamente forzadas o que, llegado el caso, explorarlas hubiera resultado muchísimo más interesante que ver al ladrillo de Jaden correteando por paisajes hechos en CGI y poniéndo cara de atormentado en primerísimo plano. ¿Por qué la historia retiene el hecho de que los protagonistas son terrícolas?. ¿Acaso no inventamos las armas de fuego – o si estamos en el futuro y tenemos tecnología para viajar a las estrellas, no tenemos siquiera un mísero lanzallamas -?. ¿Cúal es la lógica de tener que enfrentarse a un gigantesco bicho alienígena munido de un cuchillo Tramontina?. Muchas de estas cosas se resolverían si me dijeran que los Smiths – padre e hijo – son integrantes de una raza alienígena – que desconoce la pólvora o los rayos láser -, con lo cual esos cambios culturales resultarían razonables… pero, si los Smiths fuesen marcianos, jamás podríamos ponerle de titulo al filme “Después de la Tierra”. ¿O sí?.

Mientras que todos esos detalles son de una banalidad impresionante – y que se podrían haber corregido tachando simplemente la palabra “humanos” del libreto -, por otra parte los mismos podrían haber servido para crear una historia al menos diferente. Digo: tachen otra palabra (Rangers) y pongan Jedis, y verán que la trama puede resultar interesante. Si estos soldados han sido forjados en una orden que domina su miedo, los mismos terminan por transformarse en una especie de monjes guerreros guiados por su propia filosofía. A mí me hubiera gustado mucho más ver el entrenamiento de esos monjes guerreros (y el inicio de las hostilidades con los aliens; otro insufrible detalle adicional es: si son tan avanzados, ¿por qué crean / clonan criaturas asesinas sin ojos? ¿acaso no les alcanzaba el presupuesto?), que tener una vulgar aventura de supervivencia.

Existen muchísimas maneras en que la historia de Después de la Tierra podría haberse pulido para ser más lógica y menos prepotente. Que los Rangers, en vez de ser monjes, fueran soldados que tomaran una droga para inhibir sus miedos; esto, al menos, hubiera servido para que Will Smith actuara como un ser humano el resto del tiempo en vez de un zombie en estado de coma 4. Como su personaje es tan reprimido – esconder sus sentimientos es imprescindible para que no lo atrapen las criaturas que olfatean su miedo -, resulta insufriblemente monocorde y aburrido, una performance que bordea lo robótico y que termina siendo abrumadoramente chocante.

En vez de centrarnos en la épica espacial, los egos de Guillermo Smith nos obligan a ver una hora y media de su hijo en acción, el cual demuestra tener talento cero en cuanto a actuación y carisma. Jaden corre y corre, y hay un montón de sanata seudo filosófica – en la que muchos creen ver un mensaje subliminal de la Cientología, seudo religión a la que Smith le ha hecho más de un guiño en varias ocasiones de la vida real – que resulta tremendamente hueca, especialmente porque el personaje de Jaden es un histérico todo el tiempo. Si me dijeras que el chico evoluciona a lo largo de la cinta hubiera resultado natural y creíble, pero el muchacho sólo se vuelve un guerrero zen autocontrolado en los últimos cinco minutos de filme y sólo cuando el enfrentamiento con el bicharraco es insoslayable.

Yo no cargaría todas las tintas contra Shyamalan. Al menos Después de la Tierra está bastante bien dirigida, ya que tiene grandes planos, buenos efectos especiales – aunque los de los animales dejan bastante que desear -, y tiene ritmo. Comparado con sus últimos bodrios, After Earth es un paso adelante en dirección a salir del pozo. El problema mayor es el ego de Smith padre, empecinado en que apreciemos los talentos inexistentes de Smith hijo. Para ello lo hace correr todo el tiempo, lo involucra en persecuciones demasiado artificiales como para resultar excitantes, y lo hace participar en giros de tuerca demasiado rebuscados e ilógicos (como la ayuda del condor mutante gigante). Y ni siquiera todas esas correrías sirven para que su personaje crezca como debería hacerlo.

Después de la Tierra es aburrida y tiene una cuota importante de desprolijidades narrativas. La anécdota está plagada de enseñanzas huecas, las performances son pobres, y los FX son dispares. Si hubieran archivado a Jaden Smith y se hubieran centrado en la historia de los soldados / monjes, la historia hubiera sido muchísimo más interesante. Pero todo acá va de lo anodino a lo rebuscado, y en todo caso, nada de lo que ofrece termina siendo satisfactorio.

M. NIGHT SHYAMALAN

Algunos de sus filmes comentados en este portal: Sexto Sentido (1999) – El Protegido (2000) – Señales (2002) – El Fin de los Tiempos (2008) – Después de la Tierra (2013) – The Visit (2015) – Fragmentado (Split) (2017) – Glass (2019)